Lunes 15 de marzo
Tengo otras ovejas, que no son de este redil (Juan 10:16).
La Biblia habla de hombres y mujeres fieles a los que guio el espíritu santo pero que no son parte de los 144.000, como Juan el Bautista y David (Mat. 11:11; Hech. 2:34). Ellos y muchos más serán resucitados en el Paraíso terrestre. Y todos ellos, junto con la gran muchedumbre, tendrán la oportunidad de demostrar su lealtad a Jehová y a su soberanía. Nunca antes en la historia ha reunido Jehová a millones de personas de todas las naciones para que lo adoren. Tanto si esperamos vivir en el cielo como en la Tierra, debemos ayudar a tanta gente como podamos para que forme parte de la gran muchedumbre de "otras ovejas". Dentro de poco, Jehová desatará la gran tribulación que acabará con los gobiernos y las religiones que han hecho sufrir a la humanidad. Todos los miembros de la gran muchedumbre disfrutarán de un extraordinario honor: servir a Jehová en la Tierra por toda la eternidad (Rev. 7:14). w19.09 31 párrs. 18, 19
Martes 16 de marzo
En los últimos días aparecerán burlones con sus burlas (2 Ped. 3:3).
Según se acerque el fin del mundo de Satanás, nuestra lealtad a Dios y a su Reino se pondrá a prueba más que nunca. Es probable que sigamos siendo objeto de burlas. Uno de los principales motivos es que somos neutrales. Debemos fortalecer ahora nuestra lealtad a fin de ser leales durante la gran tribulación. Durante ella, se producirá un cambio relacionado con los hermanos que dirigen la obra en la Tierra. En un momento dado, todos los ungidos que queden en la Tierra irán al cielo para luchar en Armagedón (Mat. 24:31; Apoc. 2:26, 27). Esto significa que ya no estará con nosotros el Cuerpo Gobernante. Pese a todo, la gran muchedumbre permanecerá organizada. Dirigirán la obra hermanos capacitados de las otras ovejas. Tendremos que demostrar nuestra lealtad apoyando a estos hermanos y obedeciendo las instrucciones que nos den de parte de Dios. De ello dependerá nuestra salvación. w19.10 17 párrs. 13, 14
Miércoles 17 de marzo
A donde tú vayas yo iré. Donde mueras tú, yo moriré (Rut 1:16, 17).
Noemí fue una mujer leal que amaba a Jehová. Pero, tras la muerte de su esposo y sus dos hijos, quiso cambiarse el nombre por el de Mará, que significa "amarga" (Rut 1:3, 5, 20, nota, 21). Rut, una de las nueras de Noemí, estuvo a su lado en todas sus pruebas. No solo la ayudó de maneras prácticas, sino que también la consoló con lo que le dijo. Le expresó su amor y apoyo con palabras sencillas y sinceras. Cuando un hermano de la congregación pierde a su cónyuge, necesita nuestro apoyo. Un matrimonio se puede comparar a dos árboles que han crecido el uno junto al otro. Con el paso de los años, sus raíces se entrelazan. Si se arranca uno de ellos y muere, el otro puede sufrir graves daños. De manera parecida, la muerte de uno de los cónyuges puede provocar en el otro sentimientos muy intensos durante mucho tiempo. w19.06 23 párrs. 12, 13
Jueves 18 de marzo
Cada uno es probado al ser atraído y seducido por su propio deseo (Sant. 1:14).
La clase de entretenimiento no es lo único que debemos controlar con atención. También debemos vigilar el tiempo que le dedicamos, porque, si no, podemos pasar más tiempo divirtiéndonos que sirviendo a Jehová. Primero, averigüemos cuánto es en realidad. Para ello, podríamos anotar en un calendario las horas que pasamos durante una semana viendo la televisión, navegando por Internet y jugando con nuestro dispositivo móvil. Si descubrimos que dedicamos demasiado tiempo a estas cosas, tratemos de hacer un horario. Incluyamos primero las actividades más importantes y luego fijemos tiempo para el entretenimiento. Después, pidámosle a Jehová que nos ayude a apegarnos a ese horario. Así tendremos el tiempo y las energías que necesitamos para el estudio personal de la Biblia, la adoración en familia, las reuniones y la obra de predicar y hacer discípulos. Además, no nos sentiremos culpables de dedicar un rato al entretenimiento. w19.10 30 párrs. 14, 16; 31 párr. 17
Viernes 19 de marzo
Aunque deseo hacer lo que está bien, no soy capaz de hacerlo (Rom. 7:18).
