sábado, 24 de junio de 2023

Ur, la madre de todas las ciudades

Ur, la madre de todas las ciudades
Fundada seis mil años atrás, Ur fue uno de los primeros núcleos urbanos de Mesopotamia y, por ende, de la humanidad. Su legado arqueológico es el más destacado de la cultura sumeria. Hoy en día, sus ruinas se encuentran a 24 kilómetros al suroeste de Nasiriya, en el actual Irak.
Ur, la primera civilización de la historia
Irak, escenario de las guerras más importantes de los últimos años, es el lugar que también vio nacer la primera civilización de la historia. Hace unos seis mil años, en la Edad del Bronce, los ubaidianos colonizaron la Baja Mesopotamia (entre la actual Bagdad y el golfo Pérsico) a lo largo de los ríos Tigris y Éufrates.
Allí desarrollaron una agricultura intensiva basada en un sistema de irrigación avanzado e introdujeron el ladrillo y la cerámica. La organización política y la urbanización de los asentamientos ubaidianos en el IV milenio a.C. conducirían a la aparición hacia 2.900 a.C. de las ciudades-estado que conformaron la civilización sumeria.
Estas ciudades, que disponían de instituciones políticas y religiosas y una tradición cultural propias, compitieron entre sí por el dominio de Sumer, siendo las más poderosas Kish, Lagash, Uruk y Ur.
Entre los grandes hitos culturales de los sumarios durante los periodos Uruk (4300-3100 a.C.) y Dinástico Antiguo (2900-2334 a.C.) se encuentran la escritura, la vida urbana, la rueda, el sistema sexagimal, la sofisticación de la arquitectura y la escultura y las instituciones estatales.
La conquista de Sumer por su vecino del norte, Acadia, en 2334 a.C., permitió la fusión de las culturas sumerias y semítica. Tras un breve resurgimiento sumerio, ambos estados serían anexionados por Babilonia en el II milenio a.C.
Ur
Reconstrucción virtual de la ciudad mesopotámica de Ur.
Durante el periodo Dinástico Antiguo, Ur fue una de las ciudades-estado más prósperas y poderosas. En aquellos tiempos, la ciudad se encontraba a orillas del Éufrates, cerca de su desembocadura en el golfo Pérsico. El control de esta salida al mar facilitó el desarrollo comercial de la ciudad y su dominio político en la región.
Ur alumbró tres dinastías de gobernantes que, en distintas épocas, extendieron su poder por toda Sumer. El fundador de la dinastía inicial, el gran conquistador Mesanepada (hacia 2670 a.C.), fue también el primer gobernante mencionado en los documentos sumerios.
Ur volvería a cobrar protagonismo tras la caída del Imperio acadio con Ur-Nammu (2113-2095 a.C.), primer rey de la tercera dinastía y constructor del zigurat dedicado a Nanna, dios de la Luna. Su reinado marcó el inicio del renacimiento del arte y la literatura sumerios e hizo de su capital la urbe más rica de Mesopotamia.
Saqueada por los elamitas en 2004 a.C., Ur resucitó gracias a su importancia como centro religioso de la región y, aunque fue perdiendo lustre, vivió una última fase de esplendor con los reyes caldeos de Babilonia, que reconstruyeron la ciudad y sus templos en el siglo VI a.C.
Su declive final comenzaría poco después, cuando Persia sometió a Babilonia. La ciudad, ya prácticamente olvidada, sería abandonada hacia el siglo IV a.C. debido probablemente a un cambio del curso del Éufrates.
Aunque el zigurat y las ruinas de Ur fueron descubiertos en 1854 por el cónsul ingles J. E. Taylor, las excavaciones de mayor calado se realizaron entre 1922 y 1934 bajo la dirección del arqueólogo Leonard Woolley, también británico.
La exhumación de una gran necrópolis deparó el hallazgo más espectacular y representativo del arte sumerio: las tumbas reales de Ur.

carlos adrian gomez burgara
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