domingo, 1 de diciembre de 2019

Examinando las Escrituras diariamente 2019 de 2 al 8 de diciembre



Lunes 2 de diciembre


Puede que el justo caiga hasta siete veces, y ciertamente se levantará (Prov. 24:16).
¿Cómo logra levantarse alguien que comete un error? No por su fuerza de voluntad, sino gracias a la ayuda del espíritu de Dios (Filip. 4:13). Un aspecto del fruto de ese espíritu es el autodominio, que está muy relacionado con la autodisciplina. Para desarrollarla, también debemos orar, estudiar la Biblia y meditar. Pero ¿qué puede hacer usted si se le hace difícil estudiar la Biblia o simplemente no le gusta estudiar? No se desanime. Jehová lo ayudará a tener un intenso deseo de conocer su Palabra si usted se lo permite (1 Ped. 2:2). En primer lugar, pídale que lo ayude a tener autodisciplina para estudiar su Palabra. Después, actúe de acuerdo con lo que le ha pedido. Quizás pueda empezar con sesiones de estudio más cortas. Poco a poco, el estudio le resultará más fácil y agradable, y disfrutará los momentos tranquilos que dedique a meditar en los valiosos pensamientos de Jehová (1 Tim. 4:15). w18.03 29 párrs. 5, 6


Martes 3 de diciembre


El bautismo ahora también los está salvando a ustedes (1 Ped. 3:21).
Antes de bautizarse, el estudiante debe aprender la verdad sobre Dios, su propósito y lo que ha hecho para salvarnos (1 Tim. 2:3-6). Ese conocimiento le hará tener una fe que lo lleve a dejar de hacer cualquier cosa que desagrade a Jehová y a obedecer sus principios justos (Hech. 3:19). Claro, Dios no acepta la dedicación de quien sigue haciendo cosas malas (1 Cor. 6:9, 10). Pero no es suficiente con que el estudiante obedezca las elevadas normas morales de Dios. También debe asistir a las reuniones, así como predicar y enseñar con regularidad (Hech. 1:8). Después de dar todos estos pasos, la persona puede orarle a Jehová en privado para dedicarle su vida y, luego, bautizarse delante de los demás. w18.03 6 párr. 12


Miércoles 4 de diciembre


María guardaba cuidadosamente todos estos dichos en su corazón (Luc. 2:51).
¿Por qué Jehová eligió a María para ser la madre de Jesús? Sin duda, porque era una mujer espiritual. Lo sabemos por las hermosas alabanzas que le dedicó a Jehová cuando visitó a sus parientes Zacarías y Elisabet (Luc. 1:46-55). Lo que María dijo muestra que sentía un profundo amor por la Palabra de Dios y que conocía muy bien las Escrituras Hebreas (Gén. 30:13; 1 Sam. 2:1-10; Mal. 3:12). Y, cuando ella y José se casaron, no tuvieron relaciones sexuales hasta que nació Jesús. Esto indica que los dos le daban más importancia a la voluntad de Jehová que a satisfacer sus deseos personales (Mat. 1:25). A lo largo de los años, María prestó mucha atención a todo lo que hizo y dijo Jesús. Estaba muy interesada en las promesas de Dios sobre el Mesías. Hacemos bien en copiar su ejemplo y pensar en cómo poner la voluntad de Dios en primer lugar en nuestra vida.w18.02 21 párr. 11


Jueves 5 de diciembre


Job es un hombre sin culpa y recto (Job 1:8).
¿Cómo podemos imitar la fe y la obediencia de Job? Sean cuales sean nuestras circunstancias, hagamos que Jehová siempre sea el centro de nuestra vida, confiemos por completo en él y obedezcámosle de todo corazón. De hecho, tenemos incluso más razones que Job para hacerlo. Pensemos en lo siguiente. Sabemos mucho sobre Satanás y sus tácticas (2 Cor. 2:11). Gracias en parte al libro de Job, sabemos por qué permite Dios el sufrimiento. Además, la profecía de Daniel nos permite entender que el Reino de Dios es un gobierno mundial en manos de Jesucristo (Dan. 7:13, 14). Y sabemos que este Reino pronto acabará para siempre con todo el sufrimiento. La vida de Job también destaca la necesidad de que seamos compasivos con los hermanos que sufren. Puede que a veces algunos hablen sin pensar, como hizo Job (Ecl. 7:7). Pero, en vez de criticarlos, miremos más allá de las palabras y seamos comprensivos. Así imitaremos a Jehová, nuestro amoroso y misericordioso Padre (Sal. 103:8).w18.02 6 párr. 16; 7 párrs. 19, 20


