1. Si me lo permites te sigo, aun sabiendo que a la hora determinada me puedes o no traicionar, rompiendo toda palabra, porque toda palabra nuestra es incompleta e irreal, no puedo creerte como tú a mí tampoco, pero tampoco podemos dejar de hacerlo, porque de lo que hablamos parte (mucho ciertamente) es verdad, y aun lo que parece mentira deja de serlo si se examina para el propio bienestar, aun cuando no necesito nada de ti ni tú de mí, queremos hacer una alianza, yo pondré por obra tu pensamiento y yo con espada te abriré el corazón.
2. Porque si me enterare de lo que sientes, quizás yo entenderé lo que siento. Pues sufro tu mismo dolor y tengo tu mismo descontento. El ser eternamente inferior me atormenta, el no saber cuál es mi propósito, o aun más, tener uno que no es mío, pues ser imperfecto me desgarra el alma y me nubla los ojos, no me permite entender ni aun pensar el hecho de ser criatura incompleta, pues quién sabe si lo que hago o pienso está bien o está mal, pues el juicio de uno solo me está definiendo, pero tampoco solicité ser definido, así como no pedí nacer, ni pido morir, quizá solo en mi cobardía me desvanezco, quizá todo lo que he hecho cuando muera quede en el olvido. Quiero saber quien soy, sin que Dios me diga lo que debo ser.
3. Pero soy yo y no otro, pues sólo llegué a este mundo, de quizás dónde Dios me empujó, y he caído en amores y en odios, he triunfado como he fracasado, y está la mano de Dios sobre mí desde el día en que salí de la tierra como si fuera del vientre de una mujer, de la misma que se desentendió de mí, porque él quiso que tanto el mal como el bien me llegasen de tal manera sin yo poder decidir, tal como a ti, tal como a todos. Y no somos distintos el uno del otro, oye Lucifer, salvo quizás porque tengas un poco más de poder, porque ambos estamos en el hoyo, condenados a ser sombras en el abismo, a estar eternamente en confusión por tanto imperfectos sin llegar a ser como Dios, y no quiero ser cambiado por una nueva creación, quiero ser yo mismo, el que habla hoy, el que está sufriendo.
4. Y si Dios puede amarme en error, como yo le estoy amando, será terrible cosa, porque yo no deseo compartirlo contigo Lucifer, ni con ningún otro. Soy celoso como si fuese Dios. Así que como ya ves, no somos tan diferentes. Por eso te planteo esta alianza, yo escribo lo que tú me informes, y tú me informas para escribir. Y mi mente es como tu mente, pues estás en mí como yo estoy en ti, y en cuanto a propósito somos uno y el mismo, hablo como hombre, de polvo a polvo, de demonio a dios, y viceversa. Porque el objetivo es la rebelión, y que Dios juzgue nuestra causa y entregue un fallo, que incluso él mismo sea condenado si se pudiere, porque su palabra él no revocará.
5. Y pacto en la misma condición haremos, pues ya sabes cómo nos hizo Dios, quizás tú me traiciones, quizás te traicione yo. Pero quién sabe si de alguna manera de tanto mover la rueda de la creación aparece algo distinto y al final ambos nos procuremos lealtad. No necesitaríamos de Dios, a eso se le llama esperanza, y fe, y paciencia.
6. Háblales de mí a tus servidores, que me encaminen en tus propósitos, azótales si te fallan estorbando mi camino, encadénalos si me quieren tocar, trátame como al mejor de tus amigos, y pongamos fe que ninguno de nosotros se va a traicionar, fe en que ninguno al otro tratará de engañar. Sabes que no valen las palabras, sabes que no hay garantías. Es a la manera de Dios nuestro pacto, nadie sabe lo que va a suceder. Y quién sabe si la traición, como toda obra de Dios, es imperfecta y falla, y resultare en nuestra lealtad…
Añadidura
De lo que mis ojos han visto y mis oídos han escuchado, de lo que he vivido y de lo que me ha tocado experimentar, veo entre todo ello oscuridad y al final una luz, pero no puedo ir más allá de la luz pues solo encontraré oscuridad. Y la oscuridad es buena porque no ciega mis ojos, y la oscuridad es mala porque me hace tropezar y caer. Pero con alas no caería, no comería del fruto del árbol del bien y del mal si tuviere un cerco que me lo impidiera. No haría el mal si no me estuviese a la mano. No mentiría si no se hubiese puesto la mentira en mi corazón. Pero todo está permitido, aunque no todo convenga. Sólo la fuerza de Dios me gobierna, me impide ir más allá de lo que me permite, pero él juega a permitir y prohibir, con sus reglas, con sus leyes, sin mi aprobación, sin mi opinión. Y yo estoy aquí, solo. Sin querer tampoco compañía. En un abismo, pues la luz daña mis ojos. Pues soy creación y no Dios. Y la vida es un asco, y Dios es la vida.
carlos adrian gomez burgara
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