domingo, 14 de julio de 2019

Consolemos a las víctimas de los abusos (cuarto artículo de la serie) “El Dios de todo consuelo [...] nos consuela en toda nuestra tribulación” (2 COR. 1:3, 4)

Consolemos a las víctimas de los abusos (cuarto artículo de la serie)

“El Dios de todo consuelo [...] nos consuela en toda nuestra tribulación” (2 COR. 1:3, 4).
CANCIÓN 134 Los hijos son un regalo de Dios
AVANCE*
1, 2. a) ¿Qué ejemplo muestra que los seres humanos nacemos con la necesidad de recibir consuelo y la capacidad de darlo? b) ¿Qué daño sufren algunos niños?
LOS seres humanos nacemos con la necesidad de recibir consuelo y la extraordinaria capacidad de darlo. Por ejemplo, cuando un niño se cae y se raspa las rodillas mientras juega, corre llorando a buscar a su papá o su mamá. Ellos no pueden curarlo, pero sí consolarlo. Le preguntan qué pasó, le secan las lágrimas, lo abrazan y le hablan con cariño, y quizás le limpian y le vendan la herida. Enseguida, el niño deja de llorar y hasta puede que se vaya a jugar de nuevo. Con el tiempo, la herida habrá sanado.
Sin embargo, hay niños que sufren heridas mucho más graves. Algunos son víctimas de abusos sexuales, ya sea una sola vez o durante años. En cualquier caso, las cicatrices emocionales pueden ser profundas. A algunos abusadores se les descubre y castiga, mientras que otros parece que logran evadir la justicia. Pero, aunque el culpable reciba castigo de inmediato, la víctima sigue sufriendo incluso cuando es adulta.
3. a) Como se señala en 2 Corintios 1:3, 4, ¿qué desea Jehová? b) ¿Qué preguntas vamos a responder?
¿Qué puede ayudar a un cristiano que sufrió abusos en la niñez y sigue luchando contra el dolor emocional? (Lea 2 Corintios 1:3, 4). Está claro que Jehová desea que sus ovejas reciban el amor y el consuelo que necesitan. Por tanto, veamos la respuesta a las siguientes tres preguntas: ¿Por qué necesitan consuelo las víctimas del abuso de menores? ¿Quién puede dárselo? Y ¿qué podemos hacer para consolarlas?

POR QUÉ NECESITAN CONSUELO

4, 5. a) ¿Por qué es importante recordar que los niños son distintos de los adultos? b) ¿Qué efecto tienen los abusos en la capacidad de los niños de confiar en otras personas?
Algunas personas que sufrieron abusos en la niñez siguen necesitando consuelo aunque hayan pasado muchos años. Para entender por qué, primero debemos recordar que los niños son muy distintos de los adultos y que por lo general los abusos les afectan de manera muy diferente. Veamos algunas razones.
Los niños necesitan crear estrechos vínculos de confianza con quienes los crían y cuidan. Gracias a eso, se sienten seguros y aprenden a confiar en las personas que los quieren (Sal. 22:9). Por desgracia, muchos abusos ocurren en el hogar, y quienes los cometen suelen ser parientes cercanos y amigos de la familia. ¿Qué ocurre cuando se traiciona así la confianza de un niño? Que se le puede hacer difícil confiar en los demás, incluso años más tarde.
6. ¿Por qué es perjudicial y cruel el abuso sexual?
Los niños son vulnerables. El abuso sexual es perjudicial y cruel. A los niños les causa un daño terrible obligarlos a realizar actos sexuales muchos años antes de que estén preparados física, emocional y mentalmente para casarse y tener relaciones sexuales. Los abusos distorsionan su visión sobre el sexo, sobre sí mismos o sobre cualquier persona que desee acercarse a ellos.
7. a) ¿Por qué le resulta fácil a un abusador engañar a un niño, y cómo podría hacerlo? b) ¿Cuáles pueden ser los resultados de esas mentiras?
Los niños no han desarrollado por completo su capacidad de pensar, de razonar y de reconocer y evitar los peligros (1 Cor. 13:11). Por eso le resulta tan fácil a un abusador engañar a un niño. Le dice mentiras que le harán mucho daño, como que él es el culpable de los abusos, que debe mantenerlos en secreto, que nadie le escuchará ni le creerá si habla de lo que ocurre, o que los actos sexuales entre un adulto y un niño son en realidad expresiones sinceras de amor. Como resultado, durante muchos años la víctima no entenderá que todo esto eran mentiras. Puede que el niño crezca pensando que está sucio, que no sirve para nada y que no merece consideración ni cariño.
8. ¿Por qué podemos estar seguros de que Jehová puede consolar a quienes han sufrido daño?
En vista de todo esto, no nos sorprende que el abuso sexual cause daño durante tanto tiempo. Es un delito atroz. El que hoy haya tantos casos de abusos es una prueba clara de que vivimos en los últimos días, un tiempo en el que muchas personas no tienen “cariño natural” y en el que “los hombres inicuos e impostores” van de mal en peor (2 Tim. 3:1-5, 13). Las tácticas del Diablo son muy malvadas, y es lamentable que los hombres hagan lo que a él le complace. Pero Jehová es mucho más fuerte que Satanás y que las personas que hacen lo que nuestro enemigo desea. Además, Dios conoce muy bien su manera de actuar. Por eso, podemos estar seguros de que está al tanto del dolor que sentimos y de que puede darnos el consuelo que necesitamos. Cuánto nos alegra servir al “Dios de todo consuelo, que nos consuela en toda nuestra tribulación, para que nosotros podamos consolar a los que se hallan en cualquier clase de tribulación mediante el consuelo con que nosotros mismos estamos siendo consolados por Dios” (2 Cor. 1:3, 4). Ahora bien, ¿a quién utiliza Jehová para consolarnos?

