Lunes 2 de noviembre
Todos ustedes compartan sentimientos como compañeros (1 Ped. 3:8).
Podemos mostrar empatía al tratar de comprender los problemas por los que están pasando nuestros familiares y hermanos cristianos. Interesémonos en los jóvenes, los enfermos, los de edad avanzada y los que han sufrido la pérdida de un ser querido. Preguntémosles cómo están y prestemos atención a lo que nos respondan. Hagamos que sientan que de verdad comprendemos por lo que están pasando. Y ofrezcámonos a ayudarlos en lo que esté en nuestra mano. Cuando hacemos esto, demostramos amor de verdad (1 Juan 3:18). Cuando tratemos de ayudar a otros, tenemos que ser flexibles, pues no todas las personas reaccionan igual ante los problemas. A algunos no les cuesta nada hablar, mientras que otros son más reservados. Así pues, aunque deseamos ayudarlos, no les haremos preguntas que los incomoden (1 Tes. 4:11). Incluso cuando alguien nos cuenta sus sentimientos, puede ocurrir que no estemos de acuerdo con lo que dice. Pero tenemos que entender que así es como él se siente. Por lo tanto, debemos ser prestos para escuchar y lentos para hablar (Mat. 7:1; Sant. 1:19). w19.03 19 párrs. 18, 19
Martes 3 de noviembre
Me dio muchísimo miedo (Neh. 2:2).
¿Nos da miedo hablar de la verdad en público? Recordemos a Nehemías, quien servía en la corte de un poderoso rey. Al oír que las murallas y puertas de Jerusalén estaban en ruinas, se entristeció (Neh. 1:1-4). Podemos imaginarnos el nudo que se le hizo en el estómago cuando el rey le pidió que explicara por qué estaba tan decaído. Antes de responder, Nehemías hizo una rápida oración. Gracias a eso, el rey ayudó mucho al pueblo de Dios (Neh. 2:1-8). El ejemplo de Nehemías nos enseña la importancia de orar antes de contestar. Pensemos también en el caso de Jonás. Cuando Jehová le pidió que les hablara a los habitantes de Nínive, se asustó tanto que huyó en dirección contraria (Jon. 1:1-3). Pero, con la ayuda de Dios, llevó a cabo su labor y sus palabras beneficiaron mucho a los habitantes de aquella ciudad (Jon. 3:5-10). El ejemplo de Jonás nos enseña que Jehová puede ayudarnos a servirle sin importar cuánto miedo tengamos. w19.01 11 párr. 12
Miércoles 4 de noviembre
Nadie ha dejado casa o familia por causa de mí y por causa de las buenas nuevas, que no reciba el céntuplo ahora, y en el sistema de cosas venidero vida eterna (Mar. 10:29, 30).
Cuando decidimos poner en práctica las normas de la Biblia, nuestros lazos con amigos y familiares pueden cambiar. ¿Por qué? Refiriéndose a sus seguidores, Jesús le pidió a Jehová: "Santifícalos por medio de la verdad; tu palabra es la verdad" (Juan 17:17). "Santifícalos" también puede significar "ponlos aparte" o "sepáralos". Cuando aceptamos la verdad, se nos separa del mundo porque ya no encajamos en él. La gente nos ve de manera diferente porque nuestros valores han cambiado y nos guiamos por la verdad de la Biblia. No queremos causar divisiones, pero algunos amigos o familiares cercanos tal vez se distancien de nosotros o incluso se opongan a nuestras nuevas creencias. Esto no nos sorprende, pues Jesús dijo: "Los enemigos del hombre serán personas de su propia casa" (Mat. 10:36). Pero nos aseguró que las recompensas que recibimos por comprar la verdad son muy superiores a cualquier cosa a la que tengamos que renunciar. w18.11 6 párr. 11
Jueves 5 de noviembre
Todas las congregaciones de las naciones dan gracias (Rom. 16:4).
