Texto Diario jueves, 28 de marzo de 2019
Si no perdonan a los hombres sus ofensas, tampoco perdonará su Padre las ofensas de ustedes (Mat. 6:15).
Como se menciona en Gálatas 2:11-14, Pedro cayó en la trampa del temor al hombre (Prov. 29:25). A pesar de conocer de primera mano lo que Jehová pensaba al respecto, le dio miedo la opinión de los judíos circuncisos de la congregación de Jerusalén. El apóstol Pablo se encaró a Pedro en Antioquía y le dijo que estaba actuando con hipocresía (Hech. 15:12; Gál. 2:13, nota). Es evidente que Pedro fue humilde y aceptó la corrección que recibió de Pablo. No hay nada en las Santas Escrituras que indique que perdió sus privilegios. Es más, después Dios lo inspiró para escribir dos cartas que llegaron a formar parte de la Biblia. Jesús, cabeza de la congregación, siguió usándolo (Efes. 1:22). Así, aquellos cristianos tuvieron la oportunidad de imitar a Cristo y a su Padre al perdonarlo. Es de esperar que nadie tropezara por el error de un hombre imperfecto. w17.04 27 párrs. 16-18
(Mateo 6:15) mientras que si no perdonan a los hombres sus ofensas, tampoco perdonará su Padre las ofensas de ustedes.
(Gálatas 2:11-14) Sin embargo, cuando Cefas vino a Antioquía, lo resistí cara a cara, porque se hallaba condenado. 12 Porque, antes de la llegada de ciertos hombres desde Santiago, solía comer con gente de las naciones; pero cuando estos llegaron, se puso a retirarse y a separarse, por temor a los de la clase circuncisa. 13 Los demás de los judíos también se unieron a él en hacer esta simulación, de modo que hasta Bernabé fue llevado con ellos en su simulación. 14 Mas cuando yo vi que no estaban andando rectamente conforme a la verdad de las buenas nuevas, dije a Cefas delante de todos ellos: “Si tú, aunque eres judío, vives como las naciones, y no como los judíos, ¿cómo obligas a gente de las naciones a vivir conforme a la práctica judía?”.
(Proverbios 29:25) El temblar ante los hombres es lo que tiende un lazo, pero el que confía en Jehová será protegido.
(Hechos 15:12) Ante aquello, toda la multitud calló, y empezaron a escuchar a Bernabé y a Pablo contar las muchas señales y portentos presagiosos que Dios había hecho mediante ellos entre las naciones.
(Gálatas 2:13) Los demás de los judíos también se unieron a él en hacer esta simulación, de modo que hasta Bernabé fue llevado con ellos en su simulación.
(Efesios 1:22) Él también sujetó todas las cosas debajo de sus pies, y lo hizo cabeza sobre todas las cosas en cuanto a la congregación,
16. a) ¿Qué corrección recibió Pedro? b) ¿Qué preguntas surgen?
16 (Lea Gálatas 2:11-14). Pedro cayó en la trampa del temor al hombre (Prov. 29:25). A pesar de conocer de primera mano lo que Jehová pensaba al respecto, le dio miedo la opinión de los judíos circuncisos de la congregación de Jerusalén. El apóstol Pablo, quien estuvo presente en la reunión del año 49, se encaró a Pedro en Antioquía y le dijo que estaba actuando con hipocresía (Hech. 15:12; Gál. 2:13, nota). ¿Cómo reaccionarían al trato injusto de Pedro los cristianos no judíos que fueron víctimas de su error? ¿Permitirían que los hiciera tropezar? ¿Perdería él sus privilegios por ese error?
17 Es evidente que Pedro fue humilde y aceptó la corrección que recibió de Pablo. No hay nada en las Santas Escrituras que indique que perdió sus privilegios. Es más, después Dios lo inspiró para escribir dos cartas que llegaron a formar parte de la Biblia. Algo interesante es que, en la segunda, llama a Pablo “nuestro amado hermano” (2 Ped. 3:15). Aunque su error de juicio pudo causar dolor a sus hermanos no judíos, Jesús, cabeza de la congregación, siguió usándolo (Efes. 1:22). Así, aquellos cristianos tuvieron la oportunidad de imitar a Cristo y a su Padre al perdonarlo. Es de esperar que nadie tropezara por el error de un hombre imperfecto.
18. ¿En qué situaciones tal vez debamos demostrar que tenemos el mismo sentido de la justicia que Jehová?
18 Hoy, igual que en el siglo primero, no existen ancianos perfectos, pues “todos tropezamos muchas veces” (Sant. 3:2). Sabemos bien que eso es cierto. Pero ¿y si las imperfecciones de un hermano nos afectan personalmente? ¿Tendremos el mismo concepto de la justicia que Jehová? Por ejemplo, ¿cómo reaccionaremos si un anciano hace un comentario que deja entrever algo de prejuicio? ¿Tropezaremos si habla sin pensar y nos ofende o nos hiere? En vez de apresurarnos a concluir que el hermano ya no cumple con los requisitos para ser anciano, ¿esperaremos con paciencia a que actúe Jesús, cabeza de la congregación? ¿Nos esforzaremos para ver el cuadro completo, tal vez tomando en cuenta sus muchos años de servicio fiel? ¿Nos alegraremos si un hermano que ha pecado contra nosotros sigue siendo anciano o incluso recibe más privilegios? Nuestra disposición a perdonar demostrará que tenemos el mismo sentido de la justicia que Jehová (lea Mateo 6:14, 15).