QUIÉN PUEDE DAR CONSUELO

9. De acuerdo con lo que escribió el rey David en el Salmo 27:10, ¿qué hará Jehová por aquellos a los que abandona su propia familia?
Es posible que tengan una necesidad especial de consuelo las personas cuyos padres no hicieron nada para protegerlas de los abusos o las que sufrieron abusos de quienes eran cercanos a ellas. El rey David sabía que Jehová es quien mejor puede consolarnos (lea Salmo 27:10). Tenía fe en que Dios se hace cargo con cariño de quienes han sido rechazados por aquellos a quienes aman. ¿Cómo lo hace? Mediante sus siervos fieles. Los hermanos de la congregación son nuestra familia. Por ejemplo, Jesús dijo que los que adoraban a Dios con él eran sus hermanos, hermanas y madre (Mat. 12:48-50).
10. ¿Cómo describió Pablo su labor de anciano?
10 Veamos un ejemplo de esto en la congregación. El apóstol Pablo fue un anciano trabajador y fiel que daba un buen ejemplo. Dios incluso lo inspiró para que dijera a los cristianos que lo imitaran a él tal como él imitaba a Cristo (1 Cor. 11:1). En cierta ocasión, describió así su labor de anciano: “Nos hicimos amables en medio de ustedes, como cuando una madre que cría acaricia a sus propios hijos” (1 Tes. 2:7). Los leales ancianos de la actualidad también hablan con ternura y cariño cuando utilizan la Biblia para consolar a los que sufren.
Una hermana madura consuela a una hermana que sufre dolor emocional
Las cristianas maduras por lo general saben dar consuelo. (Vea el párrafo 11).*
11. ¿Qué muestra que los ancianos no son los únicos que pueden dar consuelo?
11 Los ancianos no son los únicos que pueden consolar a las víctimas de abusos. Todos tenemos la responsabilidad de seguir este consejo: “Sigan consolándose unos a otros” (1 Tes. 4:18). Las cristianas maduras pueden ser de especial ayuda para otras hermanas que necesitan consuelo. De hecho, Jehová se compara a una madre que consuela a su hijo (Is. 66:13). La Biblia contiene ejemplos de mujeresque ayudaron a quienes estaban angustiados (Job 42:11). A Jehová le complace ver a las cristianas dar ayuda a las hermanas que sufren dolor emocional. En algunos casos, los ancianos pueden preguntar en privado a una hermana madura si puede ayudar a otra hermana que está sufriendo.*

