domingo, 14 de junio de 2020

Mostremos interés y seamos compasivos “Dejen de juzgar por las apariencias: sean justos cuando juzguen” (JUAN 7:24).

Mostremos interés y seamos compasivos

“Dejen de juzgar por las apariencias: sean justos cuando juzguen” (JUAN 7:24).
CANCIÓN 101 Sirvamos a Dios en unidad
AVANCE*
1. ¿Qué verdad reconfortante sobre Jehová nos revela la Biblia?
¿VERDAD que no nos gusta que nos juzguen por el color de la piel, los rasgos faciales o la complexión física? Por eso, nos reconforta saber que Jehová no nos juzga por lo que se ve a simple vista. Por ejemplo, cuando Samuel vio a los hijos de Jesé, no vio lo mismo que Jehová. Dios le había dicho que uno de ellos iba a ser rey de Israel. Pero ¿cuál? Al ver a Eliab, el mayor, Samuel dijo: “Seguro que Jehová ha elegido a este”. Eliab tenía el porte de un rey. “Pero Jehová le dijo a Samuel: ‘No te fijes en su apariencia ni en lo alto que es, porque lo he descartado’”. ¿Qué aprendemos? Dios añadió: “El hombre ve lo que tiene ante los ojos, pero Jehová ve el corazón” (1 Sam. 16:1, 6, 7).
2. De acuerdo con lo que dice Juan 7:24, ¿por qué no debemos juzgar a una persona por su apariencia? Dé un ejemplo.
Debido a la imperfección, todos tendemos a juzgar a los demás por las apariencias (lea Juan 7:24). Pero podemos saber muy poco de una persona basándonos solo en lo que vemos. Pongamos un ejemplo. Por más experimentado e inteligente que sea un doctor, sabrá muy poco sobre su paciente si solo se limita a mirarlo. Debe escucharlo con atención si quiere conocer los problemas de salud que ha tenido, su personalidad o los síntomas que presenta. Puede que hasta le indique que se haga una radiografía para ver su interior. Si el doctor no hace todo esto, podría emitir un diagnóstico equivocado. De modo parecido, no podemos comprender por completo a nuestros hermanos solo fijándonos en su aspecto exterior. Debemos esforzarnos por ver la clase de persona que son en su interior. A diferencia de Jehová, nosotros no podemos leer el corazón de los demás, así que jamás los entenderemos al grado que él lo hace. Pero sí podemos esforzarnos por seguir su ejemplo. Veamos cómo.
3. ¿A qué nos ayudarán los relatos bíblicos que analizaremos en este artículo?
Jehová escucha a sus siervos, toma en cuenta su pasado y sus circunstancias, y les muestra compasión. Analicemos cómo lo hizo en el caso de Jonás, Elías, Agar y Lot, y veamos cómo podemos seguir su ejemplo al tratar con nuestros hermanos.

