Lunes 22 de junio
Apártate del falsamente llamado “conocimiento” (1 Tim. 6:20).
A fin de tomar buenas decisiones en la vida, necesitamos basarnos en datos confiables. Por eso, escojamos con cuidado lo que vamos a leer (Filip. 4:8, 9). No perdamos el tiempo consultando en Internet sitios de noticias poco confiables ni leyendo correos electrónicos o mensajes de texto que contengan rumores. Sobre todo, es importante que evitemos las páginas de Internet que promueven los apóstatas. Ellos pretenden debilitar la fe de los siervos de Dios y torcer la verdad. Toda esta clase de información puede llevarnos a tomar malas decisiones. Nunca subestimemos el efecto que puede tener en nuestra mente y corazón. Pensemos en lo que pasó cuando Moisés envió a doce espías a explorar la Tierra Prometida. Diez de ellos volvieron con un informe negativo (Núm. 13:25-33). Exageraron los hechos y, como consecuencia, los israelitas se desanimaron (Núm. 14:1-4, 6-10). En vez de asegurarse de si los datos eran ciertos y confiar en Jehová, creyeron el informe malo. w18.08 4 párrs. 4, 5
Martes 23 de junio
No se extravíen. Las malas compañías echan a perder los hábitos útiles (1 Cor. 15:33).
La mayoría de la gente tiene buenas cualidades, y no todos los que no son Testigos están haciendo siempre cosas malas. Si tenemos amigos así, ¿quiere decir eso que su amistad es inofensiva? Debemos preguntarnos si estar con ellos hace que nuestra relación con Jehová sea mejor. Pensemos en qué tienen en el corazón. Por ejemplo, ¿hablan casi siempre sobre moda, entretenimiento, dinero, dispositivos electrónicos u otras cosas materiales? ¿Les gusta criticar a otros o contar chistes sucios? Jesús dio esta oportuna advertencia: “De la abundancia del corazón habla la boca” (Mat. 12:34). Así pues, si nos damos cuenta de que relacionarnos con alguien supone un peligro para nuestra amistad con Jehová, actuemos con decisión y limitemos el tiempo que pasamos con esa persona o, si es necesario, rompamos la amistad con ella (Prov. 13:20).w18.07 19 párr. 11
Miércoles 24 de junio
Moisés era con mucho el más manso de todos los hombres (Núm. 12:3).
Cuando Moisés tenía 80 años, Jehová le encargó liberar a Israel de la esclavitud en Egipto (Éx. 3:10). Aunque en repetidas ocasiones Moisés puso excusas, Jehová no solo siguió teniendo paciencia con él, sino que le concedió el poder de hacer milagros (Éx. 4:2-9, 21). Jehová pudo haber usado su poder para asustar a Moisés y obligarlo a obedecerle. Pero, en vez de eso, fue paciente y amable, e hizo lo posible por tranquilizar a este siervo modesto y humilde. ¿Dio buen resultado tratarlo con consideración? Claro que sí, pues Moisés llegó a ser un líder extraordinario que se esforzó por tratar a los demás con la misma paciencia y consideración con la que Jehová lo trató a él. Si tenemos cierta autoridad, es muy importante que tratemos a los demás con la misma consideración, amabilidad y paciencia que Jehová (Col. 3:19-21; 1 Ped. 5:1-3). Si nos esforzamos por ser como Jehová y el Moisés Mayor, Jesucristo, haremos que a otros se les facilite hablar con nosotros y seremos una fuente de ánimo para ellos (Mat. 11:28, 29). w18.09 24, 25 párrs. 7-10
Jueves 25 de junio
¡Qué bueno y qué agradable es que los hermanos moren juntos en unidad! (Sal. 133:1).
