El Salmo 23, atribuido a David, es un canto de confianza en la provisión y protección divina. Con la metáfora del pastor y sus ovejas, destaca:
Provisión:
"El Señor es mi pastor, nada me faltará" (v. 1).
Simboliza cuidado, descanso ("verdes pastos") y paz ("aguas de reposo").Guía y protección:
"Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré" (v. 4).
Dios ofrece dirección ("sendas de justicia") y consuelo ("tu vara y tu cayado me infunden aliento").Bendición ante la adversidad:
"Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores" (v. 5).
Destaca la honra y abundancia divinas incluso en conflicto.Seguridad eterna:
"En la casa de Jehová moraré por largos días" (v. 6).
Refleja la certeza de la presencia permanente de Dios.
El salmo resalta la fe inquebrantable en la bondad y fidelidad divinas, tanto en la vida terrenal como en la eternidad.
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