SABIDURÍA
INTRODUCCIÓN
El libro de la Sabiduría
(=Sab) fue escrito originalmente en griego por un autor desconocido.
Forma parte de toda una corriente religioso-literaria que se desarrolló
en el judaísmo helenístico, especialmente en Alejandría (norte de
Egipto), donde existía una importante colonia judía que había hecho
suyos muchos aspectos de la cultura griega. Fue allí, en efecto, donde
las escrituras hebreas se tradujeron al griego y donde muchos otros
escritores judíos publicaron obras importantes.
El autor quiso escribir un libro sapiencial, en
la línea de otros escritos bíblicos en que se exalta la sabiduría y se
dan enseñanzas para ordenar rectamente la vida (como ciertas partes de Job, algunos Salmos, Proverbios, Eclesiastés y Eclesiástico
). Sin embargo, se diferencia de aquellos en varios aspectos. Ante
todo, no es una serie de máximas o sentencias breves al estilo de los Proverbios o de buena parte de Eclesiastés o de Eclesiástico, sino que, más bien al estilo de Job o de algunos Salmos, desarrolla ampliamente unos pocos temas. En el caso de la Sabiduría, esos pocos temas se tratan con gran amplitud y con un lenguaje bastante elaborado.
El autor utiliza un procedimiento literario común
en la literatura judía: asume la persona de un autor famoso para hablar
en nombre de él. En este caso, el autor, sobre todo en la primera y
segunda secciones, habla en nombre de Salomón, el rey sabio por
excelencia. Por esta razón el libro fue conocido a veces con el título
de Sabiduría de Salomón.
La sabiduría de que aquí se trata no es simple
conocimiento humano de las cosas de este mundo, sino un don de Dios que
siempre le tiene a él como punto de referencia. No se refiere solo a
aspectos teóricos, sino que es eminentemente práctica. Debe enseñarle al
hombre cómo ordenar su vida. No es solo para el individuo, sino para
toda la sociedad. Por eso, esta sabiduría deben buscarla sobre todo los
gobernantes.
En una primera sección (Sab 1.1–5.23),
se pone de relieve el aspecto esencialmente moral de la sabiduría, y se
contraponen dos géneros de vida y dos tipos de criterios: los de los
buenos, que son los que siguen la sabiduría verdadera; y los de los
malos, que son los que llevan una vida de injusticia. En consecuencia,
el juicio de Dios dará diversos destinos a estos diferentes grupos de
personas. El autor no dice de manera explícita quiénes son esos “malos”
mencionados con frecuencia: quizá se trata de judíos que han renegado
teórica y prácticamente de su fe y sus costumbres, o quizá de paganos
que se oponen y ridiculizan a quienes se mantienen firmes en la fe y las
tradiciones de Israel. Para el autor es más importante describir su
manera de pensar y sus actitudes, que identificarlos social o
políticamente.
La segunda sección (6.1–9.18) es una exhortación a
buscar la sabiduría. El autor la describe y la elogia, y termina
(asumiendo la personalidad de Salomón) con una bella oración a Dios en
petición de sabiduría.
La tercera sección (10.1–19.22) está dedicada a
mostrar cómo Dios ha manifestado su sabiduría en la historia, sobre todo
en la época de la salida de Israel de Egipto. A propósito de esta idea
fundamental se añaden algunos temas con ella relacionados, especialmente
el de la idolatría.
El autor revela, por una parte, su conocimiento
de las tradiciones bíblicas de Israel; pero, al mismo tiempo, al
reflexionar sobre ellas, utiliza procedimientos propios del judaísmo
tardío (como el llamado midrash, que es una amplificación y actualización de los temas de la Biblia y de las tradiciones anteriores a esta).
En algunos aspectos, como en el relacionado con
la inmortalidad del alma y la convicción de que la esperanza del justo
no queda frustrada con la muerte, se muestra la cercanía al pensamiento
griego, tal como aparece sobre todo en el judaísmo helenístico. También,
en otros aspectos, el autor muestra su conocimiento de las doctrinas
filosóficas griegas.
Pero él no pretende escribir una historia de
Israel ni un tratado filosófico. Su escrito es, más bien, una reflexión,
adaptada a su tiempo y a su cultura, sobre grandes temas que
inquietaban a todo israelita que vivía en esa situación especial.
Se puede suponer, por los diversos indicios del
texto, que este libro fue escrito hacia los comienzos de la era
cristiana o un poco antes.
Esquema del libro:
I. Los buenos, los malos y el juicio de Dios
(1–5)
II. Exhortación a buscar la sabiduría
(6–9)
III. La sabiduría en la historia
(10–19)
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