domingo, 26 de junio de 2022

Saulo de Tarso

Saulo de Tarso
Saulo de Tarso, en Cilicia, Turquía. Judío de la dispersión, de la tribu de
Benjamín. Fariseo en cuanto al fanatismo de la ley, perseguidor de los
seguidores del Mesías en cuanto al celo, irreprensible en cuanto al
cumplimiento de la ley, en excelencia estimado por Dios en cuanto al amor de
su ungido.
Agujeros en la ley
1. He revisado con detalle toda profecía con que los profetas han hablado
de parte tuya, he escudriñado con diligencia cada letra en la ley, he
vigilado cada palabra de tu libro sin escapárseme ninguna, de modo que
la examiné de principio a fin, y en ningún lugar de la largura del rollo, ni
en lo que se habla por la tradición de padres a hijos, se menciona algo
de Pablo.
2. Es algo totalmente nuevo, recién se te ocurrió, no estuvo planificado, no
enviaste por él a mensajero ni ángel del cielo, pues en persona fuiste a
llamarle, cuando habías dicho que no te verían más hasta el final de los
tiempos, y no sé si faltaste a tu palabra o si encontraste algún agujero
en la ley, pues resultó que le visitaste, y no fue en visión como pensaron
muchos, pues he aquí que he descubierto tu ardid, algo antinatural,
fuera de lo común, algo espectacular, de gran maravilla.
3. Ya que tu palabra no puede ser quebrantada ni por ti mismo, pues tu
palabra dijo que desde tu partida no volverías hasta la consumación de
los tiempos, en tu ingenio creativo propusiste solución, a Pablo que es el
más pequeño de tus escogidos elegiste por luz para los paganos así
como a Pedro luz para los Judíos, por ello tomaste a Pablo en torbellino
de luz camino a Damasco, cuando se proponía exterminar a tus
seguidores. Y le alzaste al cielo, aun sus ojos vieron inclusive el tercer
cielo, donde sus ojos se turbaron de tanta luz y quedó por tres días
completamente ciego.
4. Y le diste de tu espíritu y de tu luz, y fundiste en él tanto el primer como
el segundo Pacto, de modo que la ley completa la comprendió, vio el
cielo, y le hiciste maestro de la ley, y se llenó de amor por ella, por ti y
por lo que vio, pues de oídos te conocía, mas ahora sus ojos te han
visto.
5. Como a Moisés le perdonaste sus faltas, así perdonaste a Saulo, porque
sabías que era asesino, y entre el uno y el otro, Pablo fue peor, porque
consintió en la muerte de tu siervo Esteban, tu santo profeta, el que
tenía rostro como de ángel, pues era un ángel. Y Pablo se quedó con las
ropas del cadáver, pues es la tradición que los asesinos del "transgresor"
se repartieran sus ropas. Y persiguió a los seguidores del cordero, aun el
Concilio le dio autorización y poder en cartas, para encarcelar y matar.
Pues aunque fariseo celoso e instruido en la ley, Pablo estaba ciego y
tropezando con la misma roca en la que todos tropiezan, pues la ley
tiene el propósito de condenar, de hacerlos a todos culpables.
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6. Y se presentó ante gobernantes y reyes, aun obró algunos de tus
milagros que le diste hacer, pues se asió de tu promesa, se afirmó en tu
palabra y creyó en ti. Y sorpresa he tenido, aquí ocurre algo que es un
imprevisto, no le vi venir, porque si no se hubiese hecho transgresor de
la ley antes del llamado, he aquí hubieres hallado a uno completamente
limpio en cuanto a la ley, y en cuanto al corazón.
7. Pero un enviado de mi parte le mantiene siempre en el error, le insta a
pensar el mal, en su carne está el deseo vehemente, y en su corazón,
esto en su mente, él sabe que te ha fallado. Porque como espina le envié
a uno de mis servidores, que le atormenta día a día, pero él es fuerte
pues se afirma de la roca sin caer, y para no ceder ante mi tentación se
ha hecho eunuco por promesa, de modo que la perversidad de sus
pensamientos solo se oculta en su corazón, y de su mente no saldrá a la
luz, no soltará de su espíritu ese error para contaminar su carne.
8. Así que has tenido tamaña victoria, pues ha llevado de a pie tu mensaje
a cada rincón de la tierra conocida, y con los milagros que le permitiste
hacer ha confirmado la palabra, y transfiere de su espíritu, el que le
diste, por imposición de manos y aun autoridad sobre todos los
bautizados, poca a los por agua y ferviente en los por fuego.
9. Y Pablo cruzó mar y tierra para dar tu mensaje, pues te obedeció, te
amó, te conoció y no hay otro como lo es él, ni lo habrá, pues ahora
estoy despierto y vigilante, sobre una atalaya, con los ojos abiertos,
Pablo es algo que no volverá a ocurrir, pues la Atalaya me sirve para
vigilar a los que has escogido, y los confundirá, de modo que ninguno se
acerque a ti tan excesivamente otra vez.
10. Pues otro como Pablo y tendré enjambre de problemas, porque mi
dominio sobre los hombres que pisan la tierra depende de que sigan
ciegos, y Pablo a muchos despertó, pues me quitó la presa de la boca y
arrebató a mis víctimas del mismo fuego, pero ahora pondré la torre de
vigilancia para que no se acerquen demasiado a ti. Y créeme, antes de
Pablo estaba la balanza a mi favor, bien lo sabes, pero tu ingenio e
inteligencia, sumados a la fe que tienes en los hombres, la ha puesto de
momento a tu favor. Tendré de ahora en adelante cautela, enorme torre
levantaré para vigilar, si es posible toda la tierra miraré desde aquí, y
seré sencillo como paloma, pero prudente como la serpiente, y a la hora
de actuar no vacilaré, no me has de tomar por sorpresa otra vez.
11. Sin Pablo tu autoridad sobre mis demonios, la que le diste a los
hombres por medio de él, se hubiese ya desvanecido. Y ahora están
cautivos en el abismo todos los demonios de tercer rango, todos están
presos, y los de segundo rango están ocupados luchando contra Miguel,
que es arcángel fuerte, no hay otro como él.
12. Y hemos tenido que salir nosotros a rondar la tierra, para
confundirla, pues estaba de todas formas así planeado, no nos vas a
derrotar sin pelear, pues esto es rebelión, que si nos ganas no te la
habremos dejado fácil, pues la sangre que brota lejos al arrancarle las
alas a alguno de tus soldados, es premio suficiente para nuestros ojos.
13. Si nace otro como Pablo ha de morir. Porque te lo juro me alegré
cuando partieron de tu presencia los ángeles tras Pablo, cuando le
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afirmaron de los brazos con sus manos y en torbellino de luz le subieron
al cielo, te juro pensé que era para que tú mismo de un martillazo le
rompieras la cabeza, mas se oyeron las palabras de Esteban tu ángel
como si fueran un eco debajo del altar : "No les imputes esta falta, no se
la tomes en cuenta", luego de unos segundos se escuchó el último eco,
el gemido de cuando expiró.

carlos adrian gomez burgara
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