El apóstol Pablo valoraba a sus hermanos y lo demostraba en lo que decía sobre ellos. Por ejemplo, siempre le daba las gracias a Dios por ellos en sus oraciones personales. Y en las cartas que les envió puso por escrito cuánto los apreciaba. Veamos un caso. En Romanos 16:1-15, mencionó por nombre a 27 cristianos. Recordó, por ejemplo, que Prisca y Áquila habían arriesgado "su propio cuello" por él y dijo que Febe fue "defensora de muchos", entre los que se encontraba él mismo. De modo que Pablo les dedicó palabras de elogio a aquellos queridos hermanos que tanto se esforzaban. Él sabía que sus hermanos eran imperfectos. Aun así, se centró en sus buenas cualidades. Así que, cuando la carta se leyó a la congregación, aquellos hermanos debieron sentirse muy felices al escuchar lo que Pablo decía sobre ellos. Y seguro que su amistad con él se fortaleció. ¿Somos nosotros como Pablo y les damos con frecuencia las gracias a los hermanos de la congregación por lo que dicen y hacen? w19.02 16 párrs. 8, 9
Viernes 6 de noviembre
¡No quitaré de mí mi integridad! (Job 27:5).
Como sabemos que somos imperfectos y que cometemos muchos errores, puede que nos preguntemos: "¿Debemos ser perfectos para ser íntegros?". Claro que no. Jehová no se concentra en nuestras faltas. Su Palabra nos dice: "Si errores fuera lo que tú vigilas, oh Jah, oh Jehová, ¿quién podría estar de pie?" (Sal. 130:3). Él sabe que somos imperfectos y pecadores, y nos perdona con generosidad (Sal. 86:5). Además, Jehová conoce nuestras limitaciones y no espera de nosotros más de lo que podemos dar (Sal. 103:12-14). La clave para que seamos íntegros es el amor. El amor y la lealtad que le mostramos a Jehová por ser nuestro Padre celestial deben ser completos. Si nuestro amor se mantiene intacto pese a las pruebas, entonces somos íntegros (1 Crón. 28:9; Mat. 22:37). Sabemos que las normas divinas son justas y lo que más nos importa es agradar a nuestro Padre celestial. El amor a Jehová nos mueve a poner su criterio por encima de todo al tomar decisiones. Así demostramos que somos íntegros. w19.02 3 párrs. 4, 5
Sábado 7 de noviembre
Salvaguarda tu corazón (Prov. 4:23).
Cada vez que vemos los beneficios de hacer lo correcto, nuestra fe se fortalece (Sant. 1:2, 3). Nos sentimos bien por hacer que Jehová esté orgulloso de llamarnos hijos suyos, y nuestro deseo de agradarlo se hace más fuerte (Prov. 27:11). Cada prueba que enfrentamos es una oportunidad para demostrar que nuestro corazón no está dividido (Sal. 119:113). Al contrario, amamos a Jehová de todo corazón y estamos totalmente decididos a obedecer sus mandamientos y hacer su voluntad (1 Rey. 8:61). Por supuesto, todos cometeremos errores, porque somos imperfectos. Cuando eso suceda, recordemos el ejemplo del rey Ezequías. Él cometió errores, pero se arrepintió y siguió sirviendo a Jehová "con corazón completo" (Is. 38:3-6; 2 Crón. 29:1, 2; 32:25, 26). Así pues, rechacemos los intentos de Satanás por contaminarnos la mente. Pidamos a Jehová que nos ayude a tener "un corazón obediente" y a serle fieles (1 Rey. 3:9; Sal. 139:23, 24). w19.01 18, 19 párrs. 17, 18
Domingo 8 de noviembre
Ofrezcamos siempre a Dios sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de labios que hacen declaración pública de su nombre (Heb. 13:15).
Comentar en las reuniones nos beneficia (Is. 48:17). ¿De qué maneras? Primero, si nos proponemos levantar la mano, nos prepararemos mejor para la reunión, entenderemos mejor la Palabra de Dios y pondremos más cosas en práctica en nuestra vida. Segundo, es probable que disfrutemos más de la reunión, porque estaremos más implicados en ella. Y, tercero, como dar comentarios exige un esfuerzo, las ideas que mencionemos se nos quedarán más grabadas en la mente. Además, a Jehová le agrada que expresemos nuestra fe. Podemos estar seguros de que él nos escucha y valora mucho los esfuerzos que hacemos por comentar en las reuniones (Mal. 3:16). Y nos demuestra ese aprecio bendiciéndonos (Mal. 3:10). Está claro que tenemos buenos motivos para comentar. w19.01 8 párr. 3; 9, 10 párrs. 7-9
YHWH dara lo nesesario,de alli viene el dicho que hasta hoy se escucha:En su montaña YHWH,da lo nesesario. bereshit.22:14
gomezburgara@yahoo.com.mx
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