HECHOS DE PABLO Y TECLA
1
Mientras Pablo subía a Iconio, después de su huida de Antioquía, se
hicieron compañeros de él, llenos de hipocresía, Dimas y Hermógenes, el
calderero. Adulaban a Pablo como si lo amaran. Pero Pablo, que solo veía la
bondad de Cristo, no les hizo ningún mal, sino que les mostró gran cariño, de
manera tal que les fueran agradables todas las palabras del Señor, no solo de
su enseñanza sino también de su interpretación del nacimiento y de la
resurrección del Amado. Y les mostraba,4 palabra por palabra, la grandeza de
Cristo, tal como le había sido revelada: que el Cristo nació de María,5 de la
simiente de David.
2
Cierto hombre llamado Onesíforo, al oír que Pablo llegaba a Iconio, salió,
acompañado de sus hijos, Semea y Zenón, y de su esposa Lectra, para darle
la bienvenida. Puesto que no lo había visto personalmente, sino que lo
conocía sólo de oídas,6 Tito le había descrito cómo era Pablo en su aspecto
externo.
3
Y se fue por el camino real que pasa por Listra, y quedó a la espera de
Pablo. Observaba a los que llegaban, tomando en cuenta la descripción de
Tito. Y ve que también llegaba Pablo: un hombre de baja estatura, cabeza
puntiaguda, arqueado de piernas, robusto, de cejas fruncidas, nariz
aguileña,7 lleno de gracia. Unas veces parecía un hombre; otras, tenía el
rostro de un ángel.
4
Pablo sonrió al ver a Onesíforo. Y este dijo: «Salud, siervo del Dios
bendito».
Respondió Pablo: «La gracia sea contigo y con tu casa».
Dimas y Hermógenes se pusieron celosos y se les removió aún más su
hipocresía, por lo que Dimas replicó: «¿Acaso no somos nosotros del Bendito8
que no nos has saludado de la misma manera?» Onesíforo les dijo: «No veo en
ustedes frutos de justicia. Pero si de verdad son alguien,9 vengan también a
mi casa y descansen».
5
Cuando entró Pablo a la casa de Onesíforo se produjo un gran gozo, hubo
adoración10 y partimiento del pan, y también palabra de Dios acerca de la
continencia y de la resurrección, pues Pablo habló así:
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«Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
»Bienaventurados los que guardan puro su cuerpo,11 porque ellos serán
templos de Dios.12
»Bienaventurados los que practican la continencia, porque a ellos les
hablará Dios.
»Bienaventurados los que renuncian a este mundo, porque ellos agradarán
a Dios.
»Bienaventurados los que tienen esposa como si no la tuvieran, porque
ellos tendrán a Dios por herencia.
»Bienaventurados los que tienen temor de Dios,13 porque serán ángeles de
Dios.
6
»Bienaventurados los que se estremecen ante la palabra de Dios, porque
ellos serán consolados.
»Bienaventurados los que reciben la sabiduría de Jesucristo, porque
serán llamados hijos del Altísimo.
»Bienaventurados los que han guardado el bautismo,14 porque ellos
descansarán junto al Padre y su Hijo.
»Bienaventurados los que han acogido la ciencia15 de Cristo, porque ellos
estarán en la luz.
»Bienaventurados los que se han alejado, por amor a Dios, de las
apariencias del mundo, porque ellos juzgarán ángeles y serán bendecidos16 a
la diestra del Padre.
»Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos recibirán
misericordia17 y no verán el amargo día de juicio.
»Bienaventurados los cuerpos de las vírgenes,18 porque ellos agradarán a
Dios y no perderán el premio de su pureza;19 porque la palabra del Padre será
para ellos obra de salvación en el día de su Hijo, y tendrán descanso por los
siglos de los siglos».
7
Cuando Pablo hubo pronunciado estas palabras en la asamblea20 en casa
de Onesíforo, Tecla, cierta joven virgen cuya madre era Teoclía, que había
contraído esponsales con un hombre llamado Tamírides, estaba sentada en
la ventana de su casa.21 Oía, noche y día, procedente de la ventana vecina, la
palabra que Pablo predicaba acerca de Dios, y también acerca de la castidad,
de la fe en Cristo Jesús y de la oración.
