domingo, 13 de octubre de 2019

“Los que te escuchan” se salvarán “Presta constante atención a ti mismo y a tu enseñanza. Persiste en estas cosas, pues haciendo esto te salvarás a ti mismo y también a los que te escuchan” (1 TIM. 4:16).

“Los que te escuchan” se salvarán

“Presta constante atención a ti mismo y a tu enseñanza. Persiste en estas cosas, pues haciendo esto te salvarás a ti mismo y también a los que te escuchan” (1 TIM. 4:16).
CANCIÓN 67 “Predica la palabra”
AVANCE*
1. ¿Qué nos gustaría que hicieran nuestros familiares?
UNA hermana llamada Pauline* dice: “Desde que conocí la verdad, tuve el deseo de que toda mi familia estuviera conmigo en el Paraíso. Sobre todo, quería que mi esposo, Wayne, y nuestro pequeño sirvieran conmigo a Jehová”. Si algunos de nuestros familiares aún no conocen y aman a Dios, es probable que nos sintamos como ella.
2. ¿Qué preguntas responderemos en este artículo?
No podemos obligar a nuestros familiares a aceptar la verdad. Pero sí podemos ayudarlos a ser más receptivos al mensaje de la Biblia (2 Tim. 3:14, 15). ¿Por qué debemos dar testimonio a nuestros parientes? ¿Por qué tenemos que mostrar empatía? ¿Qué podemos hacer para que lleguen a amar a Jehová como nosotros? ¿Y cómo pueden ayudarnos los hermanos de la congregación?

POR QUÉ DAR TESTIMONIO A NUESTROS FAMILIARES

3. De acuerdo con 2 Pedro 3:9, ¿por qué debemos dar testimonio a nuestros familiares?
Pronto, Jehová pondrá fin al mundo de Satanás. Solo sobrevivirán quienes tengan la actitud correcta para obtener vida eterna (Hech. 13:48). Dedicamos mucho tiempo y energías a predicar a las personas de la comunidad, así que es lógico que también queramos que nuestros familiares sirvan a Jehová. Nuestro cariñoso Padre celestial “no desea que ninguno sea destruido; más bien, desea que todos alcancen el arrepentimiento” (lea 2 Pedro 3:9).
4. ¿Qué error pudiéramos cometer cuando le predicamos a un familiar?
Debemos recordar que podemos hablar del mensaje de salvación de una manera apropiada o de una manera inapropiada. Es posible que a un extraño le prediquemos con tacto, mientras que seamos muy directos cuando hablemos con un familiar.
5. ¿Qué debemos tener presente a la hora de dar testimonio a nuestros familiares?
Al recordar la primera vez que tratamos de predicarles a nuestros familiares, muchos quizás nos lamentemos de cómo lo hicimos y pensemos que podríamos haberlo hecho mejor. El apóstol Pablo les dio a los cristianos el siguiente consejo: “Que su habla siempre sea con gracia, sazonada con sal, para que sepan cómo deben dar una respuesta a cada uno” (Col. 4:5, 6). Conviene tener presentes estas palabras cuando hablemos con nuestros parientes. De lo contrario, podríamos acabar alejándolos de la verdad en vez de atraerlos a ella.

