Junio
Martes 1 de junio
La otra esposa, su rival, siempre se burlaba de ella para hacerla sentir mal (1 Sam. 1:6).
Ana, la madre del profeta Samuel, tuvo que soportar graves problemas. Durante muchos años, no pudo tener hijos (1 Sam. 1:2). En la cultura israelita, ser estéril se consideraba una maldición. Así que Ana se sentía humillada (Gén. 30:1, 2). Para empeorar las cosas, su marido tenía otra esposa, Peniná, que sí le dio hijos y siempre se burlaba de Ana. Esta situación le hizo mucho daño a Ana. Se sentía tan mal que "acababa llorando y no comía nada". Llegó a estar "profundamente angustiada" (1 Sam. 1:7, 10). ¿Cómo obtuvo consuelo? Ana le abrió su corazón a Jehová. Después de orar, le explicó al sumo sacerdote Elí lo que le pasaba. Él le dijo: "Vete en paz, y que el Dios de Israel te conceda lo que le has pedido". ¿Cuál fue el resultado? Ana "se fue y comió, y la tristeza desapareció de su cara" (1 Sam. 1:17, 18). La oración la ayudó a recuperar la paz. w20.02 21 párrs. 4, 5
Miércoles 2 de junio
Que su habla siempre sea con gracia, sazonada con sal, para que sepan cómo deben dar una respuesta a cada uno (Col. 4:6).
Pronto, Jehová pondrá fin al mundo de Satanás. Solo sobrevivirán quienes tengan la actitud correcta para obtener vida eterna (Hech. 13:48). Así que es lógico que también queramos que nuestros familiares sirvan a Jehová. Nuestro cariñoso Padre celestial "no desea que ninguno sea destruido; más bien, desea que todos alcancen el arrepentimiento" (2 Ped. 3:9). Debemos recordar que podemos hablar del mensaje de salvación de una manera apropiada o de una manera inapropiada. Es posible que a un extraño le prediquemos con tacto, mientras que seamos muy directos cuando hablemos con un familiar. Al recordar la primera vez que tratamos de predicarles a nuestros familiares, muchos quizás nos lamentemos de cómo lo hicimos y pensemos que podríamos haberlo hecho mejor. Conviene tener presentes las palabras del apóstol Pablo mencionadas en el texto de hoy cuando hablemos con nuestros parientes. De lo contrario, podríamos acabar alejándolos de la verdad en vez de atraerlos a ella. w19.08 14, 15 párrs. 3-5
Jueves 3 de junio
Cristo les puso el ejemplo para que siguieran fielmente sus pasos (1 Ped. 2:21).
¿Cómo se sintió cuando aprendió las siguientes verdades acerca del Hijo? Jesús es la segunda persona más importante del universo. Es nuestro Redentor, pues estuvo dispuesto a dar su vida para rescatarnos. Cuando demostramos con nuestras acciones que tenemos fe en ese rescate, podemos recibir el perdón de nuestros pecados, cultivar una amistad con Dios y obtener vida eterna (Juan 3:16). Jesús es también nuestro Sumo Sacerdote, pues quiere ayudarnos a beneficiarnos del rescate y a tener una estrecha relación con Jehová (Heb. 4:15; 7:24, 25). Como es el Rey del Reino de Dios, Jehová lo usará para santificar su nombre, eliminar la maldad y bendecirnos por toda la eternidad en el futuro Paraíso (Mat. 6:9, 10; Apoc. 11:15). Además, Jesús es nuestro ejemplo. Dedicó su vida a hacer la voluntad de Dios y así nos puso un modelo que debemos imitar (Juan 4:34). Cuando usted acepte lo que la Biblia enseña sobre Jesús, llegará a amar al querido Hijo de Jehová. Ese amor lo impulsará a usar su vida para hacer la voluntad de Dios, igual que Jesús. w20.03 10 párrs. 12, 13
Viernes 4 de junio
Oren incesantemente (1 Tes. 5:17).
Durante su último día, Jesús oró muchas veces. Cuando enseñó a sus discípulos a conmemorar su muerte, hizo una oración antes de pasarles el pan y otra antes de pasarles el vino (1 Cor. 11:23-25). También hizo una oración con ellos antes de irse del lugar donde habían celebrado la Pascua (Juan 17:1-26). Cuando llegaron al monte de los Olivos, oró en repetidas ocasiones (Mat. 26:36-39, 42, 44). Y hasta sus últimas palabras antes de morir fueron una oración a su Padre (Luc. 23:46). Como vemos, Jesús se valió de las oraciones para incluir a Jehová en todos los importantes sucesos de aquel día histórico. Un motivo por el que Jesús aguantó es que no dejó de orar para pedirle ayuda a su Padre. En cambio, los apóstoles no hicieron lo mismo aquella noche y les faltó valor cuando llegó la hora de su prueba (Mat. 26:40, 41, 43, 45, 56). ¿Qué aprendemos? Que solo seremos fieles si oramos constantemente, igual que hizo Jesús. w19.04 9 párrs. 4, 5
Sábado 5 de junio
Yo soy Jehová; no he cambiado (Mal. 3:6).
Jehová odia el espiritismo y todos los demás tipos de ocultismo. Él les dijo a los israelitas: "No debería hallarse en ti nadie que haga pasar por el fuego a su hijo o a su hija, nadie que emplee adivinación, practicante de magia ni nadie que busque agüeros ni hechicero, ni uno que ate a otros con maleficio ni nadie que consulte a un médium espiritista o a un pronosticador profesional de sucesos ni nadie que pregunte a los muertos. Porque todo el que hace estas cosas es algo detestable a Jehová" (Deut. 18:10-12). Los cristianos no estamos obligados a obedecer la Ley que Jehová les dio a los israelitas. Pero sabemos que sigue viendo el ocultismo con los mismos ojos. Jehová nos dice que rechacemos el ocultismo porque sabe que Satanás lo utiliza para hacer daño a las personas. Por ejemplo, lo usa para esparcir mentiras, como la de que los muertos siguen vivos en el más allá (Ecl. 9:5). También lo emplea para atemorizar a la gente y alejarla de Dios. Su objetivo es que las personas confíen en los espíritus malvados y no en Jehová. w19.04 21 párrs. 5, 6
Domingo 6 de junio
Si estás haciendo lo que es malo, teme (Rom. 13:4).
El abuso de menores es un pecado muy grave. Quien abusa de un niño le causa daños muy profundos. Traiciona su confianza y le arrebata su sentido de seguridad. Debemos proteger a los niños de este acto tan malvado. Y tenemos que consolar y ayudar a los que han sido víctimas de abusos (1 Tes. 5:14). Cuando alguien que forma parte de la congregación abusa de un menor, mancha la reputación de esta (Mat. 5:16; 1 Ped. 2:12). No toleramos entre nosotros a quien hace cosas malvadas sin arrepentirse y ensucia el buen nombre de la congregación. Si una persona que forma parte de la congregación viola la ley —por ejemplo, al abusar de un menor—, peca contra las autoridades (compare con Hech. 25:8). Aunque los ancianos no están autorizados a hacer que se cumplan las leyes, no protegen a quien abusa de un menor de las consecuencias legales de su pecado. w19.05 9 párrs. 4-7
YHWH dara lo nesesario,de alli viene el dicho que hasta hoy se escucha:En su montaña YHWH,da lo nesesario. bereshit.22:14
gomezburgara@yahoo.com.mx
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