No se apartaba de la ventana, sino que, plena de gozo, era inducida a la
fe. Al ver que muchas mujeres22 entraban adonde estaba Pablo, deseaba ser
también ella considerada digna de estar en presencia de Pablo y escuchar la
palabra de Cristo. Nunca había visto la fisonomía de Pablo, pues solo oía su
palabra.23
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8
Y como no se apartaba de la ventana, su madre envió por Tamírides. Este
acude gozoso, como si ya la fuera a recibir en matrimonio. En efecto, le dijo a
Teoclía: «¿Dónde está mi Tecla, para verla?» Y Teoclía le respondió: «Tengo
una nueva historia que contarte, Tamírides. Hace ya tres días y tres noches
que Tecla no se ha levantado de la ventana, ni siquiera para comer o beber,24
sino que, mirando fijamente como al gozo,25 así está ligada a un extranjero
que enseña palabras engañosas, astutas y vanas,26 hasta el punto que me
asombra cómo perturba peligrosamente el carácter tan pudoroso de esta
doncella.27
9
»Tamírides, este hombre perturba la ciudad de Iconio,28 y también a tu
Tecla, pues todas las mujeres y los jóvenes29 acuden a él, quien les enseña
que deben temer a un solo Dios30 y vivir castamente. Incluso mi hija,
adherida a estas palabras suyas como una araña a la ventana, está poseída
por un nuevo31 deseo y por una pasión terrible. La doncella atiende fijamente
a las cosas que él dice y ha sucumbido. Pero tú, ve a ella y háblale, pues está
comprometida contigo».
10
Se acercó, pues, Tamírides a ella, pero así como la amaba también temía
su embobamiento.32 Y le dijo: «Tecla, mi desposada, ¿por qué te sientas así?
¿Y qué embelesada pasión te ha sobrecogido? Regresa a tu Tamírides y
respétate a ti misma».33 También su madre decía eso mismo: «Tecla, hija mía,
¿por qué te sientas así, mirando hacia abajo y sin responder nada, sino que
estás como ida?» Los que estaban en la casa lloraban desconsoladamente:
Tamírides porque había perdido a su mujer; Teoclía, a su hija; y las
sirvientas, a la señora. Por eso, en la casa reinaba gran confusión y luto.34 Y
mientras sucedía esto, Tecla ni se volvía, sino que prestaba atención a la
palabra de Pablo.
11
Tamírides, dando un salto salió a la calle y observaba a los que entraban
adonde estaba Pablo y a los que de allí salían. Y vio a dos hombres que
discutían entre sí agriamente. Entonces les dijo: «Oigan,35 díganme: ¿quiénes
son ustedes y quién es ese farsante que está con ustedes, dentro,
engatusando a jóvenes y a doncellas36 para que no se casen sino que
permanezcan como están?37 Por eso, si ustedes me hablan de él, prometo
darles mucho dinero, pues soy persona importante en la ciudad».
12
Dimas y Hermógenes le respondieron: «Quién sea ese hombre, no lo
sabemos. Pero él priva de sus esposas a los jóvenes, y a las doncellas de sus
maridos, enseñándoles esto: "Para ustedes no habrá resurrección de otra
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manera excepto permaneciendo castos y no mancillando el cuerpo38 sino
manteniéndolo puro"».
13
Entonces Tamírides los invitó: «Vengan, señores,39 a mi casa y descansen
allí». Y participaron de una rica cena, con mucho vino, lujo40 y una mesa
espléndida. Y por amor a Tecla, porque quería hacerla su esposa, Tamírides
los emborrachó.41 Y durante la cena les dijo: «Señores,42 ¿qué enseña ese
hombre? Díganme para que también yo sepa, pues estoy muy angustiado43
por Tecla, porque ama de esa manera al extranjero y yo soy privado de mi
casamiento».
14
Respondieron Dimas y Hermógenes al unísono:44 «Tamírides, llévalo ante
el gobernador Cestilio por persuadir a las multitudes de la nueva45 enseñanza
de los cristianos. Así lo destruirá,
46 y tú tendrás a Tecla, tu mujer. Y nosotros
te enseñaremos que aquella resurrección que este dice que habrá, ya sucedió
en los hijos que tenemos, pues resucitamos cuando conocemos al Dios
verdadero».
