Texto Diario miércoles, 23 de octubre de 2019
Háganse amigos por medio de las riquezas injustas, para que, cuando las tales fallen, se los reciba en los lugares de habitación eternos (Luc. 16:9).
Jesús sabía que a la mayoría de sus discípulos se les haría difícil ganarse la vida en este mundo injusto. ¿Por qué dijo Jesús que las riquezas eran “injustas”? La Biblia no lo explica, pero sí deja claro que no formaba parte del propósito de Dios el que nos dedicáramos a hacer negocios. ¿Por qué decimos esto? Porque en el jardín de Edén Jehová les dio a Adán y Eva más de lo que necesitaban (Gén. 2:15, 16). Además, cuando Dios derramó su espíritu santo sobre los ungidos del siglo primero, “ni siquiera uno de ellos decía que fuera suya propia cosa alguna de las que poseía; más bien, todas las cosas las tenían en común” (Hech. 4:32). El profeta Isaías dijo que llegaría un día en el que todas las personas disfrutarían de lo que produce la Tierra (Is. 25:6-9; 65:21, 22). Mientras tanto, los discípulos de Jesús necesitarían “sabiduría práctica” para ganarse la vida con las “riquezas injustas” de este mundo y, al mismo tiempo, esforzarse por agradar a Dios (Luc. 16:8). w17.07 8 párrs. 4-6
Jesús sabía que a la mayoría de sus discípulos se les haría difícil ganarse la vida en este mundo injusto. ¿Por qué dijo Jesús que las riquezas eran “injustas”? La Biblia no lo explica, pero sí deja claro que no formaba parte del propósito de Dios el que nos dedicáramos a hacer negocios. ¿Por qué decimos esto? Porque en el jardín de Edén Jehová les dio a Adán y Eva más de lo que necesitaban (Gén. 2:15, 16). Además, cuando Dios derramó su espíritu santo sobre los ungidos del siglo primero, “ni siquiera uno de ellos decía que fuera suya propia cosa alguna de las que poseía; más bien, todas las cosas las tenían en común” (Hech. 4:32). El profeta Isaías dijo que llegaría un día en el que todas las personas disfrutarían de lo que produce la Tierra (Is. 25:6-9; 65:21, 22). Mientras tanto, los discípulos de Jesús necesitarían “sabiduría práctica” para ganarse la vida con las “riquezas injustas” de este mundo y, al mismo tiempo, esforzarse por agradar a Dios (Luc. 16:8). w17.07 8 párrs. 4-6
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