Lunes 7 de septiembre
Repudiemos la impiedad y los deseos mundanos (Tito 2:12).
Veamos un ejemplo de cómo protegernos de la influencia de Satanás. Jehová nos ha enseñado que entre nosotros no deben mencionarse ni la inmoralidad sexual ni ninguna clase de impureza (Efes. 5:3). Pero ¿qué haremos si los compañeros de trabajo o de escuela empiezan a hablar de temas sucios? Puede que nuestra conciencia dé la voz de alarma (Rom. 2:15). ¿Cómo reaccionaremos? ¿Le prestaremos atención a este centinela y cerraremos las puertas, por decirlo así? Quizás nos veamos tentados a escuchar la conversación o a mirar las imágenes que estén enseñando. Pero lo que debemos hacer es cambiar de tema o irnos de allí. Se necesita valor para resistir la presión de los compañeros para que hagamos cosas malas o pensemos en ellas. Podemos estar seguros de que Jehová ve los esfuerzos que hacemos para rechazar las ideas de Satanás y de que nos dará las fuerzas y la sabiduría necesarias para lograrlo (2 Crón. 16:9; Is. 40:29; Sant. 1:5). w19.01 17, 18 párrs. 12, 13
Martes 8 de septiembre
Me volví hacia todas las obras mías que mis manos habían hecho, y todo era vanidad y no había nada que sirviera de ventaja (Ecl. 2:11).
Salomón, que era muy rico y poderoso, decidió probar los placeres de la vida para ver qué tal le iba (Ecl. 2:1-10). Construyó casas, diseñó jardines y parques, e hizo todo lo que deseó. ¿Se sintió feliz y satisfecho? Él mismo nos responde con las palabras del texto de hoy. ¿Aprovecharemos esta extraordinaria lección? Algunas personas aprenden las lecciones de la vida a base de cometer errores y sufrir las consecuencias. Jehová no quiere que nos ocurra eso. Desea que lo escuchemos y lo obedezcamos. Para ello necesitamos fe, pero nunca lamentaremos las decisiones que tomemos por nuestra fe. Y Jehová nunca olvidará el amor que demostremos por su nombre (Heb. 6:10). Por lo tanto, hagamos todo lo posible por fortalecer nuestra fe. Así comprobaremos por nosotros mismos que todo lo que nuestro Padre celestial nos dice es por nuestro bien (Sal. 32:8). w18.12 22 párrs. 14, 15
Miércoles 9 de septiembre
Dios recomienda su propio amor a nosotros en que, mientras todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros (Rom. 5:8).
La persona espiritual tiene fe en Dios y se esfuerza por ver las cosas como él las ve. Busca su guía y está decidida a obedecerlo (1 Cor. 2:12, 13). Así es como era David. En una canción, dijo que Jehová era su "porción", refiriéndose a su buena relación con él (Sal. 16:5). Estaba agradecido de ser amigo de Dios y se refugiaba en él (Sal. 16:1). Por eso escribió que se sentía muy alegre. En efecto, nada lo hacía tan feliz como tener una amistad estrecha con Jehová (Sal. 16:9, 11). Quienes viven para disfrutar de los placeres o ganar dinero no pueden sentir la misma alegría que David (1 Tim. 6:9, 10). Si tenemos una fe fuerte en Jehová y le servimos, tendremos una vida plena y con propósito. Para tener más fe, debemos "pasar tiempo" con él. ¿Cómo? Leyendo su Palabra, observando la creación y reflexionando en sus cualidades, entre ellas el amor que siente por nosotros (Rom. 1:20). w18.12 25 párrs. 7, 8
Jueves 10 de septiembre
Que el matrimonio sea honorable entre todos (Heb. 13:4).