Viernes 6 de diciembre


Tu propia humildad me hará grande (Sal. 18:35).
Algunos se vuelven orgullosos por su buen aspecto físico, su popularidad, su talento musical, su fuerza física o porque otros los admiran. David tenía todo esto, pero siempre fue humilde. Por ejemplo, cuando mató a Goliat, el rey Saúl le dijo que podía casarse con su hija. Pero David respondió: “¿Quién soy yo [...] para que yo llegue a ser yerno del rey?” (1 Sam. 18:18). Hoy día, los siervos de Jehová nos esforzamos por ser humildes como David. Nos impresiona saber que Jehová es humilde a pesar de ser el Rey del universo. Nos tomamos muy en serio este consejo de Dios: “Vístanse de los tiernos cariños de la compasión, la bondad, la humildad mental, la apacibilidad y la gran paciencia” (Col. 3:12). Además, sabemos que la persona que muestra amor “no se vanagloria, no se hincha” (1 Cor. 13:4). Y recordamos que las personas pueden sentirse atraídas a Jehová al ver que sus siervos somos humildes. w18.01 28 párrs. 6, 7


Sábado 7 de diciembre


Siguieron rogándonos con fuerte súplica por el privilegio de dar bondadosamente (2 Cor. 8:4).
Hoy día, puede que se necesiten donaciones para una obra específica (Hech. 4:34, 35; 1 Cor. 16:2). Quizás nuestra congregación esté planeando construir un nuevo Salón del Reino. O tal vez se nos explique que se necesitan fondos para financiar una asamblea a la que asistimos o para ayudar a los hermanos después de un desastre natural. Nuestras contribuciones también sirven para apoyar a los misioneros, precursores especiales, superintendentes de circuito y hermanos que trabajan en la central mundial y en las sucursales por todo el mundo. Todos podemos apoyar la obra que Jehová está haciendo en estos últimos días. La mayoría de las donaciones son anónimas, pues las echamos con discreción en las cajas de contribuciones del Salón del Reino o las enviamos a través de jw.org. Quizás nos parezca que nuestros modestos donativos no aportan mucho. Pero lo cierto es que la mayoría de los fondos donados hoy día no proceden de unas pocas contribuciones grandes, sino de muchas pequeñas. w18.01 19 párrs. 10, 11


Domingo 8 de diciembre


El bautismo ahora los está salvando a ustedes (1 Ped. 3:21).
El bautismo es un paso que todos los cristianos tienen que dar, y es esencial para salvarse (Mat. 28:19, 20). Tu bautismo simboliza tu dedicación, es decir, la seria promesa que le hiciste a Jehová de amarlo y poner su voluntad por encima de todo lo demás. Ponerte en manos de Dios nunca es una mala decisión. A fin de cuentas, ¿cuál es la otra opción? Si no sirves a Jehová, estarás bajo el control de Satanás. Y él no tiene ningún interés en tu salvación. Al contrario, le encantaría que perdieras la esperanza de vivir para siempre por ponerte de su lado y rechazar el gobierno de Jehová. Piensa en las bendiciones que has recibido por haberte dedicado y bautizado. Ahora que le has entregado tu vida a Jehová, puedes decir con más confianza que nunca: “Jehová está de mi parte; no temeré. ¿Qué puede hacerme el hombre terrestre?” (Sal. 118:6). No hay mayor honor que estar del lado de Dios y tener su aprobación. w17.12 23, 24 párrs. 1-3

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