domingo, 6 de junio de 2021

LA HISTORIA DEL UNIVERSO (Un relato escrito por Melquisedec)

LA HISTORIA DEL UNIVERSO
(Un relato escrito por Melquisedec)
1. El libro de Melquisedec Revelaciones, Misterios y Profecías en el Libro de Melquisedec Antes y después del Libro de Melquisedec Después de recibir y escudriñar los contenidos del Gran Rollo de Melquisedec, y tras un proceso de conversión a las nuevas revelaciones que se estaban descorriendo ante nuestro entendimiento, experimentamos la realidad de que al salir a luz este maravilloso manuscrito, estaba marcando un punto en el tiempo, un antes y un después en la historia humana, pues se podrá decir, "lo que se sabía antes de que saliera a luz el Libro de Melquisedec". Y esto lo podemos testificar debido a la porción de conocimiento que el Eterno nos había concedido alcanzar antes de encontrar el Libro de Melquisedec. Aún hoy en día todos aquellos que con sinceridad así lo deseen, pueden constatar este hecho, al observar cuidadosamente lo que se sabía en el mundo con respecto al Plan del eterno para Sus hijos, y hacer un comparativo sencillo de lo que ahora podemos saber gracias a la aparición del Libro de Melquisedec, gracias a las bendiciones que el Eterno nos concede en esta nuestra generación al revelarnos más de Su Palabra. Entendemos por experiencia personal, que las personas que finalmente reciban en sus vidas el Libro de Melquisedec como Escritura Sagrada, lo habrán alcanzado hasta después de recorrer un camino de conversión a la Luz adicional que el Creador revela en este manuscrito, ya que ampliara el conocimiento verdadero anteriormente recibido en Sus otras Escrituras. Al familiarizarnos con el carácter de las escrituras sagradas, hemos aprendido que estos Libros Sagrados se defienden por sí solos, y desafían al mundo con sus revelaciones, misterios y profecías. Los hombres de este mundo, a lo largo de la historia han luchado en contra de la autenticidad y veracidad de las Escrituras sagradas ,
y han ideado tantas maneras para desacreditar cada conocimiento, cada revelación, cada profecía, cada misterio, cada milagro contenidos en ellas, menospreciando así al Autor de estas verdades, a la Fuente de la Luz. También es sabido por muchos sobre todas aquellas interpretaciones erróneas de las Escrituras que algunos en el mundo han esparcido, y es natural que al salir la Luz del Sol, las Tinieblas de la Noche contrasten con ella. Así que, será natural que al revelarse la Luz contenida en el Libro de Melquisedec, muchos que habían estado en algún grado de Tinieblas, ya sea por desconocimiento o por los errores de interpretación escritural, tengan dos caminos para decidir seguir, uno sería reconocer con humildad su ignorancia o su error y con toda sabiduría recibir la Luz del Libro, y el otro camino sería el del rechazo, y tal como sucede con las Tinieblas, tener que estar en el lado opuesto luchando en contra de la Luz y desvanecerse o huir cuando esta se manifiesta con toda claridad. Todos aquellos que aman la Verdad encontrarán en el Libro de Melquisedec mucho de las verdades que habían estado buscando por mucho tiempo. ¿Quién no ha anhelado conocer su origen personal? ¿Quién no ha deseado con anhelo conocer a Aquél que nos dio Vida, Aquél que formó el Universo? ¿Por qué nos encontramos en un mundo caído si en el principio no fue así? ¿Cuál fue el desenlace "antes de la fundación de este mundo"? ¿Cuál será el final de todo este Drama Universal en el futuro? Son solo algunas de las verdades que revela este registro sagrado. Nuestra oración sincera es que la Verdad se allegue a la Verdad, sabemos que los que se esfuerzan por vivir en la Verdad recibirán estas Verdades contenidas en el Libro de Melquisedec, pues serán dulcemente saboreadas por ellos, ya que son de su misma naturaleza. Aquéllos que han amado la Verdad y la han procurado durante sus vidas tendrán grandes motivos para regocijarse por las "buenas nuevas de gran gozo" que recibirán de este preciado Libro. Cuando se descorra ante ellos el velo, y el Padre y el Hijo manifiesten las Revelaciones de Su Amor, su corazón llorará, pues sabrán que Ellos siguen siendo Los Mismos, y conocerán la Verdadera Naturaleza y Carácter que Ellos han mantenido desde el comienzo, probarán en gran porción el Amor con el que Ellos les han amado desde el principio.