¿Por qué no nos ponemos la meta de ser una influencia positiva en la congregación y fortalecer la unidad entre los cristianos? Si ya lo estamos haciendo, merecemos que se nos felicite. Pero ¿podemos tratar de ensancharnos y conocer mejor a nuestros hermanos? (2 Cor. 6:11-13). ¿Podemos esforzarnos más por hacer que la luz de la verdad bíblica brille en nuestro vecindario? Si somos amables con los vecinos, tal vez se interesen en la verdad. Preguntémonos: “¿Qué opinan mis vecinos sobre mí? ¿En qué estado se encuentran mi casa y el resto de mi propiedad? ¿Contribuyen a la buena imagen del vecindario? ¿Me ofrezco a ayudar a los demás?”. Cuando hablemos con nuestros hermanos, preguntémosles qué efecto ha tenido su buena conducta en sus vecinos, así como en sus familiares y compañeros de clase o trabajo. Es muy probable que nos cuenten experiencias positivas (Efes. 5:9). w18.06 24 párrs. 13, 14
Viernes 26 de junio
Viene la hora en que todo el que los mate se imaginará que ha rendido servicio sagrado a Dios (Juan 16:2).
Esa advertencia reflejaba el pensar de los que mataron al discípulo Esteban, y lo mismo han pensado quienes han actuado como ellos (Hech. 6:8, 12; 7:54-60). Los fanáticos religiosos que cometen estos crímenes horribles y afirman que sirven a Dios están en realidad violando sus leyes (Éx. 20:13). Está claro que sus conciencias los están engañando. ¿Cómo podemos evitar que la conciencia nos engañe? Las leyes y los principios de la Palabra de Dios son útiles “para enseñar, para censurar, para rectificar las cosas, para disciplinar en justicia” (2 Tim. 3:16). Por lo tanto, a fin de educar la conciencia para que concuerde con el modo de pensar de Dios y nos guíe bien, tenemos que ser buenos estudiantes de la Biblia, reflexionar en lo que dice y ponerla en práctica en la vida. w18.06 16, 17 párrs. 3, 4
Sábado 27 de junio
Acepten la espada del espíritu, es decir, la palabra de Dios (Efes. 6:17).
Cuando Pablo escribió su carta a los efesios, los soldados romanos usaban para el combate cuerpo a cuerpo una espada que medía unos 50 centímetros (unas 20 pulgadas). Un motivo por el que los soldados eran tan hábiles con sus armas era que practicaban todos los días. Pablo comparó la Palabra de Dios a una espada que Jehová nos ha dado. Ahora bien, tenemos que usarla con habilidad cuando defendemos nuestras creencias o tratamos de cambiar nuestra manera de pensar (2 Cor. 10:4, 5; 2 Tim. 2:15). No debemos tenerles miedo a Satanás y los demonios. Son poderosos, pero no son invencibles. Y además son mortales. Dentro de poco, durante el Reinado de Mil Años de Cristo, estarán encerrados y en un estado de completa inactividad. Luego, serán destruidos (Rev. 20:1-3, 7-10). Conocemos a nuestro enemigo, sus artimañas y sus intenciones. Con la ayuda de Jehová, podemos estar firmes contra el Diablo. w18.05 30 párr. 15; 31 párrs. 19-21
Domingo 28 de junio
La serpiente dijo a la mujer: “Positivamente no morirán (Gén. 3:4).
Adán sabía bien que las serpientes no hablan. Así que, cuando una serpiente habló con Eva, tal vez él imaginó que quien hablaba en realidad era un espíritu (Gén. 3:1-6). Ninguno de los dos sabía casi nada sobre él. Aun así, Adán decidió darle la espalda a su amoroso Padre celestial y unirse a la rebelión de aquel desconocido (1 Tim. 2:14). Jehová comenzó de inmediato a dar información sobre este enemigo que había corrompido a Adán y Eva, y prometió que acabaría con él. Pero también advirtió que durante un período este espíritu atacaría a los que aman a Dios (Gén. 3:15). Jehová, que es muy sabio, nunca nos ha dicho cómo se llama el ángel rebelde. Y decidió esperar dos mil quinientos años para darnos a conocer el término descriptivo que usa para referirse a él (Job 1:6). w18.05 22 párrs. 1, 2
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