EXPULSIÓN
Cuando un cristiano que comete un pecado grave no se arrepiente y se niega a aceptar las normas de Jehová, no puede seguir siendo miembro de la congregación. Tiene que ser expulsado. Cuando alguien es expulsado, los demás dejamos de relacionarnos con él y de hablarle (1 Corintios 5:11; 2 Juan 9-11). La expulsión protege el nombre de Jehová y a la congregación (1 Corintios 5:6). También es una medida de disciplina que puede ayudar a la persona a arrepentirse para que pueda volver a Jehová (Lucas 15:17).
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