3. ¡Oh! ¿Cómo contener mis lágrimas ante las Dádivas de Su Amor? Mi corazón se desborda al reconocer y considerarme ser "lo débil del mundo", y en esta humilde condición el Eterno aún así obra por nuestro conducto. el eterno nos ha concedido los misterios y revelaciones del Libro de Melquisedec. Es Su Obra la que se efectúa, no la nuestra. Bendecimos el camino que comenzarán todos aquéllos que reciban con sinceridad de corazón, humildad y fe estas cosas. El Mesías, Aquél que nos amó desde el principio, Aquél a quién amamos desde el principio, manifestará la Eternidad de Su Amor a través de Sus palabras registradas en el Libro de Melquisedec.
(Introducción) .
El Libro de Melquisedec fue escrito, en su forma original, sobre siete rollos cocidos entre sí, el primer rollo narra dos historias escritas por Abraham, a saber: "La Historia de un Vaso" y "La Historia de Salem". Y como parte de los últimos seis rollos, una historia escrita por Melquisedec, denominada: "La Historia del Universo". El rollo fue preservado dentro de un vaso, oculto en una cueva por "casi cuatro milenios" donde permaneció olvidado hasta llegada la época descrita como "los últimos días", cuando fue "rescatado y revelado al mundo por medio de un pequeño beduino" (Véase Los Rollos del Mar Muerto, al final de este libro, así como H. Salem 13:13; 14:20). Este conjunto de rollos se escribió por mandato divino, bajo el espíritu de revelación y visión profética y da testimonio de la ministración de ángeles, así como de la visita personal del mismo Mesías a seres mortales. Este maravilloso manuscrito revela el verdadero carácter del Creador, mostrando además de Sus atributos y propósitos divinos, Su obra y el desenlace de "todo el drama universal", en el que se pone de manifiesto la naturaleza perfecta de un Elohe Justo y misericordioso,
infinito en Su amor, invariable en su curso, inmutable e incorruptible en Su pureza y santidad. En su narración se aprecian los orígenes del cielo y de la tierra, la naturaleza de la existencia de las fuerzas opuestas del bien y del mal implicadas en la necesidad del libre albedrio que Elohim concede a sus criaturas racionales, como un principio responsable del progreso o retroceso de sí mismos en esferas de existencia. Así como la sabiduría previsora de Elohim al preparar un Plan de Rescate a favor de inocentes criaturas, y en el que posteriormente se ofrece en sacrificio padeciendo sufrimientos y humillaciones, y aún la muerte, para rescatar al ser humano del poder del enemigo engañador.
