Los hijos de Eli
12 Los hijos de Eli eran sinvergüenzas. No prestaron atención al Señor 13 o el reglamento sobre lo que los sacerdotes podrían exigir a las personas. En cambio, cuando alguien ofrecía un sacrificio, el criado del sacerdote venía con un tenedor de tres dientes. Mientras que la carne todavía estaba cocinando,14 que se pegaría el tenedor en la olla, y cualquiera que sea el tenedor sacado pertenecido al sacerdote. Todos los israelitas que iban a Silo para ofrecer sacrificios fueron tratados de esta manera. 15 Además, incluso antes de que la grasa se retiró y se quema, el criado del sacerdote, y decía al que se ofrece el sacrificio, “Dame un poco de carne para la cura para asar; que no aceptará de ti carne cocida, sólo la carne cruda.”
16 Si la persona respondió: “Hagamos lo que es correcto y quemar la grasa en primer lugar; a continuación, toma lo que quiere “, el criado del sacerdote decía:“¡No! ¡Dámela, ahora! Si no lo hace, tendré que tomarla por la fuerza!”
17 Este pecado de los hijos de Eli era extremadamente grave en los ojos delSeñor s, porque se tratan las ofrendas al Señor con tan poco respeto.
Samuel en Silo
18 Mientras tanto, el joven Samuel para servir al Señor, que llevaba un delantal de lino sagrado. 19 Cada año su madre haría una túnica pequeña y llevarlo a él cuando acompañó a su marido para ofrecer el sacrificio acostumbrado. 20 Entonces Elí bendecía a Elcana ya su mujer, y decir a Elcana, “Que el Señor te dará otros niños por esta mujer a tomar el lugar de la persona que dedicada a él.”
Después de que iban a volver a casa.
21 El Señor bendijo a Ana, y ella tuvo otros tres hijos y dos hijas. El niño Samuel crecía en el servicio del Señor.
Eli y sus hijos
22 Elí era ya muy viejo. Seguía oyendo acerca de todo lo que sus hijos estaban haciendo a los hijos de Israel y que estaban aún durmiendo con las mujeres que trabajaban en la entrada de la Tienda de la presencia del Señors. 23 Entonces él les dijo: “¿Por qué haces estas cosas? Todo el mundo me dice acerca del mal que está haciendo. 24 Basta, mis hijos! Esto es una cosa terrible a la gente del Señor están hablando! 25 Si alguno peca contra otra persona, Dios puede defender a la persona que está mal; pero ¿quién puede defender a alguien que peca contra el Señor?”
Pero ellos no escucharon a su padre, porque el Señor había decidido matarlos.
26 El niño Samuel seguía creciendo y para ganar el favor tanto con el Señor y con la gente.
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