Lunes 20 de abril
Ellos siguen hablando injuriosamente de ustedes (1 Ped. 4:4).
Para continuar andando en la verdad, no debemos ceder a la presión de los demás. Cuando conocimos la verdad, nuestra relación con amigos y familiares no Testigos cambió. Algunos respetaron nuestras nuevas creencias, pero otros las rechazaron de plano. Puede que nuestros familiares y los compañeros de clase o trabajo nos inviten a celebrar con ellos ciertas festividades. ¿Qué nos ayudará a resistir la presión de participar en costumbres y fiestas que Jehová odia? Tener claro por qué las ve así. También es útil repasar lo que han dicho nuestras publicaciones sobre el origen de esas celebraciones. Cuando nos recordamos los motivos bíblicos por los que no participamos en ellas, nos convencemos de que andamos en el camino que le agrada a Dios (Efes. 5:10). Confiar en Jehová y en su Palabra nos protegerá del miedo al qué dirán (Prov. 29:25). w18.11 11 párrs. 10, 12
Martes 21 de abril
Jehová estaba con José, y lo que él efectuaba, Jehová hacía que tuviera éxito (Gén. 39:23).
Es muy fácil que los cambios inesperados hagan que miremos al futuro con miedo y nos paralicen. Eso podría haberle ocurrido a José. Pero todo indica que él decidió hacer cuanto estaba en su mano a fin de que Jehová tuviera algo que bendecir. Por eso, aun estando en prisión, trató de cumplir bien con todo lo que le encargó el oficial principal, igual que había hecho cuando trabajaba para Potifar (Gén. 39:21, 22). Igual que José, puede que nos encontremos en una situación sobre la que tengamos poco o ningún control. Pero, si somos pacientes y nos esforzamos por hacer cuanto esté en nuestra mano, le daremos a Jehová algo que pueda bendecir (Sal. 37:5). Sí, es posible que a veces nos sintamos confundidos, pero nunca estaremos “absolutamente sin salida” o desesperados, como dijo el apóstol Pablo (2 Cor. 4:8). Y así será sobre todo si nos mantenemos centrados en el ministerio cristiano. w18.10 29 párrs. 11, 13
Miércoles 22 de abril
Dios no es injusto para olvidar la obra de ustedes y el amor que mostraron para con su nombre (Heb. 6:10).
Imaginemos que nos encontramos con alguien a quien conocemos y respetamos, pero esa persona no recuerda cómo nos llamamos o, peor aún, ni siquiera nos reconoce. ¿Cómo nos sentiremos? Seguro que nos pondremos muy tristes, pues todos tenemos el deseo natural de que se nos reconozca. Pero no queremos solo que se sepa quiénes somos, sino que se valore la clase de personas que somos y lo que hemos hecho (Núm. 11:16; Job 31:6). Sin embargo, igual que ocurre con otros deseos naturales, nuestro deseo de tener reconocimiento puede distorsionarse debido a la imperfección. Además, el mundo de Satanás puede hacer que deseemos ser importantes y famosos. Cuando eso ocurre, no le damos a Jehová, nuestro Padre celestial, la honra y la adoración que merece (Rev. 4:11). w18.07 7 párrs. 1, 2
Jueves 23 de abril
El mundo entero yace en el poder del inicuo (1 Juan 5:19).
No nos sorprende, por tanto, que Satanás y sus demonios influyan en quienes ocupan puestos importantes para que digan mentiras (1 Tim. 4:1, 2). Los guías de las religiones falsas son especialmente culpables. ¿Por qué? Porque quienes creen sus mentiras y practican lo que Dios odia pueden perder la oportunidad de vivir para siempre (Os. 4:9). Jesús sabía que los líderes religiosos de su día engañaban a las personas. Les dijo en la cara: “¡Ay de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas!, porque atraviesan mar y tierra seca para hacer un solo converso, y cuando este llega a serlo, lo hacen merecedor del Gehena [la destrucción eterna] dos veces más que ustedes” (Mat. 23:15, nota). Jesús los condenó y les dijo con toda la razón: “Ustedes proceden de su padre el Diablo”, que era un “homicida” (Juan 8:44). w18.10 7 párrs. 5, 6
Viernes 24 de abril
Felices son ustedes cuando los vituperen y los persigan por mi causa (Mat. 5:11).