Hacia el año 55, los corintios tomaron una resolución importante. Cuando se enteraron de las necesidades de los hermanos de Jerusalén y Judea, decidieron contribuir para ayudarlos (1 Cor. 16:1; 2 Cor. 8:6). Sin embargo, unos meses más tarde el apóstol Pablo se enteró de que no habían hecho nada. Por lo tanto, era probable que su ayuda no estuviera preparada a tiempo para llevarla a Jerusalén junto con la de las demás congregaciones (2 Cor. 9:4, 5). Los corintios habían tomado una buena decisión, y Pablo los felicitó por su fuerte fe y su intenso deseo de ser generosos. Pero también tuvo que decirles que terminaran lo que habían empezado (2 Cor. 8:7, 10, 11). Su experiencia nos enseña que es posible que incluso los cristianos fieles tengan que esforzarse por cumplir con lo que deciden. ¿Por qué motivo? Sencillamente porque somos imperfectos y posponemos las cosas. Los imprevistos también pueden impedirnos llevar a cabo lo que nos proponemos (Ecl. 9:11). w19.11 26, 27 párrs. 3-5
Sábado 20 de marzo
Agarren el escudo grande de la fe (Efes. 6:16).
Igual que un escudo grande protege la mayor parte del cuerpo, la fe nos protege de las cosas malas de este mundo, como la inmoralidad, la violencia o cualquier otra cosa que no esté de acuerdo con las normas de Dios. Los cristianos tenemos que luchar contra los espíritus malvados (Efes. 6:10-12). ¿Cómo nos aseguramos de estar preparados para afrontar las pruebas? Primero, pidiéndole ayuda a Dios. Luego, tenemos que acudir a su Palabra a fin de vernos como él nos ve (Heb. 4:12). La Biblia dice: "Confía en Jehová con todo tu corazón y no te apoyes en tu propio entendimiento" (Prov. 3:5, 6). Con esta idea presente, ¿por qué no analizamos algunas de nuestras últimas decisiones? Por ejemplo, si tuvimos un problema económico grave, ¿nos acordamos de la promesa de Jehová de Hebreos 13:5? Allí dice: "Nunca te dejaré y jamás te abandonaré". ¿Nos hizo confiar esta promesa en que Jehová nos ayudaría? Si así fue, entonces nuestro escudo de la fe está en buen estado. w19.11 14 párrs. 1, 4
Domingo 21 de marzo
Los hijos son una herencia de Jehová (Sal. 127:3).
Tanto el padre como la madre deben dedicarles mucho tiempo y energías a los hijos. Así pues, si tienen varios muy seguidos, puede que les resulte difícil darle a cada uno la atención que necesita y merece. Algunas parejas que han pasado por esa situación dijeron que se sintieron agobiadas. Quizás la madre esté siempre agotada física y emocionalmente, y por ello no tenga energías para estudiar, orar y predicar con regularidad. También puede que se le dificulte concentrarse en las reuniones y beneficiarse de ellas. Claro, el esposo que ama a su esposa hará lo posible por ayudarla en las reuniones y en el hogar. Por ejemplo, colaborará con las tareas de la casa, se esforzará para que todos disfruten de la noche de adoración cada semana y tendrá la costumbre de salir a predicar con su familia. w19.12 24 párr. 8
YHWH dara lo nesesario,de alli viene el dicho que hasta hoy se escucha:En su montaña YHWH,da lo nesesario. bereshit.22:14
gomezburgara@yahoo.com.mx
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