15
Tamírides, habiendo oído esto y lleno de celo y de rabia, se levantó al alba
y fue a la casa de Onesíforo, acompañado de magistrados y funcionarios, y de
bastante gente con palos. Y le dice a Pablo: «Corrompiste a la ciudad de los
iconianos, y a mi prometida para que no quiera casarse conmigo. Vamos
donde el gobernador Cestilio». Y toda la multitud decía: «¡Fuera con el mago!,
pues corrompe a todas nuestras mujeres».47
16
Ya de pie frente al tribunal, Tamírides dijo con voz muy fuerte:
«Procónsul, no sabemos de dónde sea este hombre que no les permite a
muestras doncellas contraer matrimonio. Que diga ante ti a razón de qué
enseña estas cosas». Dimas y Hermógenes le aconsejaron a Tamírides: «Di
que es cristiano, y de inmediato lo destruirás».48 Pero el gobernador,49
manteniendo su opinión, llamó a Pablo y le dijo: «¿Quién eres y qué enseñas?,
pues te acusan de no poca cosa».
17
Pablo, levantando la voz habló así: «Si hoy soy interrogado acerca de lo
que enseño, escúchame, Procónsul. El Dios viviente, Dios que castiga, Dios
celoso, Dios que se basta a sí mismo, deseando la salvación de los hombres,
me ha enviado para que los arranque de la corrupción y de la impureza, y de
todo placer y de muerte,50 para que no pequen más. Por eso Dios envió a su
propio Hijo, a quien yo proclamo, y enseño que los hombres tienen su
esperanza en él, pues él solo se compadeció de este extraviado mundo, para
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que los hombres ya no estén bajo juicio sino tengan fe y temor de Dios, y el
conocimiento de su santidad y el amor de la verdad. Si yo, pues, enseño las
cosas que Dios me ha revelado,
¿en qué hago mal, Procónsul?»
Cuando el Procónsul lo hubo escuchado, ordenó atar a Pablo y enviarlo a
prisión hasta que pudiera escucharlo más atentamente cuando tuviera más
tiempo.
18
Tecla, cuando ya era de noche, se quitó la pulsera y se la dio al portero.
Este abrió la puerta y ella salió hacia la cárcel. Le dio al carcelero un espejo
plateado y entró adonde estaba Pablo. Sentada a sus pies, escuchó de las
grandezas de Dios. Pablo no temía nada, sino que se comportaba con la
franqueza que Dios le daba. Y al besar sus cadenas, la fe de ella se acrecentó.
19
Pero como los familiares de Tecla y Tamírides la buscaban por los
caminos, como si ella estuviera perdida, uno de los consiervos del portero les
reveló que ella había salido durante la noche. Preguntaron entonces al
portero y este les dijo que ella había ido a la prisión donde estaba el
extranjero. Y fueron, como les había dicho, y la encontraron como si ella
estuviera atada con lazos de afecto.
Cuando salieron de allí, reunieron a la multitud y dieron a conocer al
Gobernador lo que había sucedido.
20
Y ordenó el Gobernador51 conducir a Pablo ante el tribunal. Tecla se había
acurrucado52 en el lugar donde Pablo enseñaba mientras estaba en la cárcel.
El Gobernador ordenó que también ella fuera llevada al tribunal. Ella partió
rebosante de gozo.
Cuando trajeron a Pablo de la cárcel, la multitud gritaba aún más
fuertemente: «¡Es un mago! ¡Fuera con él!»
Pero el Procónsul escuchó con gusto a Pablo hablar de sus obras
piadosas. Y habiendo celebrado consejo, llamó a Tecla y le dijo: «¿Por qué no
te casas con Tamírides, de acuerdo con la ley de los iconianos?» Pero ella se
mantuvo mirando fijamente a Pablo, y, al no responderle, Teoclías, su madre,
dijo gritando: «Quema a esa criminal, quema, en medio del teatro, a la
célibe,53 para que teman todas las mujeres a quienes este hombre enseña».
21
El Gobernador sufría muchísimo. Después de haber azotado a Pablo, lo
expulsó de la ciudad, y a Tecla la condenó a ser quemada. De inmediato, el
Gobernador su puso de pie y se fue al teatro. Toda la multitud salió [para
acudir] al espectáculo del suplicio.
