Lunes 6 de enero
Viene la hora en que todo el que los mate se imaginará que ha rendido servicio sagrado a Dios (Juan 16:2).
Jesús les habló a los apóstoles de las pruebas que tendrían que enfrentar. Luego, les dijo que fueran valientes igual que lo era él (Juan 16:1-4a, 33). Muchos años después, sus discípulos continuaban imitando su ejemplo de valentía y su espíritu de sacrificio al estar dispuestos a sufrir por ayudarse unos a otros (Heb. 10:33, 34). Hoy día, también copiamos el ejemplo de valor de Jesús. ¿Cómo? Por ejemplo, ayudando a los hermanos que son perseguidos debido a sus creencias. A veces, a algunos se les encarcela injustamente. En esos casos, debemos hacer todo lo posible por ellos, como orar y defenderlos ante los funcionarios del gobierno e incluso en los tribunales (Filip. 1:14; Heb. 13:19). Otra manera de mostrar que somos valientes es no dejando de predicar “con denuedo” (Hech. 14:3). Al igual que Jesús, estamos decididos a proclamar el mensaje del Reino aunque suframos oposición y persecución. w19.01 22, 23 párrs. 8, 9
Martes 7 de enero
Considerémonos unos a otros para incitarnos al amor y a las obras excelentes, sin abandonar el reunirnos, como algunos tienen por costumbre, sino animándonos unos a otros (Heb. 10:24, 25).
¿Qué nos ayudará a dar comentarios que animen a nuestros hermanos? Lo más importante es que nos preparemos para las reuniones. Tendremos más confianza para comentar si incluimos tiempo en nuestro horario para prepararnos bien (Prov. 21:5). ¿Cómo nos preparamos bien para una reunión? Lo primero que debemos hacer es pedirle a Jehová su espíritu santo (Luc. 11:13;1 Juan 5:14). Luego, dediquemos unos minutos a hacernos una idea general del artículo. Analicemos el título, los subtítulos, las imágenes y los recuadros. Entonces, empecemos a analizar cada párrafo y leamos tantos textos como podamos. Meditemos en la información, dando atención especial a las ideas sobre las que nos gustaría comentar. Mientras mejor nos preparemos, más nos beneficiaremos y más fácil nos resultará dar comentarios (2 Cor. 9:6). w19.01 9 párr. 6; 11, 12 párrs. 13-15
Miércoles 8 de enero
Escribe la visión (Hab. 2:2).
El que Jehová inspirara a Habacuc a poner por escrito sus preocupaciones nos enseña una lección importante: no debemos tener miedo de hablarle de nuestras inquietudes o dudas. Es más, Dios nos invita a desahogarnos con él (Sal. 50:15; 62:8). Habacuc confiaba en su Amigo y Padre, Jehová. Por eso tomó la iniciativa en dirigirse a él. En lugar de confiar en su propio entendimiento y dejarse consumir por la inquietud, le contó a Dios lo que sentía y le preocupaba. Así nos dejó un buen ejemplo. Jehová, que escucha nuestras oraciones, nos invita a demostrar nuestra confianza en él diciéndole lo que nos preocupa (Sal. 65:2). Si lo hacemos, sentiremos su cálido abrazo cuando responda nuestras oraciones y nos dé su dirección (Sal. 73:23, 24). Nos ayudará a entender cómo ve él las cosas, sin importar lo que nos aflija. Orar con sinceridad a Jehová es una de las mayores expresiones de confianza en él. w18.11 13 párr. 2; 14 párrs. 5, 6
Jueves 9 de enero
Los santos que están en la tierra, los majestuosos, son aquellos en quienes tengo todo mi deleite (Sal. 16:3).
