Texto Diario martes, 11 de junio de 2019
En hacer tu voluntad, oh Dios mío, me he deleitado, y tu ley está dentro de mis entrañas (Sal. 40:8).
Jesús amaba la Ley de Moisés. Y eso no nos sorprende, porque esa Ley venía de Jehová, su Padre, la persona más importante en su vida. La Biblia predijo el profundo cariño que Jesús sentiría por las leyes de Dios en las palabras del texto de hoy. Él demostró con lo que dijo y lo que hizo que esa Ley era perfecta y beneficiosa, y que se cumpliría sin falta (Mat. 5:17-19). Jesús debió de sentirse muy triste al ver que los escribas y los fariseos aplicaban mal la Ley de su Padre. Es cierto que estos líderes religiosos cumplían al pie de la letra algunos de sus detalles más pequeños. Por eso, Jesús reconoció: “Dan el décimo de la hierbabuena y del eneldo y del comino”. Entonces, ¿cuál era el problema? Que habían “desatendido los asuntos de más peso de la Ley, a saber: la justicia y la misericordia y la fidelidad” (Mat. 23:23). Aquellos fariseos no captaban el significado de la Ley y se creían mejores que los demás. Pero Jesús sí entendía lo que había detrás de la Ley y lo que cada mandamiento revelaba sobre Jehová. w17.11 13 párrs. 1, 2
(Salmo 40:8) En hacer tu voluntad, oh Dios mío, me he deleitado,y tu ley está dentro de mis entrañas.
(Mateo 5:17-19) ”No piensen que vine a destruir la Ley o los Profetas. No vine a destruir, sino a cumplir; 18 porque en verdad les digo que antes pasarían el cielo y la tierra que pasar de modo alguno una letra diminuta o una pizca de una letra de la Ley sin que sucedan todas las cosas. 19 Por eso, cualquiera que quiebre uno de estos mandamientos más pequeños y enseñe así a la humanidad, será llamado ‘más pequeño’ con relación al reino de los cielos. En cuanto a cualquiera que los haga y los enseñe, este será llamado ‘grande’ con relación al reino de los cielos.
(Mateo 23:23) ”¡Ay de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas!, porque dan el décimo de la hierbabuena y del eneldo y del comino, pero han desatendido los asuntos de más peso de la Ley, a saber: la justicia y la misericordia y la fidelidad. Era obligatorio hacer estas cosas, y sin embargo no desatender las otras cosas.
1, 2. a) ¿Qué sentía Jesús por la Ley de Dios? b) ¿Por qué podemos decir que los escribas y los fariseos aplicaban mal la Ley?
JESÚS amaba la Ley de Moisés. Y eso no nos sorprende, porque esa Ley venía de Jehová, su Padre, la persona más importante en su vida. La Biblia predijo el profundo cariño que Jesús sentiría por las leyes de Dios con estas palabras: “En hacer tu voluntad, oh Dios mío, me he deleitado, y tu ley está dentro de mis entrañas” (Sal. 40:8). Jesús demostró con lo que dijo y lo que hizo que esa Ley era perfecta y beneficiosa, y que se cumpliría sin falta (Mat. 5:17-19).
2 Jesús debió de sentirse muy triste al ver que los escribas y los fariseos aplicaban mal la Ley de su Padre. Es cierto que estos líderes religiosos cumplían al pie de la letra algunos de sus detalles más pequeños. Por eso, Jesús reconoció: “Dan el décimo de la hierbabuena y del eneldo y del comino”. Entonces, ¿cuál era el problema? Que habían “desatendido los asuntos de más peso de la Ley, a saber: la justicia y la misericordia y la fidelidad” (Mat. 23:23). Aquellos fariseos no captaban el significado de la Ley y se creían mejores que los demás. Pero Jesús sí entendía lo que había detrás de la Ley y lo que cada mandamiento revelaba sobre Jehová.
Jesús amaba la Ley de Moisés. Y eso no nos sorprende, porque esa Ley venía de Jehová, su Padre, la persona más importante en su vida. La Biblia predijo el profundo cariño que Jesús sentiría por las leyes de Dios en las palabras del texto de hoy. Él demostró con lo que dijo y lo que hizo que esa Ley era perfecta y beneficiosa, y que se cumpliría sin falta (Mat. 5:17-19). Jesús debió de sentirse muy triste al ver que los escribas y los fariseos aplicaban mal la Ley de su Padre. Es cierto que estos líderes religiosos cumplían al pie de la letra algunos de sus detalles más pequeños. Por eso, Jesús reconoció: “Dan el décimo de la hierbabuena y del eneldo y del comino”. Entonces, ¿cuál era el problema? Que habían “desatendido los asuntos de más peso de la Ley, a saber: la justicia y la misericordia y la fidelidad” (Mat. 23:23). Aquellos fariseos no captaban el significado de la Ley y se creían mejores que los demás. Pero Jesús sí entendía lo que había detrás de la Ley y lo que cada mandamiento revelaba sobre Jehová. w17.11 13 párrs. 1, 2
(Salmo 40:8) En hacer tu voluntad, oh Dios mío, me he deleitado,y tu ley está dentro de mis entrañas.
(Mateo 5:17-19) ”No piensen que vine a destruir la Ley o los Profetas. No vine a destruir, sino a cumplir; 18 porque en verdad les digo que antes pasarían el cielo y la tierra que pasar de modo alguno una letra diminuta o una pizca de una letra de la Ley sin que sucedan todas las cosas. 19 Por eso, cualquiera que quiebre uno de estos mandamientos más pequeños y enseñe así a la humanidad, será llamado ‘más pequeño’ con relación al reino de los cielos. En cuanto a cualquiera que los haga y los enseñe, este será llamado ‘grande’ con relación al reino de los cielos.
(Mateo 23:23) ”¡Ay de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas!, porque dan el décimo de la hierbabuena y del eneldo y del comino, pero han desatendido los asuntos de más peso de la Ley, a saber: la justicia y la misericordia y la fidelidad. Era obligatorio hacer estas cosas, y sin embargo no desatender las otras cosas.
1, 2. a) ¿Qué sentía Jesús por la Ley de Dios? b) ¿Por qué podemos decir que los escribas y los fariseos aplicaban mal la Ley?
JESÚS amaba la Ley de Moisés. Y eso no nos sorprende, porque esa Ley venía de Jehová, su Padre, la persona más importante en su vida. La Biblia predijo el profundo cariño que Jesús sentiría por las leyes de Dios con estas palabras: “En hacer tu voluntad, oh Dios mío, me he deleitado, y tu ley está dentro de mis entrañas” (Sal. 40:8). Jesús demostró con lo que dijo y lo que hizo que esa Ley era perfecta y beneficiosa, y que se cumpliría sin falta (Mat. 5:17-19).
2 Jesús debió de sentirse muy triste al ver que los escribas y los fariseos aplicaban mal la Ley de su Padre. Es cierto que estos líderes religiosos cumplían al pie de la letra algunos de sus detalles más pequeños. Por eso, Jesús reconoció: “Dan el décimo de la hierbabuena y del eneldo y del comino”. Entonces, ¿cuál era el problema? Que habían “desatendido los asuntos de más peso de la Ley, a saber: la justicia y la misericordia y la fidelidad” (Mat. 23:23). Aquellos fariseos no captaban el significado de la Ley y se creían mejores que los demás. Pero Jesús sí entendía lo que había detrás de la Ley y lo que cada mandamiento revelaba sobre Jehová.
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