QUÉ PODEMOS HACER PARA DAR CONSUELO

12. ¿Qué cuidado debemos tener al ayudar a un hermano?
12 Por supuesto, cuando ayudamos a un hermano, tenemos cuidado de no preguntar sobre asuntos de los que prefiere no hablar (1 Tes. 4:11). Entonces, ¿qué podemos hacer por los que necesitan y desean recibir consuelo? Veamos cinco sugerencias basadas en la Biblia.
13. a) Según 1 Reyes 19:5-8, ¿qué hizo el ángel de Jehová por Elías? b) ¿Cómo podemos copiar el ejemplo del ángel?
13 Demos ayuda práctica. Cuando el profeta Elías tuvo que salir huyendo porque su vida corría peligro, se desanimó tanto que deseó morir. Entonces, Jehová envió a un ángel poderoso para que lo animara. Este le dio al profeta comida caliente y le dijo que comiera (lea 1 Reyes 19:5-8). Este relato nos enseña una importante lección: en ocasiones, un sencillo gesto bondadoso puede ayudar mucho a un hermano que sufre. Darle una comida, un pequeño regalo o una nota sincera le asegurará que lo queremos y nos interesamos por él. Podemos hacer este tipo de cosas si nos sentimos incómodos hablando de asuntos muy personales o dolorosos.
14. ¿Qué otra lección aprendemos del relato de Elías?
14 Hagamos que las víctimas se sientan seguras y cómodas. Volvamos al relato de Elías. Jehová le dio fuerzas de manera milagrosa para que recorriera el largo camino que había hasta el monte Horeb, donde siglos antes había hecho un pacto con su pueblo. En aquel remoto lugar, Elías posiblemente se sintió a salvo, por fin lejos del alcance de los que deseaban matarlo. ¿Qué otra lección aprendemos? Que, si deseamos ayudar a las víctimas de los abusos, primero debemos hacer que se sientan seguras. Por ejemplo, los ancianos deben tener en cuenta que las personas reaccionan de manera distinta. Una hermana quizás se sienta más cómoda y segura tomando una taza de té o cualquier otra cosa en un ambiente relajado en su casa, mientras que otra tal vez prefiera hablar en una sala del Salón del Reino.
Dos ancianos visitan a una hermana que sufre dolor emocional; ella ha invitado a estar presente a una hermana madura que la consoló
Si escuchamos con paciencia, oramos desde el corazón y escogemos bien las palabras, podemos contribuir a que sanen las heridas. (Vea los párrafos 15 a 20).*
15, 16. ¿Qué implica saber escuchar?
15 Sepamos escuchar. La Biblia nos da este claro consejo: “Todo hombre tiene que ser presto en cuanto a oír, lento en cuanto a hablar” (Sant. 1:19). ¿Sabemos escuchar? Podríamos pensar que para escuchar solo hay que estar quietos, mirar a quien nos habla y no decir nada. Pero saber escuchar implica más. Veamos lo que hizo Jehová con Elías. Cuando este por fin se desahogó y le contó todo lo que lo angustiaba, Dios lo escuchó con atención. Se dio cuenta de que su profeta tenía miedo, se sentía solo y pensaba que todo lo que había hecho no servía de nada. Con cariño, Jehová atendió cada una de sus preocupaciones. Así demostró que había estado atento a sus palabras (1 Rey. 19:9-11, 15-18).
16 Mientras escuchamos a quien sufrió abusos, ¿cómo podemos demostrarle nuestro amor y compasión? A veces, una frase bien pensada puede hacerle ver lo que sentimos. Podríamos decirle: “Cuánto lamento lo que te ocurrió. Nadie debería hacerle eso a un niño”. Y, para asegurarnos de que comprendemos bien lo que nos está contando, quizás podríamos pedirle que nos ayude a entender mejor sus palabras o decirle: “Cuando contaste esto, entendí que..., ¿es así?”. Este tipo de comentarios le demostrará que lo estamos escuchando con atención y cariño, y que tratamos de comprenderlo (1 Cor. 13:4, 7).
17. ¿Por qué debemos ser pacientes y lentos para hablar?