Como se menciona en Gálatas 2:11-14, Pedro cayó en la trampa del temor al hombre (Prov. 29:25). A pesar de conocer de primera mano lo que Jehová pensaba al respecto, le dio miedo la opinión de los judíos circuncisos de la congregación de Jerusalén. El apóstol Pablo se encaró a Pedro en Antioquía y le dijo que estaba actuando con hipocresía (Hech. 15:12; Gál. 2:13, nota). Es evidente que Pedro fue humilde y aceptó la corrección que recibió de Pablo. No hay nada en las Santas Escrituras que indique que perdió sus privilegios. Es más, después Dios lo inspiró para escribir dos cartas que llegaron a formar parte de la Biblia. Jesús, cabeza de la congregación, siguió usándolo (Efes. 1:22). Así, aquellos cristianos tuvieron la oportunidad de imitar a Cristo y a su Padre al perdonarlo. Es de esperar que nadie tropezara por el error de un hombre imperfecto. w17.04 27 párrs. 16-18
(Mateo 6:15) mientras que si no perdonan a los hombres sus ofensas, tampoco perdonará su Padre las ofensas de ustedes.
(Gálatas 2:11-14) Sin embargo, cuando Cefas vino a Antioquía, lo resistí cara a cara, porque se hallaba condenado. 12 Porque, antes de la llegada de ciertos hombres desde Santiago, solía comer con gente de las naciones; pero cuando estos llegaron, se puso a retirarse y a separarse, por temor a los de la clase circuncisa. 13 Los demás de los judíos también se unieron a él en hacer esta simulación, de modo que hasta Bernabé fue llevado con ellos en su simulación. 14 Mas cuando yo vi que no estaban andando rectamente conforme a la verdad de las buenas nuevas, dije a Cefas delante de todos ellos: “Si tú, aunque eres judío, vives como las naciones, y no como los judíos, ¿cómo obligas a gente de las naciones a vivir conforme a la práctica judía?”.
(Proverbios 29:25) El temblar ante los hombres es lo que tiende un lazo, pero el que confía en Jehová será protegido.
(Hechos 15:12) Ante aquello, toda la multitud calló, y empezaron a escuchar a Bernabé y a Pablo contar las muchas señales y portentos presagiosos que Dios había hecho mediante ellos entre las naciones.
(Gálatas 2:13) Los demás de los judíos también se unieron a él en hacer esta simulación, de modo que hasta Bernabé fue llevado con ellos en su simulación.
(Efesios 1:22) Él también sujetó todas las cosas debajo de sus pies, y lo hizo cabeza sobre todas las cosas en cuanto a la congregación,
16. a) ¿Qué corrección recibió Pedro? b) ¿Qué preguntas surgen?
16 (Lea Gálatas 2:11-14). Pedro cayó en la trampa del temor al hombre (Prov. 29:25). A pesar de conocer de primera mano lo que Jehová pensaba al respecto, le dio miedo la opinión de los judíos circuncisos de la congregación de Jerusalén. El apóstol Pablo, quien estuvo presente en la reunión del año 49, se encaró a Pedro en Antioquía y le dijo que estaba actuando con hipocresía (Hech. 15:12; Gál. 2:13, nota). ¿Cómo reaccionarían al trato injusto de Pedro los cristianos no judíos que fueron víctimas de su error? ¿Permitirían que los hiciera tropezar? ¿Perdería él sus privilegios por ese error?
SEPAMOS PERDONAR
17. ¿Cómo se benefició Pedro del perdón de Jehová?17 Es evidente que Pedro fue humilde y aceptó la corrección que recibió de Pablo. No hay nada en las Santas Escrituras que indique que perdió sus privilegios. Es más, después Dios lo inspiró para escribir dos cartas que llegaron a formar parte de la Biblia. Algo interesante es que, en la segunda, llama a Pablo “nuestro amado hermano” (2 Ped. 3:15). Aunque su error de juicio pudo causar dolor a sus hermanos no judíos, Jesús, cabeza de la congregación, siguió usándolo (Efes. 1:22). Así, aquellos cristianos tuvieron la oportunidad de imitar a Cristo y a su Padre al perdonarlo. Es de esperar que nadie tropezara por el error de un hombre imperfecto.
18. ¿En qué situaciones tal vez debamos demostrar que tenemos el mismo sentido de la justicia que Jehová?
18 Hoy, igual que en el siglo primero, no existen ancianos perfectos, pues “todos tropezamos muchas veces” (Sant. 3:2). Sabemos bien que eso es cierto. Pero ¿y si las imperfecciones de un hermano nos afectan personalmente? ¿Tendremos el mismo concepto de la justicia que Jehová? Por ejemplo, ¿cómo reaccionaremos si un anciano hace un comentario que deja entrever algo de prejuicio? ¿Tropezaremos si habla sin pensar y nos ofende o nos hiere? En vez de apresurarnos a concluir que el hermano ya no cumple con los requisitos para ser anciano, ¿esperaremos con paciencia a que actúe Jesús, cabeza de la congregación? ¿Nos esforzaremos para ver el cuadro completo, tal vez tomando en cuenta sus muchos años de servicio fiel? ¿Nos alegraremos si un hermano que ha pecado contra nosotros sigue siendo anciano o incluso recibe más privilegios? Nuestra disposición a perdonar demostrará que tenemos el mismo sentido de la justicia que Jehová (lea Mateo 6:14, 15).
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