La sombra de la ley contra la ley hecha luz
1. Luego de la deportación a Babilonia, luego de su exilio, luego de su
regreso, luego de que en tiempos de Esdras y Nehemías se redactaran
los libros que serían los últimos pasos para que se escribiera la ley, luego
de destruido y restaurado tu templo, luego de que los escribientes
pusieran en tablillas a Moisés y a los Profetas, luego de que los
abandonaste por cuatrocientos noventa años, pues en ese tiempo
estuviste con ellos, petrificado en rollos de papel, pues tú eres la ley.
2. Y los escribientes fueron hombres dedicados día y noche a escribir tus
libros, guardándolos en cofres de barro o en cajas de cuero, pues las
copias eran valiosísimas y te propusiste por escribientes solo a un grupo
fiel. Encerrados en ritos y normas para escribir; entre varios idiomas que
había que leer, se hicieron sabios, y formaron casta de escribientes, con
tinta y pluma, copiaron exacta tu ley, copias al rey, copias a los
sacerdotes, copias al templo, y para su lectura en el día sábado.
3. Se alejaron del pueblo, del vulgo, para hacerse legión de iniciados, con
rituales para calificar, pruebas por doquier, es la excelencia de escribir tu
palabra, no se añadió ni se quitó, toda palabra aunque difícil de
entender, estuvo siempre ahí. Incluso se sepultó en barro gran parte de
su material, para generaciones futuras, para que Dios les diera un
destino. Porque toda palabra es inspirada de Dios, y útil para enseñar.
4. Y antes de la llegada del Mesías, el escogido de Dios para ser rey y
profeta sobre el pueblo, debía estar todo listo, la palabra compilada, la
ley intacta y todos los escritos de los profetas en uno. Para que se
cumpliere la escritura misma, pues de esa manera el Señor siempre
estaría con ellos, aunque les abandonase de presencia, el espíritu de
Dios permanecería con ellos de esa forma para siempre.
5. Y de tan celosos que fueron ninguna letra y ningún punto había sido
cambiado, y muchas frases de los textos no se comprendían, pues no
estaba disponible interpretación, eran de otros tiempos las palabras, y
muchas habían adquirido otros significados, inclusive según el contexto.
Por ello hubo división entre los escribientes, pues unos decían que las
palabras debían ponerse por acción de forma literal, y otros decían que
la palabra era simbólica, que se debía poner en acción la idea general.
6. Comenzaron entonces a tergiversar la ley, y con ello a enseñar al pueblo
una interpretación personal de la ley. No hacer trabajos en sábado se
transformó en algo literal, pues incluso el prepararse algo de comer les
era sinónimo de trabajo, mientras que los otros lo tomaron
simbólicamente y ni siquiera se molestaban en ayunar. Así comenzó a
degradarse no la ley, si no lo que de ella enseñaban al pueblo, tanto los
escribientes como los sacerdotes a los que les llegaban las copias de la
ley, llena de notas de interpretación.
7. Y se originó otro grupo en medio de los dos, aquellos escribientes que no
hallaron qué hacer, de modo que ni literal ni simbólicamente dieron
interpretación a la ley, estos escribientes se aislaron aún más del vulgo
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general, de modo que hasta lejanas cuevas se fueron a vivir su forma de
ser escribientes.
8. De modo que se formaron tres grupos antes de la llegada del renuevo,
los escribientes, los esenios y los fariseos. Los primeros escribían y
traducían fielmente, pero llenaban de notas interpretativas, con ellas los
sacerdotes enseñaban al pueblo la ley. Los segundos escribían y
traducían fielmente, pero eran celosos de las copias y solo se las
entregaban a los iniciados de su grupo. Los terceros de los escribientes
terminaron como orden sacerdotal, pues enseñaban los libros de los
escribientes pero reinterpretaban las notas de forma literal o simbólica,
según fuese el caso, o mas bien, según les conviniese, porque hallaron
en la ley una forma para lucrar, tener prestigio, y ser vistos como
piadosos delante de los hombres.
9. Estos últimos esperaban al Mesías para que les liberara de los Romanos,
trayendo oro y riquezas, a la manera de Salomón, pues el dinero cegaba
sus ojos y el resplandor del oro retumbaba en sus mentes, encerraron a
sus hijas vírgenes en los sótanos de sus casas, a fin de ser padres de la
portadora del rey, de acuerdo a las profecías que tanto leían, día y
noche, pues en ellas creían que estaba la vida eterna, junto con riquezas
y buen vivir, lujos y gran ciudad, como lo describe Ezequiel.
Sometida la sabiduría de los sabios
10. Por eso su enfado, por eso su enojo, porque vino a ellos rey
manso, pobre y humilde, rey de paz, sin hermosura en su rostro como
para que les estimule a gran héroe, cantando victorias sentado en un
burrito, haciendo la ley pero no de la forma en que ellos la han
interpretado, mas condenándolos por la oscuridad que hay en sus
corazones, porque lo que hicieron es malo, las piedras en que estaba
escrita la ley han quebrado.
11. Intentando ser sabios se hicieron necios, y cambiaron lo glorioso de
Dios por preceptos vacíos, pues pusieron al dinero, a los lujos y a la
distinción en el lugar que solo a Dios le corresponde. Por eso Jah se
avergüenza de ellos, y lo hago yo también, pues me provocan asco. Pues
un mismo enemigo tengo yo y el Señor, a los hombres que son
estúpidos, que ven en otros sus propias culpas y que buscan un chivo
para expiar sus propios errores. Ellos son los que me culpan de sus
faltas, y me cargan con todos sus defectos, y me tachan de sus malas
obras, y hasta lo que hace el Señor lo encuentran obra de demonios.
12. De ellos no me preocupo en castigar, pues sé que eso el Señor no
se los perdonará, ni con arrepentimiento, pues la sabiduría de Dios y su
eterno poder, son Santos, soy testigo de la creatividad de Jah, de todo
su poder, y eso es algo que ninguno en mi rebelión puede negar, pues a
la voz de Dios tiemblan los demonios, mas los hombres se tapan los
oídos, y aun lo que escuchan del Señor lo repiten mal. Y con eso enseñan
a los demás.
carlos adrian gomez burgara
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