Como una oveja en el desierto mira a su alrededor en busca del pastor,
así Tecla busca a Pablo. Y observando atentamente a la multitud, vio al Señor
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sentado a la manera de Pablo, y [se] dijo: «Como si yo no pudiera soportar
[esto], vino Pablo a verme». Y lo miró fijamente; pero él marchó al cielo.54
22
Los muchachos y las doncellas trajeron madera y hierba para que Tecla
fuera quemada. Al ser ella llevada desnuda, el Gobernador lloró y se maravilló
de la fuerza55 que había en ella. Extendieron, pues, la madera, y los verdugos
le ordenaron que subiera a la pira. Ella, haciendo la señal de la cruz, subió
sobre la leña. Y ellos la encendieron. Brilló entonces un gran fuego, pero el
fuego no la tocó. Dios, movido a compasión, produjo un ruido en el subsuelo,
y desde arriba proyectó su sombra una nube, llena de agua y granizo, y llovió
a raudales,56 de suerte que muchos estuvieron en peligro y murieron. Se
apagó el fuego y Tecla se salvó.
23
Pablo ayunaba, con Onesíforo, esposa e hijos, en una tumba abierta,57 en
el camino por el que se va de Iconio a Dafne. Cuando habían pasado muchos
días, mientras ayunaban, los niños58 dijeron a Pablo: «Tenemos hambre». No
tenían con qué comprar pan, pues Onesíforo había dejado atrás todas las
cosas del mundo59 para seguir a Pablo con toda su casa. Pablo, pues, se
despojó de su capa y dijo:60 «Muchacho, ve,61 compra muchos panes y
tráelos». Y cuando el muchacho iba a comprar, vio a Tecla, su vecina, y se
asombró y preguntó: «Tecla, ¿adónde vas?» Ella respondió: «Busco a Pablo,
pues he sido salvada62 del fuego». El muchacho le dijo: «Ven, te llevaré a él. Él
llora tu suerte, ora y ayuna, ya por seis días».
24
Al llegar a la tumba, vio a Pablo, arrodillado, que estaba orando y decía:
«Padre de Cristo,63 que el fuego no toque a Tecla. Socórrela, pues es tuya».
Ella, colocada detrás de él, clamó diciendo: «Padre, que creaste el cielo y la
tierra, Padre de tu amado Hijo Jesucristo,64 te bendigo porque me salvaste del
fuego para que vea a Pablo». Se levantó Pablo, la vio y dijo: «Dios, que conoces
el corazón, Padre de nuestro Señor Jesucristo, te bendigo porque me has
escuchado, y lo que pedí te apresuraste a dármelo».
25
Y en la tumba hubo muchas expresiones de amor. Pablo estaba lleno de
regocijo, también Onesíforo y todos los demás.
Tenían cinco panes, hierbas y agua,65 y se regocijaban por las obras
santas de Cristo. Entonces Tecla le dijo a Pablo: «Me cortaré el cabello y
adondequiera que vayas te seguiré». Pero él le replicó: «Esta época es fea,66 y
tú eres hermosa; que no te llegue otra prueba peor que la primera, no sea que
te acobardes67 y no la soportes». Y le respondió Tecla: «Tú sólo dame el sello
que es en Cristo, y la prueba no me tocará». Pablo le dijo:
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«Tecla, sé paciente y recibirás el agua».
26
Pablo envió a Onesíforo con toda su familia a Iconio, y así, tomando a
Tecla, entró en Antioquía.
Pero tan pronto como entran en la ciudad, cierto sirio llamado Alejandro,
personaje importante de los antioquenos,68 al ver a Tecla se enamoró de ella,
y adulaba a Pablo [ofreciéndole] dinero y regalos. Pero Pablo dijo: «No conozco
a esa mujer de que hablas, ni es mía». Y como era muy poderoso,69 él mismo
la abrazó en el camino, pero ella no lo soportaba, sino que buscaba a Pablo. Y
gritando amargamente, decía: «No hagas violencia a la extranjera; no hagas
violencia a la sierva de Dios. Soy mujer importante de entre los iconianos, y
por no querer casarme con Tamírides, fui expulsada de la ciudad». Y echando
mano de Alejandro, le rompió la clámide y le quitó la corona de su cabeza, y
lo dejó en ridículo».
27
Él, que la amaba pero al mismo tiempo se sentía avergonzado por ese
suceso, la condujo ante el Gobernador. Al haber confesado ella el hecho, fue
condenada a ser echada a las fieras70. Pero las mujeres71 se asombraron, y se
pusieron a gritar fuera del tribunal:
«¡Condena injusta!, ¡condena impía!» Tecla le solicitó al Gobernador que le
permitiera permanecer pura hasta que peleara con las fieras.
