La Biblia dice: «Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros» (Juan 1:14). ¿Quién es este «Verbo»? Es Dios mismo, que descendió del cielo, se revistió de carne humana y físicamente invadió la historia de la humanidad. Juan no deja duda con respecto a esta identidad: «En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios» (Juan 1:1, énfasis añadido).
¡Jesús vino a donde nosotros estamos, a fin de que un día pudiéramos ir donde él está! Él descendió, no aferrándose al esplendor de su gloria, ni evitándonos a causa de nuestra condición pecaminosa, sino humillándose y haciéndose carne. De este modo, es capaz de decirnos a usted y a mí, cualquiera sea nuestra condición emocional, tentaciones o dolor: «Entiendo».
«Habitó entre nosotros… lleno de gracia y de verdad» (Juan 1:14). Jesús está lleno de gracia. A causa de su sacrificio, no recibimos lo que merecemos, y eso se llama gracia. También está lleno de verdad. Solo cuando su gracia nos guía a conocer la verdad es que somos verdaderamente libres.
Sin embargo, eso no es todo. «Vimos su gloria» (Juan 1:14). Pablo lo expresó así: «Cristo en vosotros, la esperanza de gloria» (Colosenses 1:27). ¿Ha contemplado personal-mente su gloria en usted?
PALABRA CLAVE: COMPLACENCIA
Cuando Jesús descendió y se hizo carne, fue uno de los actos más asombrosos de complacencia que pudiera existir. Al reflexionar hoy en esta palabra clave, maravíllese de cuánto usted significa para él.
UNA FERVIENTE PROCLAMACIÓN
No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.
Juan 14:18
ORACIÓN
Señor, te humillaste a ti mismo al venir a la tierra a fin de que yo pudiera ir al cielo. Y un día, a causa de tu maravillosa gracia, podré ir a donde tú estás por-que descendiste a donde yo estoy. En el nombre de Jesús, amén
carlos adrian gomez burgara
carlosadrian@inbox.ru
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