Con estas palabras, Pablo no estaba haciendo un comentario de carácter general. Más bien, les estaba mandando a los cristianos que consideraran valioso el matrimonio. ¿Es así como vemos nosotros el matrimonio en general y el nuestro en particular? Si consideramos valioso el matrimonio y lo honramos, estamos siguiendo el ejemplo de Jesús. Cuando los fariseos le preguntaron sobre el divorcio, él hizo referencia a lo que dijo Jehová respecto al primer matrimonio: "Por este motivo dejará el hombre a su padre y a su madre, y los dos serán una sola carne". Y añadió: "Lo que Dios ha unido bajo un yugo, no lo separe ningún hombre" (Mar. 10:2-12; Gén. 2:24). Como vemos, Jesús tenía claro que Dios creó el matrimonio y recalcó que es una unión permanente. Jehová no les dijo a Adán y Eva que el divorcio podía poner fin al matrimonio. Al contrario, su propósito era que "los dos" permanecieran unidos toda la vida. w18.12 10, 11 párrs. 2-4
Viernes 11 de septiembre
Transfórmense rehaciendo su mente (Rom. 12:2).
Cuando conocemos la verdad de la Biblia, comprendemos lo importante que es obedecer los requisitos básicos de Dios. Pero, al ir madurando en sentido espiritual, aprendemos más sobre su modo de pensar: lo que le gusta y lo que no, y cómo ve ciertos asuntos. Esto influye en nuestras acciones y decisiones. Aunque disfrutamos de aprender a pensar como Jehová, no siempre resulta fácil, pues somos imperfectos. Por ejemplo, es posible que nos cueste trabajo entender cómo ve Dios cosas como la limpieza moral, el materialismo, la predicación y el mal uso de la sangre. ¿Qué nos ayudará a seguir haciendo nuestros los pensamientos de Dios? Rehacer nuestra mente al estudiar la Biblia con el fin de captar los pensamientos de Dios, meditar en ellos y adaptar nuestro modo de pensar al suyo. w18.11 23, 24 párrs. 2-4
Sábado 12 de septiembre
¿Hasta cuándo clamaré a ti por socorro contra la violencia, sin que tú salves? (Hab. 1:2).
Habacuc vivió en una época muy difícil. Estaba muy triste porque todo el mundo era malvado y violento. ¿Cuándo acabaría la maldad? ¿Por qué no había hecho nada Jehová? Este profeta solo veía injusticia y opresión, y los culpables eran los mismos israelitas. Se sentía indefenso. Pues bien, en ese período tan oscuro le rogó a Dios que hiciera algo. Quizás había empezado a pensar que a Jehová no le importaba lo que pasaba y que se estaba tardando demasiado. ¿Nos hemos sentido alguna vez como este fiel siervo de Dios? ¿Había perdido Habacuc la confianza en Jehová y sus promesas? Por supuesto que no. El solo hecho de que le confiara a Jehová y no a otro ser humano sus problemas y preocupaciones demuestra que no había cedido a la desesperación. Obviamente estaba preocupado debido a que no entendía por qué Dios no había hecho nada y permitía que sufriera. w18.11 14 párrs. 4, 5
Domingo 13 de septiembre
Dejen de acumular para sí tesoros sobre la tierra (Mat. 6:19).
Pedro y Andrés se dedicaban al negocio de la pesca. Cuando Jesús los invitó a hacerse "pescadores de hombres", dejaron las redes y se fueron con él (Mat. 4:18-20). Como es natural, esto no significa que todos los que aprenden la verdad tienen que dejar su trabajo, pues necesitan ganarse la vida y cuidar de su familia (1 Tim. 5:8). Sin embargo, es posible que tengan que cambiar sus prioridades y su actitud hacia las cosas materiales. Veamos el caso de María. El golf lo era todo para ella, y tenía la meta de llegar a ser una jugadora profesional y ganar mucho dinero. Entonces, comenzó a estudiar la Biblia. Le encantaban los cambios que la verdad la ayudaba a hacer. Comprendió que sería muy difícil conseguir al mismo tiempo riquezas espirituales y materiales (Mat. 6:24). Así que renunció a su sueño de ser una golfista profesional. Ahora es precursora y tiene, como dice ella, "la vida más feliz y completa que puede haber". w18.11 5 párrs. 9, 10
YHWH dara lo nesesario,de alli viene el dicho que hasta hoy se escucha:En su montaña YHWH,da lo nesesario. bereshit.22:14
gomezburgara@yahoo.com.mx
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