Este manuscrito contiene profecías que se cumplieron en esa época, y que a su vez manifiestan una semejanza con las que ocurrirían en los últimos días, detallando aún el orden en que se verificarían. Melquisedec, "el portador de las más amplias revelaciones sobre el reino de la Luz", revela aquí, acontecimientos que existieron desde antes de la fundación del Universo, así como la naturaleza que predominará en la tierra al culminar el triunfo del reino de Dios y del Cordero. (H. Salem 13:7) Las verdades reveladas en estos escritos iluminarán la mente, y sensibilizarán los corazones ávidos de rectitud, haciendo surgir en ellos la obediencia espontánea a las leyes divinas, en un gesto de reconocimiento y gratitud. (H. Univ. 1:10) Estas revelaciones podrán llenar de poder y protección espiritual contra los arenosos cimientos de las filosofías humanas y las vanas ilusiones y tentaciones del adversario. Como parte de las más dulces revelaciones del Amor de Elohim a sus hijos, se halla la siguiente promesa: "El Eterno les dijo con amor: Hijos, aunque vosotros tendréis que permanecer en este ambiente hostil, no precisáis temer, pues Yo permaneceré al lado de vosotros. Seré un compañero amigo en esta jornada; llevaré sobre mis hombros vuestros dolores, vuestros anhelos, vuestras luchas. Cuando, tentados por el enemigo, estuvieren a punto de ceder, podrán encontrar abrigo en mis brazos, que siempre estarán extendidos para salvarlos y, si algún día vosotros no resistiereis, y por la furia del enemigo fueseis arrastrados hacia las profundidades del abismo, no os desesperéis creyendo no tener esperanza, pues Yo estaré allí para acudiros con mi perdón y fuerza". (H. Univ. 5:22) Ciertamente "El Eterno, aunque invisible a los ojos de Sus hijos humanos ha permanecido muy cerca, acompañado por un ejército de ángeles, en incansable ministerio de cuidado y protección". (H. Univ. 6:4)
5. El contenido de este rollo debe ser de especial interés para los descendientes de Isaac, hijo de Abraham, ya que en el mismo, la bendición que Melquisedec da al pequeño Isaac, dice: "En la descendencia de éste niño habrá de cumplirse todas las cosas escritas en este manuscrito" (H. Salem 14:17-18). Al final del primer rollo se halla una profecía dada por Melquisedec y registrada por Abraham concerniente a este libro, que dice: "Al salir de su cueva, el rollo enfrentaría la oposición de muchos eruditos que lo declararían apócrifo. Vendría, sin embargo, el momento, en que sus revelaciones serían confirmadas, y muchos serían transformados por sus mensajes, preparándose para el día del juicio final" (H. Salem 14:20). Libro de Melquisedec (Explicación Preliminar) El orden en que se presentan aquí estas historias, sigue la secuencia de acuerdo con el modelo divino que se siguió en el rollo original, cumpliendo así, el mandamiento que Yahwéh dio a Melquisedec y a Abraham al respecto. El lector sensible podrá percibir el sabio propósito de dicho mandamiento al seguir la lectura en ese mismo orden. Este sagrado registro tiene una estructura precisa y definida, y en su análisis muestra múltiples rasgos de su originalidad, no solo en su estilo, sino también en la simbología arcaica que utiliza, donde parecería estar describiendo imágenes jeroglíficas más que palabras, así como en la utilización de pleonasmos y analogías, tal cual era el uso común en las lenguas más antiguas, y cuyos rasgos semitas se comparan a los hallados en la Biblia y en otros libros de igual origen. Por otra parte, en algunos versículos se citan cantidades las cuales están escritas en forma de números: 40, 260, 144 etc. También algunas palabras comienzan con una letra mayúscula aún cuando estas no aparecen después de un punto o la palabra no amerite por regla comenzar con mayúscula. Además se utilizan las comillas, el doble o triple signo de exclamación, así como la forma de combinar una interrogación con una exclamación al mismo tiempo. En dichos casos, sean números, letras mayúsculas o signos de expresión, hemos decidido dejarlos en la forma original en que encontramos escrita esta obra. El lector podrá encontrar significados
importantes en los énfasis que se hacen en determinadas expresiones, palabras o frases. Las abreviaturas que utilizamos en esta obra para referirnos a una cita bíblica, usamos las comúnmente conocidas, y para hacer referencia a las historias y cronologías contenidas en este libro, las identificamos de la siguiente manera: H. Vaso La Historia de un Vaso H. Salem La Historia de Salem H. Univ. La Historia del Universo Crono. 1 Cronología 1 Crono. 2 Cronología 2 Crono. 3 Cronología 3 Al profundizarnos en el contenido de estas historias, comprendimos la relevancia que tienen las "analogías" como un mapa guía que el Universo nos ofrece, revelando a través de semejanzas, la ubicación que tenemos en el tiempo dentro de la historia a cumplirse, es decir, los acontecimientos y personajes del pasado son una "analogía" o "semejanza" que corresponden a los acontecimientos y personajes del presente y del futuro. . El encabezado de cada historia, la sinopsis de cada capítulo, la asignación numérica de cada párrafo o versículo, y las referencias bíblicas y de otros libros sagrados, todos estos fueron agregados para presentar con mayor claridad los escritos del rollo.