QUÉ PODEMOS HACER PARA AYUDAR A NUESTROS FAMILIARES


Damos el mejor testimonio cuando mostramos empatía y tenemos una buena conducta. (Vea los párrafos 6 a 8).*
6, 7. Dé un ejemplo que destaque la importancia de mostrar empatía a un cónyuge que no es Testigo.
Mostrar empatía. Pauline, a la que mencionamos antes, dice: “Al principio, solo quería hablar con mi esposo de cosas espirituales. No teníamos conversaciones ‘normales’”. Sin embargo, Wayne sabía poco de la Biblia y no entendía lo que ella le explicaba. Tenía la sensación de que Pauline solo pensaba en su religión. Le dio miedo de que se hubiera metido en una secta peligrosa y de que la estuvieran engañando.
Pauline reconoce que pasaba gran parte de las tardes y los fines de semana con los hermanos, tanto en las reuniones como en la predicación y en actividades sociales. Cuenta: “A veces, cuando Wayne llegaba a casa, no había nadie, y se sentía solo”. Como es normal, extrañaba a su esposa y a su hijo. No conocía a las personas con las que estaban y llegó a pensar que para Pauline sus nuevos amigos eran más importantes que él. Así que la amenazó con pedirle el divorcio. ¿Verdad que ella podría haber mostrado más empatía?
8. Según 1 Pedro 3:1, 2, ¿en qué es probable que se fijen más nuestros familiares?
Dejar que nuestra conducta hable por nosotros. Muchas veces, nuestros familiares se fijan más en lo que hacemos que en lo que decimos (lea 1 Pedro 3:1, 2). Pauline se dio cuenta de esto con el tiempo. Dice: “Sabía que Wayne nos amaba y que en realidad no quería divorciarse. Pero su amenaza me hizo comprender que tenía que empezar a hacer las cosas como Jehová manda. En lugar de tanto hablar, debía darle un buen ejemplo”. Así que dejó de obligar a su esposo a hablar de la Biblia y comenzó a conversar con él de su día a día. Wayne se fijó en que su esposa se había vuelto más apacible y en que su hijo se comportaba mejor (Prov. 31:18, 27, 28). Al ver la buena influencia de la Biblia en su familia, estuvo más dispuesto a escuchar su mensaje (1 Cor. 7:12-14, 16).
9. ¿Por qué no debemos darnos por vencidos?
No darnos por vencidos. Jehová nos pone el ejemplo. Una y otra vez da a la gente la oportunidad de aceptar las buenas nuevas y recibir la vida (Jer. 44:4). Y el apóstol Pablo le dijo a Timoteo que no dejara de ayudar a los demás porque de ese modo se salvaría a sí mismo y también salvaría a los que lo escucharan (1 Tim. 4:16). Como queremos a nuestros familiares, deseamos que conozcan las verdades de la Biblia. En el caso de Pauline, sus palabras y acciones acabaron teniendo un buen efecto en su familia. Ahora es feliz porque sirve junto con su esposo a Jehová, los dos son precursores y Wayne es anciano.10. ¿Por qué tenemos que ser pacientes?
10 Ser pacientes. Cuando empezamos a vivir de acuerdo con las normas divinas, a nuestros familiares quizás les cueste acostumbrarse a nuestras creencias y modo de vida. Por lo general, lo primero que ven es que ya no celebramos con ellos las fiestas religiosas y que no nos metemos en política. Al principio, puede que algunos se molesten con nosotros (Mat. 10:35, 36). Pero no debemos darlos por perdidos. Si dejamos de intentar ayudarlos a comprender nuestras creencias, en realidad los hemos juzgado y hemos decidido que no merecen obtener la vida eterna. Pero Jehová ha confiado la labor de juzgar a Jesús, no a nosotros (Juan 5:22). Si somos pacientes, es posible que con el tiempo nuestros familiares estén dispuestos a escuchar el mensaje (vea el recuadro “Usemos nuestro sitio de Internet”).
11-13. ¿Qué aprendemos de cómo actuó Alice con sus padres?
11 Ser amables pero firmes (Prov. 15:2). Veamos el ejemplo de Alice. Conoció la verdad cuando vivía lejos de sus padres, que eran ateos y estaban muy activos en la política. Comprendió que tenía que hablarles lo antes posible de todo lo bueno que estaba aprendiendo. Ella dice: “Si esperas a contarles cuáles son tus nuevas creencias y costumbres, el disgusto de tu familia será mayor”. Así que les escribía cartas a sus padres en las que les preguntaba su opinión sobre temas bíblicos que esperaba que les interesaran, como el amor (1 Cor. 13:1-13). Les daba las gracias por haberla criado y cuidado, y les enviaba regalos. Cuando los visitaba, hacía todo lo posible por ayudar a su madre en las tareas de la casa. Pero, al principio, sus padres no reaccionaron bien cuando les habló de sus nuevas creencias.
12 Mientras estaba en casa con sus padres, seguía leyendo la Biblia todos los días. Alice dice que eso ayudó a su madre a ver lo importante que era la Palabra de Dios para ella. Al mismo tiempo, su padre decidió aprender algo de la Biblia para entender lo que ahora pensaba su hija y para encontrar errores. Alice dice: “Le di una Biblia y le escribí una dedicatoria”. ¿Qué ocurrió? Que su padre no encontró ningún error; al contrario, se quedó impresionado por lo que leyó.
13 Debemos ser amables pero firmes aunque tengamos que pasar por pruebas (1 Cor. 4:12b). Por ejemplo, Alice tuvo que soportar la oposición de su madre. Cuenta: “Cuando me bauticé, mamá me dijo que era una mala hija”. ¿Qué hizo Alice? Ella misma dice: “En vez de evitar hablar del tema, le dije con respeto que había decidido ser testigo de Jehová y que no iba a dar marcha atrás. Traté de asegurarle que la quería mucho. Las dos lloramos, y le preparé una rica comida. Desde ese momento, mamá empezó a reconocer que la Biblia me había hecho mejor persona”.
14. ¿Por qué no debemos ceder nunca a las presiones de nuestros familiares?
14 Es posible que nuestros familiares tarden en entender por completo que nos tomamos muy en serio el servicio a Jehová. Por ejemplo, cuando Alice decidió ser precursora en vez de dedicarse a la carrera que sus padres le habían escogido, su madre volvió a echarse a llorar. Pero Alice se mantuvo firme. Dice: “Si cedes en un asunto, es probable que la familia te presione en otras cosas. Pero, si defiendes tu postura con amabilidad y firmeza, puede que algunos te escuchen”. Eso es lo que le ocurrió a ella. Ahora sus padres son precursores, y su padre sirve de anciano.

