sábado, 30 de marzo de 2019

Texto Diario sábado, 30 de marzo de 2019 El que salga de las puertas de mi casa tiene que llegar a ser entonces de Jehová (Juec. 11:31).

Texto Diario sábado, 30 de marzo de 2019

El que salga de las puertas de mi casa tiene que llegar a ser entonces de Jehová (Juec. 11:31).
Cuando Jefté hizo este voto, es posible que supiera que su hija podía ser la que saliera de la casa a su encuentro. Aun así, aquello implicaba un gran sacrificio para los dos, y eso los angustiaba mucho. Cuando Jefté la vio, rasgó sus prendas de vestir y dijo que sentía un gran dolor. Entonces ella le pidió: “Déjame llorar mi virginidad”. ¿Por qué? Jefté no tenía ningún otro hijo y ella, su única hija, no se casaría nunca ni le daría nietos. No habría nadie que conservara el nombre y la herencia de la familia. Pero eso no era lo que más les preocupaba. Jefté dijo: “He abierto mi boca a Jehová, y no puedo volverme atrás”. Su hija le contestó que hiciera lo que había prometido (Juec. 11:35-39). A estas personas leales no les pasó por la cabeza romper su voto al Dios Altísimo. Lo cumplirían aunque tuvieran que pagar un enorme precio personal (Deut. 23:21, 23; Sal. 15:4). w17.04 4 párrs. 5, 6

(Jueces 11:31)  entonces tiene que suceder que el que venga saliendo, que salga de las puertas de mi casa a mi encuentro cuando yo vuelva en paz de los hijos de Ammón, tiene que llegar a ser entonces de Jehová, y tengo que ofrecer a ese como ofrenda quemada”.
(Jueces 11:35-39)  Y aconteció que, cuando él alcanzó a verla, empezó a rasgar sus prendas de vestir y a decir: “¡Ay, hija mía! Realmente has hecho que me doble, y tú misma has llegado a ser la que yo estuve obligando a extrañamiento. Y yo... yo he abierto mi boca a Jehová, y no puedo volverme atrás”. 36 Pero ella le dijo: “Padre mío, si has abierto tu boca a Jehová, haz conmigo conforme a lo que ha salido de tu boca, puesto que Jehová ha ejecutado para ti actos de venganza sobre tus enemigos, los hijos de Ammón”. 37 Y pasó a decir a su padre: “Que se me haga esta cosa: Déjame por dos meses, y deja que me vaya, y ciertamente descenderé sobre las montañas, y déjame llorar mi virginidad, yo y mis compañeras”. 38 Ante esto, él dijo: “¡Ve!”. De modo que la envió por dos meses; y ella siguió yendo, ella con sus compañeras, y llorando su virginidad sobre las montañas. 39 Y al cabo de dos meses aconteció que vino de regreso a su padre, después de lo cual él llevó a cabo su voto que había hecho tocante a ella. En cuanto a ella, nunca tuvo relaciones [sexuales] con ningún hombre. Y vino a ser disposición reglamentaria en Israel:
(Deuteronomio 23:21)  ”En caso de que hagas un voto a Jehová tu Dios, no debes ser lento en cuanto a pagarlo, porque Jehová tu Dios sin falta lo requerirá de ti, y verdaderamente llegaría a ser pecado de parte tuya.
(Deuteronomio 23:23)  Debes guardar lo que tus labios hayan proferido, y tienes que hacer tal como en voto te hayas expresado a Jehová tu Dios como ofrenda voluntaria de que hablaste con tu boca.
(Salmo 15:4)  A sus ojos el despreciable ciertamente es rechazado,pero honra a los que temen a Jehová.Ha jurado a lo que es malo [para sí], y no obstante no [lo] altera.


5. ¿Qué voto hizo Jefté, y cuál fue el resultado?
Jefté fue fiel a la promesa que le había hecho a Jehová cuando salió a pelear contra los ammonitas, que aterrorizaban al pueblo de Dios (Juec. 10:7-9). Deseaba intensamente la victoria y por eso hizo este voto: “Si tú sin falta das a los hijos de Ammón en mi mano, entonces tiene que suceder que el que venga saliendo, que salga de las puertas de mi casa a mi encuentro cuando yo vuelva en paz de los hijos de Ammón, tiene que llegar a ser entonces de Jehová”. ¿Qué ocurrió? Los ammonitas perdieron la batalla. ¿Y quién salió al encuentro de Jefté cuando regresó victorioso a su hogar? Su querida hija, que llegaría a ser de Jehová (Juec. 11:30-34). ¿Qué implicó eso para ella?
6. a) ¿Por qué no fue fácil para Jefté y su hija cumplir el voto hecho a Dios? b) ¿Qué nos dejan claro Deuteronomio 23:21, 23 y Salmo 15:4 sobre los votos que se hacen a Dios?
Pagar el voto implicaba que la hija de Jefté serviría a Jehová todo el tiempo en el santuario. ¿Se había precipitado Jefté? No, porque es posible que supiera que ella podía ser la que saliera de la casa a su encuentro. Aun así, aquello implicaba un gran sacrificio para los dos, y eso los angustiaba mucho. Cuando Jefté la vio, rasgó sus prendas de vestir y dijo que sentía un gran dolor. Entonces ella le pidió: “Déjame llorar mi virginidad”. ¿Por qué? Jefté no tenía ningún otro hijo y ella, su única hija, no se casaría nunca ni le daría nietos. No habría nadie que conservara el nombre y la herencia de la familia. Pero eso no era lo que más les preocupaba. Jefté dijo: “He abierto mi boca a Jehová, y no puedo volverme atrás”. Su hija le contestó que hiciera lo que había prometido (Juec. 11:35-39). A estas personas leales no les pasó por la cabeza romper su voto al Dios Altísimo. Lo cumplirían aunque tuvieran que pagar un enorme precio personal (leaDeuteronomio 23:21, 23 y Salmo 15:4).

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.