ESCUCHEMOS CON ATENCIÓN

4. ¿Por qué podríamos tener una opinión negativa de Jonás?
Como no conocemos todos los detalles, podríamos pensar que Jonás era un hombre poco fiable e incluso desleal. Jehová le había dado la orden de anunciar un mensaje de condena en Nínive. Pero, en vez de obedecer, Jonás subió a un barco que iba en la dirección contraria, “lejos de Jehová” (Jon. 1:1-3). Nosotros quizás no le hubiéramos dado otra oportunidad para cumplir su misión. Pero Jehová pensó que sí la merecía (Jon. 3:1, 2).
5. Al leer las palabras de Jonás 2:1, 2, 9, ¿qué aprendemos sobre este profeta?
Podemos saber la clase de persona que Jonás era en realidad gracias a la oración que hizo desde el vientre del pez (lea Jonás 2:1, 2, 9). Esta oración, sin duda una de las muchas que hizo, nos ayuda a ver que él era más que un hombre que huyó de una asignación. Sus palabras reflejan humildad, gratitud y un intenso deseo de obedecer a Jehová. Con razón Jehová vio más allá de lo que Jonás hizo, contestó su oración y siguió usándolo como profeta.
Serie de fotografías: 1. Un hermano llega tarde a la reunión y busca una silla en la fila de atrás. Un hermano mayor mira su reloj y parece que se molesta porque el hermano llega tarde. 2. Después de la reunión, el hermano que llegó tarde le muestra al hermano mayor lo que le pasó a su automóvil por un accidente que tuvo de camino a la reunión.
Conocer los detalles de un asunto nos ayuda a tener más empatía. (Vea el párrafo 6).*
6. ¿Por qué vale la pena que escuchemos con atención a los demás?
Para escuchar con atención a los demás, debemos ser humildes y pacientes. Vale la pena que nos esforcemos, como mínimo, por tres razones. Primero, porque es menos probable que lleguemos a conclusiones equivocadas. Segundo, porque así sabremos cómo se siente nuestro hermano y por qué hace ciertas cosas. Esto nos ayudará a tener más empatía. Y, tercero, porque tal vez así lo ayudemos a descubrir algo sobre sí mismo. A veces, una persona no comprende del todo sus propias emociones hasta que las expresa (Prov. 20:5). Un anciano que sirve en Asia confiesa: “Recuerdo haber cometido el error de hablar sin haber escuchado. En cierta ocasión, le dije a una hermana que debía mejorar la calidad de sus respuestas en las reuniones. Después, me enteré de que le cuesta leer y que tiene que hacer un gran esfuerzo para comentar”. Es muy importante que los ancianos se aseguren de “oír los hechos” antes de aconsejar a alguien (Prov. 18:13).
7. ¿Qué aprendemos de la manera como trató Jehová a Elías?
A algunos hermanos les cuesta hablar de lo que sienten debido a su pasado, su cultura o su carácter. ¿Cómo podemos ayudarlos para que nos abran su corazón? Recordemos cómo trató Jehová a Elías cuando este huyó de la reina Jezabel. Pasaron muchos días antes de que este profeta le contara a su Padre celestial cómo se sentía. Y Jehová lo escuchó con atención. Luego lo animó y le encargó una importante labor (1 Rey. 19:1-18). Puede que a nuestros hermanos también les lleve algún tiempo confiar lo suficiente en nosotros como para abrirnos su corazón. Pero, si somos pacientes como Jehová, nos ganaremos su confianza, y con el tiempo nos dirán lo que sienten. Cuando lo hagan, escuchemos con atención.