Cierta mujer, llamada Trifena, que era rica72 y cuya hija había muerto, la
tomó a su cuidado y le fue de consuelo.73
28
Cuando sacaron ante el público las fieras, Tecla fue atada a una feroz
leona. La reina Trifena la acompañaba. Pero la leona, cuando Tecla fue
puesta encima de ella, le lamía los pies, por lo que la multitud estaba fuera
de sí. Y la inscripción de su acusación era:
«Sacrílega». Las mujeres con sus niños gritaban desde arriba: «¡Oh Dios, en
esta ciudad se comete un sacrilegio!»
Después de esta ceremonia, Trifena la recibe de nuevo en su casa,74 pues
su hija muerta se le había aparecido en sueños y le había dicho: «Madre,
tendrás a esta extranjera solitaria, a Tecla, en mi lugar, para que ore por mí y
yo sea trasladada al lugar de los justos».
29
Así pues, cuando de la ceremonia la recibía Trifena, se afligía porque al
día siguiente debía luchar con las fieras, y al mismo tiempo la amaba
profundamente, como a su hija Falconila; y dijo: «Tecla, mi segunda hija, ven
para que ores por mi hija, para que viva,75 pues esto vi en sueños». Y Tecla,
sin dudar, elevó la voz y oró así: «Dios de los cielos, Hijo del Altísimo,
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concédele a ella, según su deseo, que su hija Falconila viva por los siglos».
Cuando oyó esto, Trifena se afligía al considerar que tal belleza sería lanzada
a las fieras.
30
Cuando amaneció, vino Alejandro a tomarla, pues él había donado las
fieras, y dijo: «El Gobernador ya está en su asiento y la multitud nos abuchea.
Deja que yo lleve a la que luchará con las fieras».
Pero Trifena gritó tanto que Alejandro salió huyendo, mientras ella decía:
«Un segundo luto por mi Falconila ha caído sobre mi casa, y nadie me ayuda,
ni mi niña, pues murió, ni un familiar,76 ya que soy viuda. Dios de mi hija
Tecla, ayúdala».
31
El Gobernador envía soldados para llevar a Tecla. Pero Trifena no se
apartó, sino que ella misma, tomada de la mano de Tecla, la condujo
diciendo: «A mi hija Falconila la llevé a la tumba; pero a ti, Tecla, te llevo a
luchar con las fieras». Y lloró Tecla amargamente; gimió ante el Señor, y dijo:
«Señor, el Dios en quien creo,77 en quien me he refugiado, quien me libró del
fuego, recompensa a Trifena, quien se ha compadecido de tu sierva, y porque
me ha mantenido en castidad».
32
Se produjo entonces ruido y rugido de las fieras, y clamor del pueblo y de
las mujeres sentadas juntas. Los unos decían: «¡Saquen a la sacrílega!»; y las
otras: «¡Sea la ciudad destruida por esta maldad; destrúyenos a todos,
Procónsul! ¡Espectáculo cruel; sentencia maligna!»
33
Y Tecla, separada de la mano de Trifena, fue desvestida, recibió una
especie de faja y fue echada a la arena.78 Y echaron contra ella leones y osos.
Una leona feroz vino corriendo y se echó a sus pies. La multitud de mujeres
gritaba fuertemente. Y corrió contra ella una osa; pero corriendo también la
leona le hizo frente a la osa y la quebró. Y de nuevo, un león amaestrado para
devorar hombres79 —y era el león de Alejandro— se lanzó contra ella. Y la
leona, enzarzada con el león, murió juntamente con este. Las mujeres
lloraron aun más, pues también la leona, protectora de Tecla, había muerto.
34
Entonces sacaron muchas fieras, mientras ella estaba de pie, extendidas
sus manos,80 orando.81 Al terminar su oración, se volvió y vio una gran fosa
llena de agua. Entonces dijo:
«Ahora es el momento de lavarme». Y se lanzó ella misma, diciendo: «En el
nombre de Jesucristo, en mi último día me bautizo».
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Y cuando las mujeres y toda la multitud la vieron, llorando dijeron: «No te
tires al agua». Y hasta el Gobernador lloró porque las focas iban a devorar
tanta belleza. No obstante, ella se lanzó al agua en el nombre de Jesucristo.