David no solo escogió como amigos a personas de su misma edad. ¿Recuerda cómo se llamaba uno de sus mejores amigos? Jonatán. Su amistad es una de las más bonitas que menciona la Biblia. Pero ¿sabía que Jonatán era unos treinta años mayor que David? Entonces, ¿por qué se llevaban tan bien? Porque los dos tenían fe en Dios, se respetaban y admiraban sus buenas cualidades, como el valor que demostraron al pelear con los enemigos de Dios (1 Sam. 13:3; 14:13;17:48-50; 18:1). Al igual que David y Jonatán, nosotros también sentiremos “deleite” si somos amigos de quienes aman a Jehová y demuestran tener fe en él. Una hermana llamada Kiera, que ha servido a Dios por años, dice: “Tengo amigos de todo el mundo, personas de antecedentes y culturas muy diferentes”. Si hacemos como ella, veremos con claridad cómo nos unen la Palabra de Dios y el espíritu santo. w18.12 26 párrs. 11-13
Viernes 10 de enero
Cualquiera que se divorcie de su esposa, a no ser por motivo de fornicación, y se case con otra, comete adulterio (Mat. 19:9).
La expresión “fornicación”, es decir, inmoralidad sexual, incluye una variedad de pecados sexuales fuera del matrimonio, como el adulterio, la prostitución, las relaciones sexuales entre personas no casadas entre sí, la homosexualidad y el bestialismo. Pongamos por caso que un hombre casado comete inmoralidad sexual. Entonces, su esposa tiene el derecho a decidir si se divorciará o no. Es significativo que Jesús no dijo que en caso de inmoralidad (pornéia) el cónyuge inocente esté obligado a divorciarse. Por ejemplo, una esposa podría decidir conservar el matrimonio aunque su esposo le haya sido infiel. Quizás siga amándolo y esté dispuesta a perdonarlo y a hacer un esfuerzo junto con él por mejorar el matrimonio. Siendo realistas, si se divorcia y no se vuelve a casar, tendrá algunos problemas. ¿Cómo va a satisfacer sus necesidades materiales y sexuales? ¿Qué hay de la soledad? ¿Tienen hijos? (1 Cor. 7:14). Está claro que el cónyuge inocente que se divorcia enfrentará dificultades. w18.12 12 párrs. 10, 11
Sábado 11 de enero
Oh amadores de Jehová, odien lo que es malo (Sal. 97:10).
Jehová odia la injusticia y la maldad (Is. 61:8). Aunque sabe que tenemos malas inclinaciones porque somos imperfectos, nos manda odiar lo que es malo tal como él lo odia. Meditar en por qué aborrece la maldad nos ayudará a verla como él y nos dará más fuerzas para rechazarla. Llegar a pensar como Jehová sobre lo malo nos ayudará de otra manera. Entenderemos que algunas prácticas son incorrectas aunque no se mencionen directamente en la Biblia. Por ejemplo, en el mundo se está popularizando un tipo de baile obsceno conocido como lap dance. Algunos razonan que no es lo mismo que tener relaciones sexuales y que por eso no es incorrecto. Pero ¿es así como lo ve Jehová? Recordemos que él odia todo tipo de maldad. Por tanto, alejémonos del pecado cultivando autodominio y odio a lo que Jehová odia (Rom. 12:9). w18.11 25 párrs. 11, 12
Domingo 12 de enero
El justo, por su fidelidad seguirá viviendo (Hab. 2:4).
Esta promesa era tan importante para el apóstol Pablo que citó este versículo en tres ocasiones (Rom. 1:17; Gál. 3:11; Heb. 10:38). Si tenemos fe y confianza en Dios, viviremos para ver el cumplimiento de sus promesas, sean cuales sean las dificultades por las que pasemos. Jehová nos dice que nos concentremos en la esperanza que tenemos para el futuro, no en los sufrimientos presentes. El libro de Habacuc nos da una clara lección a todos los que vivimos en los últimos días. Jehová promete darles vida a las personas justas que confíen en él. Por lo tanto, sigamos fortaleciendo nuestra fe y confianza en Dios, sin importar los problemas y preocupaciones que tengamos. Jehová nos asegura mediante Habacuc que estará de nuestro lado y nos liberará. Nos pide con bondad que confiemos en él y esperemos con paciencia a que llegue el momento que él ha fijado para que su Reino gobierne toda la Tierra. Entonces, nuestro entero planeta estará lleno de personas felices y pacíficas que lo adorarán a él (Mat. 5:5;Heb. 10:36-39). w18.11 16 párrs. 15-17
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