CONOZCAMOS A NUESTROS HERMANOS

8. Tal como muestra Génesis 16:7-13, ¿cómo ayudó Jehová a Agar?
Agar, la sierva de Sarái, actuó con falta de prudencia después que llegó a ser esposa de Abrán. Cuando quedó embarazada, empezó a despreciar a Sarái, que no tenía hijos. Entonces, Sarái la castigó humillándola, y Agar tuvo que huir (Gén. 16:4-6). Como somos imperfectos, quizás pensemos que Agar no era más que una mujer orgullosa que recibió su merecido. Pero Jehová vio algo más en ella. Le envió a un ángel para que la ayudara a cambiar su actitud y para que la bendijera. Ella se dio cuenta de que Jehová la había estado observando y que conocía muy bien su situación. Por ello, se sintió impulsada a decirle: “Tú eres un Dios que ve” (lea Génesis 16:7-13).
9. ¿Qué tomó en cuenta Dios en el caso de Agar?
¿Qué vio Jehová en Agar? Conocía muy bien su pasado y todas sus vivencias (Prov. 15:3). Ella era egipcia, pero vivía en el hogar de una familia hebrea. ¿Se sentía a veces como una forastera? ¿Extrañaba a su familia y su tierra? Por otro lado, no era la única esposa de Abrán. Durante un tiempo, algunos siervos fieles de Dios tuvieron más de una esposa. Pero ese no era el propósito original de Jehová (Mat. 19:4-6). No nos extraña que esta situación provocara celos y rencores. Es cierto que Jehová no justificó que Agar le faltara el respeto a Sarái, pero también fue comprensivo con sus sentimientos y sus circunstancias.
Serie de fotografías: 1. En la reunión para el servicio del campo, una hermana parece poco sociable mientras los demás están entusiasmados por los planes para salir a predicar. 2. Dos ancianos visitan a esa hermana en su casa y la escuchan con atención.
Conozcamos mejor a los hermanos. (Vea los párrafos 10 a 12).*
10. ¿Qué podemos hacer para conocer mejor a los hermanos?
10 Podemos copiar el ejemplo de Jehová cuando tratamos de comprender a los demás. Con ese fin, conozcamos mejor a los hermanos. Hablemos con ellos antes y después de las reuniones, salgamos a predicar juntos y, si es posible, invitémoslos a comer. Cuando lo hagamos, quizás nos demos cuenta de que una hermana que parece antipática en realidad es tímida, que un hermano que tiene mucho dinero no es materialista sino generoso o que una familia que suele llegar tarde a las reuniones está afrontando oposición (Job 6:29). Claro, no debemos meternos “en asuntos ajenos” (1 Tim. 5:13). Pero es bueno que sepamos algo de nuestros hermanos y de las circunstancias que han influido en su carácter.
11. ¿Por qué es importante que los ancianos conozcan bien a los hermanos?
11 Es especialmente importante que los ancianos conozcan bien a los hermanos a los que sirven. Veamos el ejemplo de un superintendente de circuito llamado Artur. Él y otro anciano visitaron a una hermana que parecía ser tímida y retraída. Artur explica: “Nos enteramos de que su esposo murió pocos años después de haberse casado. Pese a las dificultades, ella enseñó a sus dos hijas a amar a Jehová. Pero ahora le fallaba la vista y padecía depresión. Aun así, su amor a Jehová y su fe no se habían debilitado. Nos dimos cuenta de que teníamos mucho que aprender de su buen ejemplo” (Filip. 2:3). Este superintendente de circuito procuraba imitar a Jehová, que conoce a sus siervos fieles y los sufrimientos que soportan (Éx. 3:7). Si los ancianos conocen bien a los hermanos, podrán ayudarlos mejor.
12. ¿Por qué le hizo bien a una hermana llamada Yip Yee conocer mejor a una hermana de su congregación?
12 Cuando conocemos mejor a un hermano que nos saca un poco de quicio, es más probable que lo comprendamos. Esto es lo que le pasó a una cristiana llamada Yip Yee, que vive en Asia. Cuenta: “Una hermana de mi congregación hablaba muy alto. Me parecía una maleducada. Pero, cuando salí con ella a predicar, me enteré de que les ayudaba a sus padres a vender pescado en el mercado. Tenía que hablar alto para llamar la atención de los clientes”. Y añade: “Aprendí que para entender a los hermanos tengo que conocerlos mejor”. No es fácil hacer esto. Pero, cuando seguimos el consejo bíblico de abrir de par en par nuestro corazón, imitamos a Jehová, que ama a “toda clase de personas” (1 Tim. 2:3, 4; 2 Cor. 6:11-13).