Capitulo 1
- El Eterno vivió una eternidad antes de crear el Universo. Mundo de Luz. Monte Sión. Río de la vida.
Jardín de Edén. Jerusalén, la ciudad de paz. Lucifer, el primogénito de los ángeles. Leyes del
gobierno divino. Libertad de escoger. Ángeles, ministros del reino de la luz. Universo. Abismo de
tinieblas, prueba de fidelidad. Separación entre la luz y las tinieblas.
1 Antes que existiese una estrella para brillar, antes que hubiese ángeles para cantar, ya había un
cielo, el hogar del Eterno, el único Dios. Perfecto en sabiduría, amor y gloria, vivió el Eterno una
eternidad, antes de concretizar Su lindo sueño, en la creación del Universo.
2 Los incontables seres que componen la creación fueron, todos, idealizados con mucho cariño.
Desde el diminuto átomo hasta las gigantescas galaxias, todo mereció Su suprema atención.
Amador de la música, Dios idealizó el Universo como una gran orquesta que, bajo Su regencia,
debería vibrar acordes armoniosos de justicia y paz. Para cada criatura Él compuso una canción de
amor.
3 El Eterno estaba muy feliz, pues Sus sueños estaban por realizarse. Moviéndose con majestad,
inició Su obra de creación. Sus manos moldearon primeramente un mundo de luz, y sobre él una
montaña fulgurante sobre la cual estaría para siempre afirmado el trono del Universo.
4 Al monte sagrado Dios llamó: Sión. De la base del trono, el Eterno hizo brotar un río cristalino,
para representar la vida que de Él fluiría hacia todas las criaturas. Como sala del trono, creó un
lindo paraíso que se extendía por centenas de kilómetros alrededor del monte Sión. Al paraíso
llamó: Edén. Al sur del paraíso, en ambos márgenes del río de la vida, fueron edificadas numerosas
mansiones adornadas de piedras preciosas, que se destinaban a los ángeles, los ministros del reino
de la luz.
5 Circundando el Edén y las mansiones angelicales, construyó Dios una muralla de jaspe brillante, a
lo largo de la cual podían ser vistos grandes portales de perlas. Con alegría, el Eterno contempló la
Capital soñada. La ciudad en su esplendor era como una novia adornada, pronta para recibir a su
esposo.
6 Cariñosamente, el gran Arquitecto la llamó: Jerusalén, la Ciudad de la Paz. Dios estaba por traer a
la existencia a la primera criatura racional. Sería un ángel glorioso, de entre todos, el de mayor
honra. Adornado por el brillo de las piedras preciosas, ese ángel viviría sobre el monte Sión, como
representante del Rey de reyes delante del Universo.
7 Con mucho amor, el Creador comenzó a moldear al primogénito de los ángeles. Toda sabiduría
aplicó al formarlo, haciéndolo perfecto. Con ternura le concedió la vida; el hermoso ángel, como
despertando de un profundo sueño, abrió los ojos y contempló la faz de su Autor. Con alegría, el
Eterno le mostró las bellezas del paraíso, hablándole de Sus planes, que comenzaban a
concretarse.
8 Al ser conducido al lugar de su morada, junto al trono, el príncipe de los ángeles estaba
agradecido y, con voz melodiosa, entonó su primer cántico de alabanza. De las alturas de Sión, se
descubría, a los ojos del hermoso ángel, Jerusalén en su inmensidad y esplendor. El río de la vida, al
deslizar sereno en medio de la Ciudad, se asemejaba a una larga avenida, reflejando las bellezas
del jardín del Edén y de las mansiones angelicales.