Pero las focas, viendo el resplandor de un fuego de relámpago, flotaban
muertas. Y alrededor de ella82 había una nube de fuego, tal que ni las fieras
podían tocarla ni [los demás] la veían desnuda.
35
Las mujeres, cuando echaron otras fieras más terribles, prorrumpieron en un
alarido, y unas echaban pétalos de flores, otras, nardo, otras, casio, y otras,
amomo, para que hubiera abundante perfume. Ninguna de las fieras
lanzadas [contra ella] la tocó, como si todas estuvieran dominadas por el
sueño.
Entonces Alejandro dijo al Gobernador: «Tengo toros muy terribles.
Amarremos a ellos a la luchadora contra las fieras. Entristecido, lo permitió el
Gobernador, diciendo: «Haz lo que quieras».. Y la ataron de los pies entre los
toros, y colocaron bajo los genitales de los toros hierros candentes, para que,
más enardecidos, la mataran. Ellos, pues, brincaban;83 pero la llama que
ardía quemó las cuerdas y ella quedó como si no estuviera amarrada.
36
Y Trifena, estando junto a la arena, en las tablas,84 perdió el
conocimiento, por lo que las sirvientas dijeron: «Murió la reina Trifena». Y se
lamentó el Gobernador y toda la ciudad tuvo miedo. Alejandro,85 cayendo a
los pies del Gobernador,86 le dijo: «Ten piedad tanto de mí como de la ciudad y
libera a la que lucha con las fieras, no sea que la ciudad perezca juntamente.
Como César oiga estas cosas rápidamente destruirá la ciudad junto con
nosotros, pues su pariente, Trifena, la reina, murió junto a las tablas».87
37
Llamó el Gobernador a Tecla de en medio de las fieras, y le dijo: «¿Quién
eres? ¿Y qué es lo que hay alrededor de ti que ni una de las fieras te tocó?»
Ella respondió: «Yo soy sierva del Dios vivo. En cuanto a lo que hay a mi
alrededor, yo creí en aquel en quien Dios se agradó, en su Hijo, por quien
ninguna de las fieras me tocó. Pues este es el único camino de salvación, y el
fundamento de vida inmortal. Él es, en efecto, refugio88 para los azotados por
la tormenta, descanso para los afligidos, protección89 para los
desesperanzados y, en una palabra, quien no crea en él no vivirá sino que
morirá eternamente».
38
Después de oír esto el Gobernador, ordenó traer ropa y dijo: «Vístanla». Y ella
afirmó:
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«Quien me vistió estando yo desnuda en medio de las fieras, me vestirá con
salvación en el día del juicio». Y tomando la ropa, se vistió.
El Gobernador emitió inmediatamente un edicto90 que decía: «Libero para
ustedes a Tecla, la sierva de Dios, la piadosa». Y todas las mujeres gritaron
con fuerte voz, y como con una sola boca dieron honor a Dios, diciendo: «Hay
un solo Dios, el que salvó a Tecla». Y por el grito, toda la ciudad tembló.91
39
Habiendo recibido Trifena la buena nueva, va con una multitud al
encuentro de Tecla y, rodeándola con sus brazos, le dice: «Ahora creo que los
muertos resucitan; ahora creo que mi hija vive. Ven adentro,92 e inscribiré a
tu nombre todo lo mío».
Por tanto, entró Tecla con ella y se detuvo ocho días en la casa de Trifena,
enseñándole93 la palabra de Dios, al punto de que también creyera la mayoría
de sus criadas. Y hubo gran gozo en la casa.
40
Pero Tecla añoraba además a Pablo y lo buscaba enviando por todas
partes. Le indicaron que estaba en Mira. Tomó esclavos, jóvenes varones y
jovencitas, se ciñó, cosió94 la capa al estilo de los hombres y partió para Mira.
Allí encontró a Pablo que anunciaba la palabra de Dios, y se puso junto a él.95
Él se asombró al verla con la multitud que estaba con ella, y pensó que
quizás la asaltaba otra prueba. Ella, al darse cuenta, le dijo: «Recibí el baño,
Pablo. Quien te favoreció para el evangelio también me ha favorecido para ser
lavada».96
41
Pablo, tomado de su mano, la condujo a la casa de Hermias, y oyó todo de
ella,97 hasta el punto de que Pablo se maravilló muchísimo, y los que oían
fueron confirmados y oraron por Trifena.
