Lunes 4 de mayo
Sigan llevando mucho fruto (Juan 15:8).
Jesús les había dicho a los apóstoles: “Mi paz les doy” (Juan 14:27). ¿Cómo nos ayuda su paz a dar fruto? Cuando aguantamos en la predicación, sabemos que contamos con la aprobación de Jehová y Jesús. Y eso nos da un sentimiento permanente de paz (Sal. 149:4; Rom. 5:3, 4; Col. 3:15). Después de decirles a los apóstoles que deseaba que su gozo se hiciera pleno, Jesús les explicó la importancia del amor altruista (Juan 15:11-13). Luego, les dijo: “Los he llamado amigos”. ¡Qué regalo tan especial! ¿Y qué tenían que hacer los apóstoles para continuar disfrutando de la amistad de Jesús? Seguir produciendo fruto (Juan 15:14-16). Unos dos años antes, Jesús les había mandado anunciar: “El reino de los cielos se ha acercado” (Mat. 10:7). Así que, en la última noche antes de morir, los animó a aguantar y continuar haciendo esa obra (Mat. 24:13; Mar. 3:14).w18.05 20, 21 párrs. 15, 16
Martes 5 de mayo
Cualquier cosa que el hombre esté sembrando, esto también segará (Gál. 6:7).
Joven, centra tu vida en agradar a Jehová y ponte metas espirituales. Puede que otros jóvenes de tu edad siempre estén divirtiéndose y te inviten a hacer lo mismo que ellos. Tarde o temprano, tendrás que demostrar si de verdad estás decidido a alcanzar tus metas. No dejes que la presión de los demás te distraiga. Hay varias cosas que puedes hacer para enfrentar la presión de otros chicos de tu edad. Por ejemplo, evita las situaciones en las que sabes que pueden surgir tentaciones (Prov. 22:3). Y piensa en las terribles consecuencias de que hicieras cosas malas. Otra cosa que también te ayudará es reconocer que necesitas la ayuda de otras personas. Si eres humilde, aceptarás con gusto los consejos que te den tus padres y otros cristianos con experiencia (1 Ped. 5:5, 6). ¿Tienes la humildad necesaria para aceptar sus consejos? w18.04 28, 29 párrs. 14-16
Miércoles 6 de mayo
Tengan firmemente asido lo que tienen hasta que yo venga. Y al que venza y observe mis hechos hasta el fin, le daré autoridad sobre las naciones (Rev. 2:25, 26).
En los mensajes de Jesús a algunas congregaciones de Asia Menor, él expresó su reconocimiento por la labor de sus seguidores. Por ejemplo, comenzó el mensaje a la congregación de Tiatira con estas palabras: “Conozco tus hechos, y tu amor y fe y ministerio y aguante, y que tus hechos recientes son más que los de antes” (Rev. 2:19). No solo dijo que habían aumentado su actividad, sino que los felicitó por las cualidades que motivaban su buen trabajo. Es verdad que tuvo que corregir a algunos cristianos de esta congregación, pero aun así comenzó y terminó su mensaje con palabras de ánimo (Rev. 2:27, 28). Jesús es cabeza de todas las congregaciones, de modo que tiene mucha autoridad sobre ellas. Por tanto, no está obligado a agradecernos lo que hacemos por él. Pese a ello, se asegura de expresar su reconocimiento. No cabe duda de que es un magnífico ejemplo para los ancianos. w19.02 16 párr. 10
Jueves 7 de mayo
Judas y Silas animaron a los hermanos con muchos discursos, y los fortalecieron (Hech. 15:32).
En el siglo primero, Jehová usó al cuerpo gobernante para dar ánimo a todos los cristianos, entre ellos a quienes dirigían las congregaciones. De hecho, enviaron a dos de sus miembros, Pedro y Juan, para que le pidieran a Jehová que los nuevos cristianos recibieran el espíritu santo (Hech. 8:5, 14-17). Seguro que este apoyo animó mucho al propio Felipe y a quienes se habían convertido al cristianismo. Hoy día, el Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová da ánimo a los miembros de la familia Betel, a los demás siervos especiales de tiempo completo y, por supuesto, a toda la hermandad mundial de cristianos verdaderos. Igual que en el siglo primero, todos nos alegramos de recibir su estímulo. Además, el Cuerpo Gobernante publicó en el año 2015 el folletoJehová desea que vuelva para animar a personas de todo el mundo a regresar a la verdad. w18.04 19 párrs. 18-20
Viernes 8 de mayo
Conocerán la verdad, y la verdad los libertará (Juan 8:32).
