PARTE UNO DE TRES.
Capítulo 3/7
SIETE CIELOS
En medio de aprovecharse de nuestras mujeres, los 200 ángeles rebeldes se dedicaron a impartir los secretos celestiales a los que tenían oídos para escuchar. Uno de ellos, un líder llamado Azazel, se dice que "enseñó a los hombres a hacer espadas, cuchillos, y escudos y corazas, y les hicieron conocer los metales (de la tierra) y el arte de trabajar con ellos", lo cual indica que los Vigilantes trajeron el uso del metal a la humanidad.
También se les instruyeron sobre cómo hacer "pulseras" y "adornos" y les mostraron cómo usar "antimonio", un frágil metal blanco empleado en las artes y en la medicina.
A las mujeres, Azazel enseñó el arte de "embellecerse" los párpados y el uso de "todo tipo de piedras preciosas" y "tinturas colorantes", presuponiendo que el uso del maquillaje y las joyas no se conocía antes de esta edad. Además de estos crímenes, Azazel fue acusado de enseñar a las mujeres cómo disfrutar el placer sexual y entregarse a la promiscuidad - visto como una blasfemia "impía" a los ojos de los narradores hebreos.
Otros Vigilantes fueron acusados de revelar a la especie mortal el conocimiento de las artes más científicas, tal como la astronomía, el conocimiento de las nubes, o meteorología, las "señales de la Tierra", probablemente la geodesia y geografía, así como las "señales", o pasajes de los cuerpos celestes, como el sol y la luna.
Su líder, Shemihaza, está acreditado con haber enseñado "encantamientos y cortes de raíces", una referencia a las artes mágicas rechazadas por la mayoría de los judíos ortodoxos.
Algunos de ellos, los Pênêmûe, enseñaron que "lo amargo y lo dulce", seguramente una referencia al uso de hierbas y especias en los alimentos, mientras instruyeron a los hombres sobre el uso de "tinta y papel", implicando que los Vigilantes introdujeron las primeras formas de escritura.
Mucho más inquietante es Kâsdejâ, de quienes se dice que enseñaron a "los hijos de todos los hombres todos los malvados caprichos de los espíritus y demonios, y los secretos para eliminar el embrión en el útero". En otras palabras, enseñaban a las mujeres a abortar.
Estas líneas relativas a las ciencias prohibidas, entregadas a la humanidad por los Vigilantes rebeldes, plantea la pregunta fundamental del por qué los ángeles deberían haber poseído un conocimiento de estos asuntos, en primer lugar.
¿Por qué tenían necesidad que trabajar con metales, usar encantos, encantamientos y escritura; embellecer el cuerpo, emplear el uso de especias, y saber ahora cómo abortar un niño no nacido? Ninguna de estas habilidades son lo que uno podría esperar que los mensajeros celestiales de Dios, de poseyeran, a menos que éstos fueran humanos, en primer lugar.
En mi opinión, esta revelación del conocimiento la sabiduría previamente desconocidos parecieran ser las acciones de una raza muy avanzada transmitiendo algunos de sus secretos estrechamente vigilados, a una cultura menos desarrollada que estaba aún tratando de entender los principios básicos de la vida.
Más desconcertante fueron las acciones aparente de la empresa completamente desarrollados Nefilim, pues dice:
"Y cuando los hombres ya no pudieron sostenerlos, los gigantes se volvieron contra ellos y devoraron a la Humanidad. Y empezaron a pecar contra los pájaros y las bestias, y reptiles, y peces, y a devorarse la carne unos a otros, y beberse la sangre. Luego la tierra estableció acusación contra los sin ley".
Por ahora los gritos de desesperación de la humanidad fueron fuertemente escuchados por los ángeles, o Vigilantes, quienes habían permanecido leales al cielo.
Uno por uno, son escogidos por Dios para proceder contra los Vigilantes rebeldes y sus descendientes, los Nefilim, que son descritos como "bastardos y réprobos e hijos de la fornicación".
El primer líder, Shemihaza, es colgado y atado boca abajo y su alma desterrada para convertirse en las estrellas de la constelación de Orión. El segundo líder, Azazel, fue atado de pies y manos, y expulsado por la eternidad a la oscuridad de un desierto denominado Dûdâêl.
Sobre él se colocaron "piedras irregulares y en bruto" y aquí se mantendrá por siempre hasta el Día del Juicio, cuando será "echado en el fuego" por sus pecados.
Por su parte en la corrupción de la humanidad, los Vigilantes rebeldes se ven obligados a presenciar la masacre de sus propios hijos antes de ser expulsados a una especie de prisión celestial, considerado como un "abismo de fuego".
SIETE CIELOS
El patriarca Enoc, entonces, entra en escena y, por algún motivo inexplicable, se le pide que interceda en favor de los rebeldes encarcelados. Él intenta conciliar con los ángeles del cielo, pero falla estrepitosamente. Después de esto, el Libro de Enoc relata cómo el patriarca es llevado por los ángeles sobre las montañas y los mares a los "siete cielos".
Aquí él ve una multitud de seres angélicos mirando las estrellas y otros cuerpos celestes en lo que parecen ser observatorios astronómicos. Otros hacen huertos y jardines que tienen más en común con un kibutz israelí que con un reino etéreo sobre las nubes.
En otra parte del "cielo" está el Edén, donde Dios plantó un jardín para Adán y Eva antes de su caída – siendo Enoc el primer mortal en entrar en este dominio desde la expulsión de ellos.
Por último, durante la vida del bisnieto de Enoc, Noé, el Diluvio cubre la tierra y destruye todos los vestigios restantes de la raza gigante. Así termina la historia de los Vigilantes.
Continuará mañana...
Por: Andrew Collins
carlos adrian gomez burgara
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