SEAMOS COMPASIVOS

13. Según Génesis 19:15, 16, ¿qué hicieron los ángeles cuando Lot se tardó, y por qué?
13 En un momento muy importante de su vida, Lot se demoró en obedecer a Jehová. Dos ángeles lo visitaron y le dijeron que sacara a su familia de la ciudad de Sodoma porque iban a destruirla (Gén. 19:12, 13). Pero, a la mañana siguiente, Lot y su familia todavía estaban en su casa. Entonces, los ángeles le advirtieron otra vez lo que iba a pasar, pero “Lot seguía tardándose”. Quizás pensemos que era indiferente o incluso desobediente. Pero Jehová no se rindió. Más bien, “le tuvo compasión”, y por eso los ángeles tomaron a toda la familia de la mano y la sacaron de la ciudad (lea Génesis 19:15, 16).
14. ¿Por qué le tuvo compasión Jehová a Lot?
14 ¿Por qué le tuvo compasión Jehová a Lot? Puede que fuera por varios motivos. Quizás Lot se resistía a dejar su casa por miedo a la gente que vivía fuera de Sodoma. Pero ese no era el único peligro. Es probable que supiera de los dos reyes que cayeron en pozos de alquitrán en un valle cercano (Gén. 14:8-12). Puede que también se preocupara por su esposa y sus hijas. Además, era rico, así que debía de tener una buena casa (Gén. 13:5, 6). Claro, nada de esto justificaba que no le hubiera obedecido a Jehová al instante. Pero Dios no se concentró en el error de Lot, sino que lo consideró un “hombre justo” (2 Ped. 2:7, 8).
Serie de fotografías: 1. En el mostrador de publicaciones, una hermana nota después de la reunión que otra está de mal humor. 2. Ese mismo día, las dos hermanas toman café y disfrutan un rato agradable juntas.
Si escuchamos a los demás, sabremos cómo mostrarles compasión. (Vea los párrafos 15 y 16).*
15. En vez de juzgar a una persona por lo que hace, ¿qué deberíamos hacer?
15 En vez de juzgar a una persona por lo que hace, esforcémonos por comprender cómo se siente. Verónica, una Testigo de Europa, intentó hacer esto. Dice: “Había una hermana que siempre parecía estar de mal humor. No se juntaba con nadie. A veces, me daba miedo hablarle. Pero pensé que si estuviera en su lugar me vendría bien tener una amiga. Así que decidí preguntarle cómo se sentía, y resulta que empezó a contármelo. Ahora la entiendo mucho mejor”.
16. ¿Por qué deberíamos pedirle a Jehová que nos ayude a tener más empatía?
16 El único que nos entiende a la perfección es Jehová (Prov. 15:11). Así que pidámosle que nos ayude a ver en los demás lo que él ve y a saber cómo mostrarles compasión. La oración ayudó a una hermana llamada Anzhela a tener más empatía. Una hermana de su congregación se había vuelto difícil de tratar. Anzhela confiesa: “Habría sido muy fácil caer en la trampa de criticarla y evitarla. Pero le pedí a Jehová que me ayudara a ponerme en su lugar”. ¿Le respondió su oración? Ella explica: “Un día, salimos a predicar juntas y después nos quedamos hablando durante horas. La escuché con compasión. Ahora siento más cariño por ella y quiero ayudarla”.
17. ¿Qué debemos esforzarnos por hacer?
17 No podemos escoger qué hermanos merecen nuestra tierna compasión. Todos tienen problemas, igual que Jonás, Elías, Agar y Lot. En algunos casos, ellos mismos se los han buscado. Pero, siendo realistas, ¿quién de nosotros no se ha causado problemas alguna vez? Por tanto, es lógico que Jehová nos pida que nos mostremos empatía unos a otros (1 Ped. 3:8). Cuando lo obedecemos, contribuimos a la unidad de nuestra preciosa familia mundial, que es tan variada. Así pues, esforcémonos por mostrar interés por nuestros hermanos y ser compasivos con ellos.
CANCIÓN 87 Ven a recibir ánimo
Como somos imperfectos, tenemos la tendencia a sacar conclusiones precipitadas de los demás y de sus motivos. Pero Jehová no es así. Él “ve el corazón” (1 Sam. 16:7). Este artículo analizará cómo ayudó con amor a Jonás, Elías, Agar y Lot. También nos ayudará a seguir su ejemplo al tratar con nuestros hermanos.
DESCRIPCIÓN DE LAS IMÁGENES: Un hermano mayor se molesta al ver que un hermano más joven llega tarde a la reunión. Luego se entera de que llegó tarde porque tuvo un accidente con su automóvil.
DESCRIPCIÓN DE LAS IMÁGENES: El superintendente del grupo de predicación al principio piensa que una hermana es fría y poco sociable, pero después se da cuenta de que es tímida y se siente incómoda cuando está con gente que no conoce bien.
DESCRIPCIÓN DE LAS IMÁGENES: Cuando una hermana dedica tiempo a conocer a otra, ve que es más simpática y cariñosa de lo que se había imaginado cuando la conoció en el Salón del Reino.

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