CAP. II
Rubén continúa con sus experiencias y sus buenos consejos .
No presten atención, por lo tanto, hijos míos, a la belleza de las mujeres, ni se fijen en sus asuntos;pero camina en la unicidad de corazón en el temor del Señor, y gasta trabajo en buenas obras, y en el estudio y en tus rebaños, hasta que el Señor te dé una esposa, a quien Él quiera, para que no sufras como yo.2 Porque hasta la muerte de mi padre no tuve valor para mirarlo a la cara, ni para hablar con ninguno de mis hermanos, a causa del reproche.
3 Incluso hasta ahora mi conciencia me causa angustia por mi impiedad.
4 Sin embargo, mi padre me consoló mucho y oró por mí al Señor, para que la ira del Señor pudiera pasar de mí, tal como el Señor lo mostró.
5 Y desde entonces hasta ahora he estado en guardia y no he pecado.
6 Por eso, hijos míos, les digo que observen todas las cosas que yo les mando, y no pecarán.
7 Porque un pozo para el alma es el pecado de fornicación, que lo separa de Dios y lo acerca a los ídolos, porque engaña la mente y la comprensión, y conduce a los jóvenes al Hades antes de su tiempo.
8 Porque muchos han destruido la fornicación; porque, aunque un hombre sea viejo o noble, rico o pobre, se reprocha a sí mismo con los hijos de los hombres y se burla de Beliar.
9 Porque habéis oído acerca de José cómo se protegió de una mujer, y purgó sus pensamientos de toda fornicación, y encontró gracia ante los ojos de Dios y de los hombres.
10 Porque la mujer egipcia le hizo muchas cosas, convocó a magos y le ofreció pociones de amor, pero el propósito de su alma no admitía ningún mal deseo.
11 Por lo tanto, el Dios de tus padres lo libró de todo mal y muerte oculta.
12 Porque si la fornicación no supera tu mente, tampoco Beliar puede vencerte.
13 Porque las mujeres son malvadas, hijos míos; y como tienen
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sin poder ni fuerza sobre el hombre, usan artimañas por atracciones externas, para atraerlo hacia ellos.
14 Y a quienes no pueden hechizar por atracciones externas, lo vencen por arte.
15 Además, en relación con ellos, el ángel del Señor me dijo, y me enseñó, que las mujeres son vencidas por el espíritu de fornicación más que los hombres, y en su corazón conspiran contra los hombres; y por medio de sus adornos engañan primero sus mentes, y con la mirada del ojo infunden el veneno, y luego a través del acto realizado los llevan cautivos.
16 Porque una mujer no puede forzar a un hombre abiertamente, pero por el porte de una ramera ella lo engaña.
17 Huyan, por lo tanto, fornicación, hijos míos, y manden a sus esposas y a sus hijas, que no adornen sus cabezas y rostros para engañar a la mente: porque cada mujer que usa estos baños de artilugios ha sido reservada para el castigo eterno.
18 Porque así sedujeron a los Vigilantes 1 que estaban antes del diluvio; porque como estos los contemplaban continuamente, los codiciaron y concibieron el acto en su mente; porque se transformaron en hombres y se les aparecieron cuando estaban con sus maridos.
19 Y las mujeres que deseaban en sus mentes después de sus formas, dieron a luz a gigantes, porque los Vigilantes se les aparecieron llegando incluso al cielo.
20 Cuidado, pues, con la fornicación; y si deseas ser puro en mente, protege tus sentidos de todas las mujeres.
21 Y también ordena a las mujeres que no se asocien con los hombres, para que también sean de mente pura.
22 Porque las reuniones constantes, aunque el hecho impío no se forje, son para ellos una enfermedad irremediable, y para nosotros una destrucción de Beliar y un eterno reproche.
23 Porque en la fornicación no hay entendimiento ni piedad, y todos los celos habitan en su lujuria.
24 Por lo tanto, te digo que estarás celoso de los hijos de Leví y buscarás ser exaltado sobre ellos;pero no podréis.
25 Porque Dios los vengará, y moriréis por una muerte maligna. Porque a Leví Dios le dio la soberanía y a Judá con él y a mí también, y a Dan y José, que deberíamos ser para gobernantes.
26 Por lo tanto, te ordeno que escuches a Leví, porque él conocerá la ley del Señor, y dará ordenanzas para juicio y sacrificará por todo Israel hasta la consumación de los tiempos, como el Sumo Sacerdote ungido, de quien habló el Señor .
27 Te conjuro por el Dios del cielo para que hagas la verdad cada uno a su prójimo y entretengas el amor de cada uno por su hermano.
28 Y acércate a Leví con humildad, de corazón, para que recibas una bendición de su boca.
29 Porque bendecirá a Israel y a Judá, porque a él ha elegido Jehová para ser rey de toda la nación.
30 Y postrémonos ante su simiente, porque en nuestro nombre morirá en guerras visibles e invisibles, y será entre ustedes un rey eterno.
31 Y Rubén murió, habiendo dado estos mandamientos a sus hijos. Y lo colocaron en un ataúd hasta que lo llevaron de Egipto y lo enterraron en Hebrón en la cueva donde estaba su padre.
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