Lunes 7 de octubre
Todo proviene de ti, y de tu propia mano te hemos dado (1 Crón. 29:14).
Una razón por la que le damos a Jehová de lo que tenemos es porque así lo adoramos. En una visión, el apóstol Juan oyó a los siervos de Dios en el cielo decir: “Digno eres tú, Jehová, nuestro Dios mismo, de recibir la gloria y la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y a causa de tu voluntad existieron y fueron creadas” (Rev. 4:11). Sin duda, Jehová merece toda la gloria y la honra, así que debemos darle lo mejor que tenemos. En tiempos de Israel, Jehová le mandó a esta nación mediante Moisés que celebrara tres fiestas al año. La Ley decía: “Ninguno debe presentarse delante de Jehová con las manos vacías” (Deut. 16:16). Como vemos, ofrecer algo material a Jehová en estas fiestas era parte de la adoración de los israelitas. Hoy día, dar sin esperar nada a cambio también es parte esencial de nuestra adoración. Al hacerlo, demostramos que valoramos y apoyamos la obra de la parte terrestre de la organización de Jehová. w18.01 18 párrs. 4, 5
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