Mucha gente piensa que mientras más libertad tenga mejor les irá. Pero la realidad es que la libertad sin límites es tan peligrosa como un cuchillo muy afilado. ¿Cómo sería el mundo si no existieran límites de ningún tipo? Por ello, una enciclopedia dice: “En las leyes de toda sociedad organizada, existe un complejo equilibrio entre libertades y restricciones” (The World Book Encyclopedia). Sin duda, este es un asunto complejo. Pensemos en la inmensa cantidad de leyes escritas por los hombres, así como en los miles de abogados y jueces que se necesitan para interpretarlas y aplicarlas. El consejo de Jesús para obtener verdadera libertad implica hacer dos cosas. Primero, aceptar la verdad que él enseñó. Y, segundo, llegar a ser sus discípulos. Si lo hacemos, seremos realmente libres. ¿En qué sentido? Jesús siguió diciendo: “Todo hacedor de pecado es esclavo del pecado”. Y añadió: “Si el Hijo los liberta, serán realmente libres” (Juan 8:34, 36). w18.04 6, 7 párrs. 13, 14
Sábado 9 de mayo
Todos ustedes compartan sentimientos como compañeros (1 Ped. 3:8).
Todos nos sentimos cómodos junto a quienes se interesan por nuestros sentimientos y bienestar. Estas personas se esfuerzan por ponerse en nuestro lugar y entender lo que pensamos y sentimos. Perciben nuestras necesidades y nos ofrecen su ayuda, a veces incluso antes de que la pidamos. Valoramos a quienes muestran empatía o comparten “sentimientos como compañeros”. Todos los cristianos deseamos mostrar empatía. No obstante, tenemos que reconocer que quizás nos cuesta hacerlo. ¿Por qué? Una razón es que somos imperfectos y debemos luchar contra la tendencia innata a pensar sobre todo en nosotros mismos (Rom. 3:23). A algunos tal vez nos resulte difícil debido a nuestra crianza y a nuestro pasado. Y, por último, es posible que nos influya la actitud de la gente, pues en estos últimos días muchos no tienen en cuenta los sentimientos ajenos, sino que se aman a sí mismos (2 Tim. 3:1, 2). Sin embargo, imitar a Jehová y a su Hijo, Jesucristo, nos ayudará a mostrar más empatía.w19.03 14 párrs. 1-3
Domingo 10 de mayo
Salvaguarda tu corazón (Prov. 4:23).
El décimo mandamiento prohibía codiciar, es decir, desear con intensidad algo que le pertenece a otra persona (Deut. 5:21; Rom. 7:7). Con esta ley, Jehová les enseñó una lección valiosa a sus siervos: debían proteger sus pensamientos y sentimientos, o sea, su corazón. Él sabe que las malas acciones se originan en los malos pensamientos y sentimientos. Eso fue lo que le pasó al rey David. No era una mala persona, pero en una ocasión deseó a una mujer casada, y ese deseo lo llevó a pecar (Sant. 1:14, 15). Cometió adulterio con ella, trató de engañar a su esposo y por último se aseguró de que este muriera en batalla (2 Sam. 11:2-4; 12:7-11). Jehová ve más allá de las apariencias. Ve nuestro corazón, lo que de verdad somos por dentro (1 Sam. 16:7). No le podemos ocultar ningún pensamiento, sentimiento ni acción. Busca lo bueno en nosotros y nos ayuda a desarrollarlo. Pero también quiere que identifiquemos los malos pensamientos y los controlemos antes de que se conviertan en malas acciones (2 Crón. 16:9; Mat. 5:27-30). w19.02 21 párr. 9; 22 párr. 11
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