¿Por qué dijo Jesús esto? Él mismo respondió: “Regocíjense y salten de gozo, puesto que grande es su galardón en los cielos; porque de esa manera persiguieron a los profetas antes de ustedes” (Mat. 5:12). Cuando golpearon a los apóstoles y les ordenaron que dejaran de predicar, estos “se fueron de delante del Sanedrín, regocijándose”. Claro, a ellos no les agradó que los azotaran, pero se alegraron “porque se les había considerado dignos de sufrir deshonra a favor del nombre” de Jesús (Hech. 5:41). En nuestros días, los siervos de Jehová también aguantamos con gozo cuando sufrimos por el nombre de Jesús o cuando afrontamos problemas graves (Sant. 1:2-4). A nosotros tampoco nos gusta sufrir. Pero, si somos leales durante las pruebas, Jehová nos ayudará a aguantar con valor. Cuando tenemos la aprobación del “Dios feliz”, somos felices aunque suframos persecución religiosa o se opongan nuestros familiares (1 Tim. 1:11). w18.09 21 párrs. 18-20
Sábado 25 de abril
Su insistencia está en penoso afán y cosas perjudiciales (Sal. 90:10).
Como en estos “tiempos críticos” la vida está llena de “penoso afán y cosas perjudiciales”, una gran cantidad de personas sufren angustia emocional. Muchas pierden las ganas de vivir (2 Tim. 3:1-5). Se calcula que todos los años se suicidan más de 800.000 personas, es decir, 1 cada 40 segundos. Tristemente, incluso algunos hermanos se han sentido así y se han quitado la vida. Aunque la mayor parte de nuestros hermanos no se dan por vencidos, muchos tienen que lidiar con situaciones muy tensas y necesitan nuestro cariño y consuelo. Algunos sufren persecución y son objeto de burlas. Otros tienen que aguantar que sus compañeros de trabajo hablen mal de ellos. O puede que estén agotados por tener que trabajar horas extras o porque su empleo es muy estresante. Y hay quienes sufren problemas familiares graves, pues quizá tienen un cónyuge no creyente que no deja de criticarlos. Como consecuencia de estas y otras presiones, muchos cristianos se sienten agotados en sentido físico y emocional. w18.09 13 párrs. 3, 5
Domingo 26 de abril
No tengo mayor causa de sentir agradecimiento que estas cosas: que oiga yo que mis hijos siguen andando en la verdad (3 Juan 4).
Los padres trabajan con Jehová cuando animan a sus hijos a ponerse metas espirituales. Con los años, muchos de esos niños se hacen siervos de tiempo completo y sirven lejos de su familia. Algunos son misioneros, otros son precursores en lugares donde hacen falta predicadores del Reino y algunos sirven en Betel. Claro, como viven lejos, sus familias no pueden verlos tanto como les gustaría. A pesar de ello, los padres abnegados animan a sus hijos a continuar en sus asignaciones. ¿Por qué? Porque les hace muy felices saber que sus hijos están poniendo el Reino en primer lugar. Muchos de esos padres tal vez se sientan como Ana, que dijo que le había prestado su hijo Samuel a Jehová. Esos padres hacen bien en ver esta manera de colaborar con Dios como un privilegio maravilloso que no cambiarían por nada (1 Sam. 1:28). w18.08 24 párr. 4
Lunes 27 de abril
Será cosa difícil el que un rico entre en el reino de los cielos (Mat. 19:23).
