martes, 23 de marzo de 2021

El Arrepentimiento

Arrepentimiento se ha convertido en una de las palabras olvidadas en nuestro vocabulario español. Sin embargo, fue el mensaje de todos los profetas. Fue el mensaje que Juan el Bautista predicó en el valle del Jordán. Fue el mensaje de Jesús cuando comenzó su ministerio, diciendo: «Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado» (Mateo 4:17). Fue el mensaje que dio nacimiento a la iglesia en Pentecostés y al de todos los apóstoles. El período cua-resmal comienza con un llamado al arrepentimiento para cada uno de nosotros.


Pero ¿cuál es el verdadero significado de esta palabra? Arrepentimiento no es remordimiento, ni sentirnos ape-nados por nuestros pecados. El joven rico se fue «triste», pero no se arrepintió (Mateo 19:16-22). No es simplemente lamentarse, deseando volver a vivir determinado momento. Poncio Pilato lavó sus manos, lamentando su acción impía, pero no se arrepintió (Mateo 27:24). Arrepentimiento no es reformarse, es decir, tratar de empezar de nuevo. Judas sintió remordimiento y devolvió las monedas de plata, la paga por traicionar a Jesús, pero no se arrepintió (Mateo 27:3, nvi).

 

El término arrepentimiento proviene de una palabra griega que significa «cambiar la forma de pensar», lo cual produce un cambio de voluntad y, como resultado, una va-riación en nuestras acciones. Aunque el arrepentimiento comienza con una modificación en la forma de pensar, la verdadera prueba se encontrará en el cambio de actitud y de acción.

 

PALABRA CLAVE: CAMBIO

Comience hoy a cambiar su manera de pensar acerca de su pecado. No se trata de algún vicio del cual reírnos. El pecado es tan grave que requirió de la cruz. Asimismo, cambie su forma de pensar sobre su ser. No puede agradar a Dios por medio de la justicia propia. Por último, cambie su forma de pensar sobre su Salvador. Jesús no es cualquier maestro o profeta, es Dios, que se hizo carne y se entregó a sí mismo por usted.

UNA FERVIENTE PROCLAMACIÓN

Arrepentíos…, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio.

Hechos 3:19

 

ORACIÓN

Señor, no puedo justificar mi pecado al argumentar que les pasa a todos, ni puedo minimizarlo al aseverar que no es tan malo como el de otro. Confieso: he pecado contra ti y dependo completamente de tu gracia y tu misericordia. En el nombre de Jesús, amén.




carlos adrian gomez burgara
carlosadrian@inbox.ru

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