Y levantándose Tecla, le anunció a Pablo: «Voy a Iconio». Pablo replicó: «Ve
y enseña la palabra de Dios». Por eso Trifena le envió mucha ropa y dinero,
para dejar con Pablo, para el servicio de los pobres.
42
Ella misma fue a Iconio. Entró en la casa de Onesíforo y cayó al suelo
donde Pablo, sentado, había enseñado la palabra de Dios, y lloraba diciendo:
«Dios mío y de esta casa, donde me alumbró la luz,
98 oh Cristo Jesús, Hijo de
Dios, mi socorro en la cárcel, mi ayuda contra el Gobernador, protector en
medio del fuego, protector99 en medio de las fieras, él es Dios, y a ti la gloria
por los siglos. Amén».
43
Y encontró muerto a Tamírides, pero viva a su madre. La llamó y le dice:
«Teoclía, madre, ¿puedes creer que vive el Señor en los cielos? Ya sea que
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desees riquezas,100 el Señor te la dará por mi medio; ya sea que desees a tu
hija, he aquí estoy junto a ti».
Y habiendo testificado esto, fue a Seleucia, e iluminando a muchos con la
palabra de Dios, durmió con un buen sueño.
FIN
________________________________________________
NOTAS:
4 Var. latina: enseñaba; copta: anunciaba.
5 El texto copto añade: virgen.
6 Lit.: ya que no lo había visto en la carne sino sólo en espíritu.
7 Según variante latina; gr.: un poco narigudo [o: de nariz algo prominente]
8 Var.: del Dios bendito.
9 Es decir, si son lo que dicen ser. Var. latina: pero si son merecedores.
10 Lit.: genuflexiones.
11 Var.: los que tienen corazón puro y guardan su cuerpo [cuerpo traduce la palabra
griega para carne].
12 Var.: templo del Espíritu Santo.
13 Var.: de Cristo.
14 Var.: los que hayan guardado el santo y salutífero bautismo puro e inmaculado.
15 Gr.: synesin: ciencia, entendimiento, inteligencia.
16 Var.: estarán de pie, se mantendrán.
17 Var.: porque los que tienen misericordia servirán al mismo Cristo, [que era] pobre.
18 Var.: los que han practicado la virginidad.
19 Var.: virginidad.
20 Gr.: ekklēsias.
21 Var.: sentada en la ventana cerca de la casa.
22 Var. añade: y vírgenes.
23 Un texto latino traduce logou por vocem [voz].
24 Un ms. latino añade: retenida por el amor de no sé qué Cristo.
25 al gozo, es decir, a lo que le producía gozo, al gozo mismo.
26 Las palabras y vana (o: inane) se encuentran en el frag. egipcio.
27 Gr.: parthenou.
28 Lit.: de los iconianos.
29 El frag. egipcio añade: con las doncellas [syn tais parthenois].
30 Var.: temer a un y único Dios (hena kai monon theon).
31 Var. gr.: terrible; var. lat.: vano.
32 Según unos mss. latinos: sus reproches.
33 O: siéntete avergonzada[avergüénzate].
34 Según traducción latina. O: reinaba gran confusión en la casa de luto [es decir, donde
había luto].
35 Oigan: lit.: Hombres [o: Señores].
36 Gr. engatusando las almas de jóvenes y doncellas [parthenōn].
37 Es decir, en el estado en que se encuentran; o sea, célibes. Véase 1 Co 7.26.
38 Gr.: carne.
39 Lit.: Hombres.
40 Lit.: gran riqueza.
41 Lit.: los hizo beber.
42 Lit.: Hombres.
43 pues... angustiado. Lit.: pues no estoy poco angustiado.
44 Algunos mss. no contienen las palabras al unísno [lit.: como de una sola boca].
45 Var.: inútil (o: vana).
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46 Unos mss. añaden: según la orden de César. Y los mss. latinos: según senadoconsulto
[senatus consultum].
47 Unos mss. añaden: y las multitudes fueron persuadidas.
48 Var.: se destruirá.
49 Var.: Procónsul.
50 Algunos mss. latinos, en vez de todo placer, dicen: de toda mala voluntad y de todo
tormento. Y otro tiene: del error de la idolatría.