CÓMO PUEDEN AYUDARNOS LOS HERMANOS DE LA CONGREGACIÓN


¿Cómo pueden los hermanos de la congregación ayudar a nuestros familiares no Testigos? (Vea los párrafos 15 y 16).*
15. Según Mateo 5:14-16 y 1 Pedro 2:12, ¿cómo pueden ayudar a nuestros familiares las “obras excelentes” de los hermanos?
15 Jehová se vale de las “obras excelentes” de sus siervos para atraer a las personas (lea Mateo 5:14-16; 1 Pedro 2:12). Si su cónyuge no es testigo de Jehová, ¿conoce a los miembros de la congregación? Pauline, a la que mencionamos al principio, invitaba a los hermanos a su casa para que Wayne los conociera. Él recuerda cómo lo ayudó un hermano a vencer sus prejuicios. Cuenta: “Pidió un día libre en el trabajo para ver un partido conmigo. Así que me di cuenta de que era una persona normal”.
16. ¿Por qué debemos invitar a nuestros familiares a las reuniones?
16 Una magnífica forma de ayudar a nuestros familiares es invitarlos a que nos acompañen a las reuniones (1 Cor. 14:24, 25). La primera reunión a la que asistió Wayne fue la Conmemoración, pues era después del trabajo y no duraba mucho. Él explica: “No entendí todo lo que se dijo, pero recuerdo cómo me trataron. Se acercaron y me recibieron con un fuerte apretón de manos. Percibí que eran sinceros”. Un matrimonio de la congregación había ayudado mucho a Pauline con el niño durante las reuniones y en la predicación. Así que, cuando Wayne por fin decidió que debía conocer mejor las creencias de Pauline, le pidió al esposo que le diera clases de la Biblia.
17. ¿De qué no debemos culparnos, pero por qué no debemos dejar de ayudar jamás a nuestros familiares?
17 Esperamos que un día todos nuestros familiares sirvan a Jehová. Pero también es cierto que, aunque hagamos todo lo posible por ayudarlos, quizás nunca entren en la verdad. Si ocurre esto, no nos culpemos por su decisión. Al fin y al cabo, no podemos obligar a nadie a aceptar nuestras creencias. Aun así, no le quitemos importancia al efecto que puede tener en ellos ver que servimos felices a Jehová. Oremos por ellos, hablémosles de la verdad con respeto y no dudemos en seguir ayudándolos (Hech. 20:20). Confiemos en que Jehová bendecirá nuestros esfuerzos. Y, si nuestros familiares deciden escucharnos, se salvarán.
CANCIÓN 57 Predicamos a toda clase de personas
Nos gustaría que nuestros familiares llegaran a conocer a Jehová, pero son ellos los que deben decidir si le servirán o no. En este artículo, veremos qué hacer para que estén más dispuestos a escucharnos.
Se han cambiado algunos nombres.
DESCRIPCIÓN DE LA IMAGEN. Un hermano joven ayuda a su padre no Testigo con el automóvil. En un momento apropiado, le muestra un video del sitio jw.org®.
DESCRIPCIÓN DE LAS IMÁGENES. Una hermana escucha con atención a su esposo no Testigo mientras este le cuenta todo lo que ha hecho durante el día. Luego, pasa un rato agradable con su esposo y su hijo.
DESCRIPCIÓN DE LAS IMÁGENES. La hermana ha invitado a hermanos de la congregación a su casa. Ellos se interesan en conocer mejor a su esposo. Más adelante, el esposo la acompaña a la Conmemoración.

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