17 Ahora bien, tengamos la precaución de ser lentos para hablar. No interrumpamos a la persona para darle consejos o corregirla. Y seamos pacientes. Cuando Elías por fin se desahogó con Jehová, expresó su angustia con mucha franqueza. Y, después que Jehová le fortaleció la fe, Elías volvió a decirle exactamente lo mismo (1 Rey. 19:9, 10, 13, 14). De esto aprendemos que algunas personas con dolor emocional necesitan contar lo que sienten más de una vez. En esos casos, debemos escucharlas con paciencia, igual que Jehová. No tratemos de ofrecer soluciones, sino mostremos compasión y cariño (1 Ped. 3:8).
Un anciano hace una oración con una hermana angustiada; otro anciano y una hermana madura lo escuchan
18. ¿Qué clase de oraciones pueden consolar a los que sufren, y por qué?
18 Oremos desde el corazón con los que sufren. La persona deprimida tal vez sea incapaz de orar. Puede que no se sienta digna de dirigirse a Jehová. Si deseamos ayudarla, oremos con ella utilizando su nombre. Digámosle a Jehová lo mucho que la queremos, tanto nosotros como la congregación. Y roguémosle que calme el dolor de su valiosa ovejita. Este tipo de oraciones pueden ser una fuente de mucho consuelo (Sant. 5:16).
19. ¿Qué nos ayudará a prepararnos para consolar a otra persona?
19 Escojamos palabras que sanen y consuelen. Pensemos antes de hablar. Las palabras irreflexivas hieren, pero las amables curan las heridas (Prov. 12:18). Así pues, pidámosle a Jehová que nos ayude a encontrar palabras cariñosas que tranquilicen y sanen a quien se siente herido. Recordemos que las palabras con mayor poder son las que se encuentran en la Biblia, pues provienen de Jehová (Heb. 4:12).
20. A causa de las malas experiencias sufridas, ¿de qué pueden estar convencidas algunas víctimas, y qué deseamos recordarles?
20 A causa de los abusos sufridos en el pasado, algunos tal vez estén convencidos de que son indignos y sucios, y de que nadie los quiere. Es más, tal vez crean que no merecen el cariño de nadie. Esta es una mentira espantosa. Por tanto, utilicemos la Biblia para recordarles que son muy valiosos para Jehová (vea el recuadro “Textos bíblicos que consuelan”). Recordemos que, cuando el profeta Daniel se sintió sin fuerzas y deprimido, Dios envió a un ángel para fortalecerlo porque deseaba que supiera que era valioso y querido (Dan. 10:2, 11, 19). Del mismo modo, Jehová considera valiosos a nuestros hermanos afligidos.
21. a) ¿Qué les espera a los abusadores que no se arrepientan? b) Mientras tanto, ¿qué debemos estar resueltos a hacer?
21 Cuando consolamos a otras personas, les recordamos que Jehová es un Dios de amor. Y nunca debemos olvidar que también es un Dios de justicia. Ningún abuso queda oculto a sus ojos. Él lo ve todo, y se asegurará de dar su merecido a los abusadores que no se arrepientan (Núm. 14:18). Mientras tanto, hagamos todo lo que esté en nuestra mano para mostrar amor a las víctimas de abusos. Cuánto nos consuela saber que Jehová sanará para siempre las heridas de los que han sido maltratados por Satanás y su mundo. Dentro de poco, estas dolorosas experiencias no se recordarán ni vendrán al corazón (Is. 65:17).
CANCIÓN 109 Amémonos de todo corazón
Quienes fueron víctimas de abusos sexuales cuando eran niños quizás sigan sufriendo incluso años después. Este artículo nos ayudará a comprender por qué. Analizará quién puede consolarlos y dará algunas sugerencias sobre cómo hacerlo.
Cuando se han sufrido abusos, la decisión de buscar o no ayuda profesional es personal.
DESCRIPCIÓN DE LA IMAGEN. Una hermana madura consuela a una hermana que sufre dolor emocional.
DESCRIPCIÓN DE LA IMAGEN. Dos ancianos visitan a la hermana angustiada, que ha invitado a la hermana madura a estar presente.

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