Jesús no dijo que sea imposible. Él también dijo: “Felices son ustedes, los pobres, porque de ustedes es el reino de Dios” (Luc. 6:20). Claro, con eso no quiso decir que todos los pobres lo escucharían y recibirían bendiciones especiales. De hecho, hubo muchos pobres que nunca se hicieron discípulos suyos. La idea es que no podemos decir si una persona es o no amiga de Jehová solo por lo que tiene en sentido material. El pueblo de Jehová está compuesto por muchos hermanos y hermanas que lo aman y le sirven de todo corazón. Algunos son ricos y otros son pobres. La Biblia les da este mandato a los ricos: “Cifren su esperanza, no en las riquezas inseguras, sino en Dios” (1 Tim. 6:17-19). Al mismo tiempo, les dice a todos los siervos de Dios —sean ricos o pobres— que es peligroso amar el dinero (1 Tim. 6:9, 10). Si abrimos los ojos y vemos a los hermanos como los ve Jehová, no cederemos a la tentación de juzgarlos por sus posesiones materiales. w18.08 10, 11 párrs. 11, 12
Martes 28 de abril
Sujétense a Dios (Sant. 4:7).
Desde luego, estamos deseosos de demostrar nuestra gratitud a Jehová por el honor de ser su pueblo. Sabemos que la mejor decisión que pudimos tomar fue dedicarle nuestra vida a él. Rechazamos por completo la maldad. Y amamos y respetamos a nuestros hermanos, pues reconocemos que también le pertenecen a Jehová (Rom. 12:10). La Biblia nos da esta garantía: “Jehová no desamparará a su pueblo” (Sal. 94:14). Esta promesa es segura no importa lo que nos pase. Ni siquiera la muerte puede impedir que Dios nos ame (Rom. 8:38, 39). “Por consiguiente, tanto si vivimos como si morimos, pertenecemos a Jehová” (Rom. 14:8). Estamos deseando que llegue el día en que Jehová devuelva la vida a todos sus amigos leales que han muerto (Mat. 22:32). Incluso ahora disfrutamos de muchas bendiciones. Como dice la Biblia, “feliz es la nación cuyo Dios es Jehová, el pueblo a quien él ha escogido por herencia suya” (Sal. 33:12). w18.0726 párrs. 18, 19
Miércoles 29 de abril
Todas las cosas son lícitas; pero no todas las cosas son ventajosas. Todas las cosas son lícitas; pero no todas las cosas edifican (1 Cor. 10:23).
Algunas personas quizá crean que, puesto que algunas decisiones son personales, como las que tienen que ver con la educación o el empleo, deben tener la libertad de elegir lo que deseen siempre que su conciencia se lo permita. Tal vez piensen en lo que Pablo les dijo a los corintios sobre los alimentos: “¿Por qué debería mi libertad ser juzgada por la conciencia de otra persona?” (1 Cor. 10:29). Es verdad que somos libres de tomar este tipo de decisiones. Sin embargo, debemos recordar que nuestra libertad es relativa y que todas las decisiones tienen consecuencias. Por tal razón, Pablo dijo las palabras del texto de hoy. Esto sin duda nos ayuda a entender que nuestras preferencias personales no son en absoluto lo más importante a la hora de tomar decisiones.w18.04 10 párr. 10
Jueves 30 de abril
Vuelvan a mí, y yo ciertamente volveré a ustedes (Mal. 3:7).
Un cristiano quizá diga que adora a Dios pero en realidad esté haciendo cosas malas (Jud. 11). Tal vez predique mucho y asista a todas las reuniones, pero al mismo tiempo alimente las fantasías sexuales, la avaricia o hasta el odio a algún hermano (1 Juan 2:15-17; 3:15). Esto puede llevarlo a pecar. Es posible que los demás no sepan lo que pensamos o hacemos, pero Jehová lo ve todo y sabe si estamos totalmente de su lado o no (Jer. 17:9, 10). Aun así, Jehová no nos da enseguida por perdidos. Si ve que nos estamos alejando de él, nos hace esta invitación: “Vuelvan a mí”. Él quiere que nos pongamos en contra de la maldad, sobre todo cuando luchamos contra nuestras debilidades (Is. 55:7). Si lo hacemos, nos apoyará y nos dará las fuerzas espirituales, emocionales y físicas que necesitemos para dominar la inclinación al pecado (Gén. 4:7). w18.07 18 párrs. 5, 6
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