martes, 1 de octubre de 2024

CAPÍTULO 24 David peca al contar a Israel y a Judá

Capítulo 24

David peca al contar a Israel y a Judá — Los hombres de guerra suman un millón trescientos mil — Jehová destruye a setenta mil hombres con una peste — David ve a un ángel, ofrece sacrificio, y la plaga se detiene.

1 Y volvió a encenderse el furor de Jehová contra Israel, e incitó a David contra ellos a que dijese: Ve y haz un censo de Israel y de Judá.

2 Y dijo el rey a Joab, general del ejército que estaba con él: Recorre ahora todas las tribus de Israel, desde Dan hasta Beerseba, y haz un censo del pueblo, para que yo sepa el número de la gente.

3 Y Joab respondió al rey: Añada Jehová tu Dios al pueblo cien veces más de los que son, y que lo vea mi señor el rey; pero, ¿por qué se complace en esto mi señor el rey?

4 Sin embargo, la palabra del rey prevaleció sobre la de Joab y sobre la de los capitanes del ejército. Salió, pues, Joab con los capitanes del ejército, de delante del rey, para hacer el censo del pueblo de Israel.

5 Y pasaron el Jordán y acamparon en Aroer, a la derecha de la ciudad que está en medio del valle de Gad y en dirección a Jazer.

6 Después fueron a Galaad y a la tierra baja de Hodsi; y de allí fueron a Danjaán y doblaron hacia Sidón.

7 Y fueron luego a la fortaleza de Tiro y a todas las ciudades de los heveos y de los cananeos; y salieron al sur de Judá, hasta Beerseba.

8 Y después que hubieron recorrido toda la tierra, volvieron a Jerusalén al cabo de nueve meses y veinte días.

9 Y Joab dio al rey el número del censo del pueblo; y fueron los de Israel ochocientos mil hombres valientes que sacaban espada, y de los de Judá, quinientos mil hombres.

10 Y después que David hubo censado al pueblo, le pesó en su corazón; y dijo David a Jehová: Yo he pecado gravemente por haber hecho esto; pero ahora, oh Jehová, te ruego que quites el pecado de tu siervo, porque yo he actuado muy neciamente.

11 Y por la mañana, cuando David se hubo levantado, vino la palabra de Jehová al profeta Gad, vidente de David, diciendo:

12 Ve y di a David: Así ha dicho Jehová: Tres cosas te ofrezco: tú escogerás una de ellas, para que yo la haga.

13 Vino, pues, Gad a David, y se lo hizo saber y le dijo: ¿Quieres que te vengan siete años de hambre en tu tierra? ¿O que huyas tres meses delante de tus enemigos y que ellos te persigan? ¿O que tres días haya peste en tu tierra? Piensa ahora, y mira qué responderé al que me ha enviado.

14 Entonces David dijo a Gad: Estoy en gran angustia; es preferible caer ahora en manos de Jehová, porque sus misericordias son muchas, a caer yo en manos de hombres.

15 Y envió Jehová la peste sobre Israel desde la mañana hasta el tiempo señalado; y murieron setenta mil hombres del pueblo, desde Dan hasta Beerseba.

16 Y cuando el ángel extendió su mano sobre Jerusalén para destruirla, Jehová se arrepintió de aquel mal y dijo al ángel que destruía al pueblo: Basta ahora; detén tu mano. Y el ángel de Jehová estaba junto a la era de Arauna, el jebuseo.

17 Y David dijo a Jehová, cuando vio al ángel que hería al pueblo: Yo pequé; yo hice lo malo. ¿Qué han hecho estas ovejas? Te ruego que tu mano se vuelva contra mí y contra la casa de mi padre.

18 Y Gad vino a David aquel día y le dijo: Sube y levanta un altar a Jehová en la era de Arauna, el jebuseo.

19 Y subió David, conforme al dicho de Gad, según lo había mandado Jehová.

20 Y miró Arauna y vio al rey y a sus siervos que venían a él. Salió entonces Arauna y se inclinó delante del rey, rostro a tierra.

21 Y Arauna dijo: ¿Por qué viene mi señor el rey a su siervo? Y David respondió: Para comprar de ti la era, a fin de edificar un altar a Jehová, para que cese la plaga de entre el pueblo.

22 Y Arauna dijo a David: Tome y ofrezca mi señor el rey lo que bien le parezca; he aquí, bueyes para el holocausto, y los trillos y los yugos de los bueyes para leña.

23 Todo esto, oh rey, Arauna lo da al rey. Y dijo Arauna al rey: Jehová tu Dios te sea propicio.

24 Y el rey dijo a Arauna: No, sino que por precio te lo compraré, porque no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no me cuesten nada. Entonces David compró la era y los bueyes por cincuenta siclos de plata.

25 Y edificó allí David un altar a Jehová, y sacrificó holocaustos y ofrendas de paz; y Jehová se aplacó con la tierra, y cesó la plaga de entre Israel.

 
carlos adrian gomez burgara
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