9 Envolviendo al primogénito de los ángeles con Su manto de luz, el Eterno comenzó a hablarle de
los principios que habrían de regir el reino universal. Leyes físicas y morales deberían ser
respetadas en toda la extensión del gobierno divino. Las leyes morales se resumían en dos
principios básicos: amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a Sí mismo. Cada criatura
racional debería ser un canal por medio del cual el Eterno pudiese derramar a otros vida y luz. De
esa forma, el Universo crecería en armonía, felicidad y paz.
10 En el reino de Dios, las leyes no serían impuestas con tiranía; Los súbditos serían libres. La
obediencia debería surgir espontánea, en un gesto de reconocimiento y gratitud. En ese reino de libertad, la desobediencia también sería posible. El resultado de tal comportamiento sería el
vaciamiento de las fuerzas vitales.
11 Después de revelar al hermoso ángel las leyes de Su gobierno, el Eterno le confió una misión de
gran responsabilidad: sería el protector de aquellas leyes, debiéndolas honrar y revelar al Universo
listo para ser creado. Con el corazón rebosante de amor a Dios y a los semejantes, le
correspondería ser un modelo de perfección: sería Lucifer, el portador de la luz. El príncipe de los
ángeles; agradecido por todo, se postró ante el amoroso Rey, prometiéndole eterna fidelidad. El
Eterno continuó Su obra de creación, trayendo a la existencia a innumerables huestes de ángeles,
los ministros del reino de la luz.
12 La Ciudad Santa fue poblada por esas criaturas radiantes que, felices y agradecidas, unían las
voces en bellísimos cánticos de alabanza al Creador. Dios traía ahora a la existencia el Universo
que, repleto de vida, giraría entorno de Su trono afirmado en Sión. Acompañado por Sus ministros,
partió hacia la grandiosa realización. Después de contemplar el vacío inmenso, el Eterno levantó
las poderosas manos, ordenando la materialización de las multiformes maravillas que habrían de
componer el Cosmos.
13 Su orden, cual trueno, repercutió por todas partes, haciendo surgir, como por encanto, galaxias
sin número, repletas de mundos y soles (paraísos de vida y alegría), todo girando armoniosamente
entorno del monte Sión. Al presenciar tan grande hecho del supremo Rey, las huestes angelicales
se postraron, haciendo repercutir por el espacio iluminado un cántico de triunfo, en salutación a la
vida.
14 Todo el Universo se unió en ese cántico de gratitud, en promesa de eterna fidelidad al Creador.
Guiados por el Eterno, los ángeles comenzaron a conocer las riquezas del Universo. En esa
excursión sideral, estaban admirados ante la inmensidad del reino de la luz. Por todas partes
encontraban mundos habitados por criaturas felices que los recibían en fiesta. Los ángeles nos
saludaban con cánticos que hablaban de las buenas nuevas de aquel reino de paz.
15 Tan preciada como la vida, la libertad de escoger, a través de la cual las criaturas podrían
demostrar su amor al Creador, exigía una prueba de fidelidad. Con el propósito de revelarlo, el
Eterno condujo las huestes por entre el espacio iluminado, hasta aproximarse a un abismo de
tinieblas que contrastaba con el inmenso brillo de las galaxias. A lo lejos, ese abismo se había
revelado insignificante a los ojos de los ángeles, como un puntillo sin luz; pero a medida de su
acercamiento, se mostró en su enormidad.
16 El Creador, que a cada paso revelaba a los ángeles los misterios de Su reino, estaba allí
silencioso, como guardando para Sí un secreto. Las tinieblas de aquel abismo consistían en la
prueba de la fidelidad. Volteándose hacia las huestes, el Eterno solemnemente afirmó: "Todos los
tesoros de la luz estarán abiertos a vuestro conocimiento, menos los secretos ocultos por las
tinieblas. Sois libres para servirme o no. Amando la luz estaréis ligados a la Fuente de la Vida".
17 Con estas palabras, hizo Dios separación entre la luz y las tinieblas, el bien y el mal. El Universo
era libre para escoger su destino.
Continua cap 2


carlos adrian gomez burgara
carlosadrian@inbox.ru

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