51 Las palabras el Gobernador la añaden un par de mss. griegos y casi todos los latinos
52 Gr.: rodaba o se revolcaba, probablemente en señal de sufrimiento. Quizás la idea sea
que "se hizo un ovillo" en el suelo.
53 Gr.: la no casada [ten anymphon].
54 Algunos mss añaden: viéndolo ella. Otro ms. latino, para explicar la visión del Señor y
la referencia a Pablo, dice: vio cómo era elevado al cielo, y entendió en seguida lo que
había visto [es decir, quién era aquel a quien había visto].
55 Variantes dicen, en lugar de la fuerza [tēn dynamin]: su belleza [tō kallei autēs] o la
fuerza de su belleza [tēn dynamin tou kallous autēs].
56 Lit.: y se derramó gran cantidad de muchas aguas.
57 Variantes: nueva [kainōi]; vacía [kenōi].
58 Var. añade: de Onesíforo.
59 Un texto latino traduce así: todos sus bienes.
60 Var. añade: a uno de ellos.
61 Var. añade: vende esto y.
62 Var.: he huido.
63 En los mss. hay muchas variantes respecto de las palabras iniciales de la oración de
Pablo: Padre de Cristo; Padre santo, Jesucristo; Padre santo, Señor Jesucristo; Padre,
Hijo y Espíritu Santo, única divinidad; Padre de nuestro Señor Jesucristo; Padre,
Jesucristo.
64 Var.: Padre de tu santo Hijo. Hay otras variantes en los mss. latinos.
65 Var. añade: y sal.
66 Gr.: vergonzosa.
67 Var.: tengas miedo.
68 Algunos mss. dan información adicional: ciudadano importante de los antioquenos,
que hizo muchas cosas en la ciudad durante su magistratura.
69 Un ms. añade: atormentado por su pasión.
70 Un ms. griego y varios latinos añaden: Alejandro había donado los animales de caza
[es decir, las fieras].
71 En vez de las mujeres, el texto siríaco dice: todos los habitantes de la ciudad.
72 Variantes añaden: de la familia real o patricia muy ilustre de la familia de Nerón.
73 Como especifica una variante latina: en lugar de su hija.
74 Las palabras en su casa son adición de un ms. latino.
75 Var. añade: para siempre.
76 En vez de familiar, dos mss. griegos dicen hombre [anēr].
77 Var. latina añade: y que sé que es Dios verdaderamente.
78 El texto siríaco añade aquí una extensa oración de Tecla.
79 Lit.: amaestrados contra hombres; pero dos mss. griegos añaden el verbo devorar.
80 Unos mss. griegos añaden: al cielo. El ms. siríaco, añade: en forma de cruz.
81 Mss. gr. y lat. añaden: al Señor.
82 Varios mss. gr. añaden: que estaba desnuda.
83 Unos mss. gr. añaden: dando un mugido terrible.
84 en las tablas. En gr. abakas, cierto lugar del teatro. Un ms. latino y el texto siríaco
tradujeron: en la puerta.
85 Unos mss. añaden: lleno de temor.
86 Unos mss. dicen: ruega al Gobernador; otros: pide al Gobernador.
87 Un ms. dice: junto
a la arena; y otro ms. latino traduce: en público.
88 Var.: puerto de refugio.
89 Var.: esperanza y protección.
90 Algunos mss. latinos y el texto siríaco dicen: heraldo
91 Var.: las bases del teatro temblaron.
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92 Var. dice: Hija mía, Tecla, ven adentro, a mi casa.
93 Var. dice: enseñando la palabra de Dios a todos los que estaban en la casa.
94 Var.: se echó encima.
95 Var. añade, después de él: con todo el grupo.
96 Var.: el santo bautismo.
97 Vars.: y [la bienaventurada] Tecla le relató [detalladamente] a[l gran] Pablo todo lo que
le había sucedido en Antioquía.
98 Var. añade: verdadera.
99 En el texto griego, las palabras que hemos traducido por "socorro", "ayuda" y
"protector" son la misma [boēthos].
100 Unas vars. tienen la palabra hrēmata [= palabras] en vez de chrēmata [= dinero,
riquezas].Una de esas variantes completa la expresión así: si, pues, ahora deseas las
palabras de vida eterna.
YHWH dara lo nesesario,de alli viene el dicho que hasta hoy se escucha:En su montaña YHWH,da lo nesesario. bereshit.22:14
gomezburgara@yahoo.com.mx
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