Texto Diario lunes, 1 de julio de 2019
Humíllense bajo la poderosa mano de Dios, para que él los ensalce al tiempo debido (1 Ped. 5:6).
Al parecer, Sebná estaba a cargo de la casa de Ezequías, así que tenía mucha autoridad (Is. 22:15). Por desgracia, se volvió orgulloso y comenzó a buscar su propia gloria (Is. 22:16-18). Como Sebná buscaba su propia gloria, Dios le quitó su cargo y se lo dio a Eliaquim (Is. 22:19-21). Esto pasó cuando el rey asirio Senaquerib estaba planeando atacar Jerusalén. Más tarde, Senaquerib envió a un grupo de altos funcionarios y un gran ejército para intimidar a los judíos y hacer que el rey Ezequías se rindiera (2 Rey. 18:17-25). Ezequías envió a encontrarse con los oficiales asirios a Eliaquim y a otros dos hombres. Uno de estos era Sebná, que ahora estaba sirviendo como secretario del rey. Esto podría indicar que Sebná no había dejado que la amargura y el resentimiento lo dominaran y que se había hecho más humilde, pues había aceptado un puesto menos importante que el que había tenido antes. w18.03 25 párrs. 7, 8, 10 (1 Pedro 5:6) Humíllense, por lo tanto, bajo la poderosa mano de Dios, para que él los ensalce al tiempo debido; (Isaías 22:15) Esto es lo que ha dicho el Señor Soberano, Jehová de los ejércitos: “Anda, entra a este mayordomo, a Sebná, que está sobre la casa: (Isaías 22:16-18) ‘¿Qué hay que te sea de interés aquí, y quién hay que te sea de interés aquí, para que te hayas labrado aquí una sepultura?’. En una altura él labra su sepultura; en un peñasco corta una residencia para sí. 17 ‘¡Mira! Jehová está arrojándote abajo con arrojamiento violento, oh hombre físicamente capacitado, y está asiéndote a la fuerza. 18 Sin falta te envolverá apretadamente, como una pelota para una tierra ancha. Allí morirás, y allí los carros de tu gloria serán la deshonra de la casa de tu amo. (Isaías 22:19-21) Y yo ciertamente te empujaré de tu posición; y de tu puesto oficial uno te derrocará. 20 ”’Y en aquel día tiene que ocurrir que yo ciertamente llamaré a mi siervo, a saber, a Eliaquim el hijo de Hilquías. 21 Y ciertamente lo vestiré con tu traje talar, y tu banda se la ceñiré firmemente en derredor, y daré tu dominio en su mano; y él tiene que llegar a ser un padre para el habitante de Jerusalén y para la casa de Judá. (2 Reyes 18:17-25) Y el rey de Asiria procedió a enviar a Tartán y a Rabsarís y a Rabsaqué desde Lakís al rey Ezequías con una pesada fuerza militar a Jerusalén, para que subieran y llegaran a Jerusalén. De manera que subieron y llegaron y se detuvieron junto al conducto del estanque superior, que está en la calzada del campo del lavandero. 18 Y se pusieron a llamar vigorosamente al rey, pero salieron a ellos Eliaquim hijo de Hilquías, que estaba sobre la casa, y Sebnah el secretario, y Joah hijo de Asaf el registrador. 19 Por consiguiente, Rabsaqué les dijo: “Por favor, digan a Ezequías: ‘Esto es lo que ha dicho el gran rey, el rey de Asiria: “¿Cuál es esta confianza en que has confiado? 20 Has dicho (pero es la palabra de labios): ‘Hay consejo y poderío para la guerra’. Ahora bien, ¿en quién has cifrado tu confianza, para que te hayas rebelado contra mí? 21 Ahora, ¡mira!, has cifrado tu confianza en el sostén de esta caña quebrantada, Egipto, la cual, si un hombre se apoyara en ella, ciertamente entraría en la palma de su mano y la traspasaría. Así es Faraón el rey de Egipto para todos los que cifran su confianza en él. 22 Y en caso de que me digan ustedes: ‘Es en Jehová nuestro Dios en quien hemos cifrado nuestra confianza’, ¿no es este aquel cuyos lugares altos y cuyos altares Ezequías ha quitado, mientras dice a Judá y Jerusalén: ‘Ante este altar deben ustedes inclinarse en Jerusalén’?”’. 23 Ahora, pues, sírvete hacer una apuesta con mi señor el rey de Asiria, y déjame darte dos mil caballos [para ver] si puedes, por tu parte, poner jinetes sobre ellos. 24 ¿Cómo, pues, podrías volver atrás el rostro de un solo gobernador de los siervos más pequeños de mi señor, mientras tú, por tu parte, cifras tu confianza en Egipto por carros y por hombres de a caballo? 25 Ahora bien, ¿será sin autorización de parte de Jehová como he subido contra este lugar para arruinarlo? Jehová mismo me dijo: ‘Sube contra este país, y tienes que arruinarlo’”. 7. a) ¿Quién era Sebná? b) ¿Qué mala cualidad comenzó a desarrollar Sebná? 7 Para resaltar el valor de la disciplina, veamos el ejemplo de dos personas a las que Jehová disciplinó: Sebná, que vivió en tiempos del rey Ezequías, y Graham, un hermano de nuestros días. Hablemos primero de Sebná. Al parecer, él estaba a cargo de la casa de Ezequías, así que tenía mucha autoridad (Is. 22:15). Por desgracia, se volvió orgulloso y comenzó a buscar su propia gloria. Hasta se hizo una tumba lujosa y andaba en carruajes impresionantes (Is. 22:16-18). 8. ¿Cómo disciplinó Jehová a Sebná, y cuál fue el resultado? 8 Como Sebná buscaba su propia gloria, Dios le quitó su cargo y se lo dio a Eliaquim (Is. 22:19-21). Esto pasó cuando el rey asirio Senaquerib estaba planeando atacar Jerusalén. Más tarde, Senaquerib envió a un grupo de altos funcionarios y un gran ejército para intimidar a los judíos y hacer que el rey Ezequías se rindiera (2 Rey. 18:17-25). Ezequías envió a encontrarse con los oficiales asirios a Eliaquim y a otros dos hombres. Uno de estos era Sebná, que ahora estaba sirviendo como secretario del rey. Esto podría indicar que Sebná no había dejado que la amargura y el resentimiento lo dominaran y que se había hecho más humilde, pues había aceptado un puesto menos importante que el que había tenido antes. ¿Qué podemos aprender de este relato? Veamos tres lecciones. 10 En segundo lugar, la corrección firme que recibió Sebná tal vez indique que Jehová creía que podía cambiar (Prov. 3:11, 12). Esta es una buena lección para los que pierden privilegios en la congregación hoy día. En vez de enojarse y resentirse, deberían seguir sirviendo a Dios de la mejor forma posible en su nueva situación y ver la disciplina como una muestra del amor de Jehová. Recordemos que nuestro Padre nos recompensará si somos humildes (lea 1 Pedro 5:6, 7). Queremos ser como arcilla blanda en las manos de Jehová y dejar que nos moldee con su amorosa disciplina. |
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Texto Diario lunes, 1 de julio de 2019 Humíllense bajo la poderosa mano de Dios, para que él los ensalce al tiempo debido (1 Ped. 5:6).
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