jueves, 10 de octubre de 2019

Texto Diario jueves, 10 de octubre de 2019 Yo sé que se levantará en la resurrección en el último día (Juan 11:24).

Texto Diario jueves, 10 de octubre de 2019

Yo sé que se levantará en la resurrección en el último día (Juan 11:24).
Al igual que Marta, los siervos fieles de Dios de la antigüedad sabían que habrá una resurrección en el futuro. Pensemos en lo que Dios le dijo a Abrahán que hiciera con Isaac, el heredero que por tanto tiempo había esperado. Le dijo que tomara a su hijo, a quien amaba tanto, y lo ofreciera “como ofrenda quemada” (Gén. 22:2). Imaginémonos cómo debió sentirse. Jehová le había prometido que todas las naciones se bendecirían mediante su descendencia (Gén. 13:14-16; 18:18;Rom. 4:17, 18). Además, le había dicho que la descendencia vendría “por medio de Isaac” (Gén. 21:12). Pero ¿cómo se cumplirían esas promesas si Abrahán sacrificaba a Isaac? Dios inspiró a Pablo a explicar que Abrahán creía que Dios tenía el poder de resucitar a su hijo (Heb. 11:17-19). Él no podía saber cuándo sería resucitado Isaac. Pero confiaba en que Jehová le devolvería la vida. w17.12 6 párrs. 12-14

(Juan 11:24)  Marta le respondió: “Yo sé que se levantará en la resurrección, en el último día”.
(Génesis 22:2)  Entonces Dios dijo: “Por favor, toma a tu hijo, a tu único hijo, al que amas tanto, a Isaac, y viaja a la tierra de Moria. Allí preséntalo como ofrenda quemada sobre una de las montañas que yo te indicaré”.
(Génesis 13:14-16)  Después de que Lot se separó de Abrán, Jehová le dijo a Abrán: “Levanta la vista, por favor. Desde donde estás, mira al norte y al sur, al este y al oeste. 15 Toda la tierra que estás mirando te la voy a dar a ti y a tu descendencia, y será de ustedes de forma permanente. 16 Haré que tus descendientes sean tan numerosos como las partículas de polvo que hay en la tierra. Solo alguien que pudiera contar las partículas de polvo de la tierra podría contar a tus descendientes.
(Génesis 18:18)  Abrahán sin falta se convertirá en una nación grande y poderosa, y todas las naciones de la tierra serán bendecidas por medio de él.
(Romanos 4:17, 18)  (Es tal como está escrito: “Te he nombrado padre de muchas naciones”). Esto sucedió ante Dios, en quien Abrahán tenía fe, ante aquel que da vida a los muertos y llama a las cosas que no son como si fueran. 18 Aunque no había esperanza, se basó en la esperanza y tuvo fe en que sería padre de muchas naciones, tal como se había dicho: “Así de numerosa será tu descendencia”.
(Génesis 21:12)  Entonces Dios le dijo a Abrahán: “No te sientas mal por lo que Sara te está diciendo sobre el muchacho y tu esclava. Escúchala, porque por medio de Isaac vendrá lo que será llamado tu descendencia.
(Hebreos 11:17-19)  Por la fe, cuando Abrahán fue puesto a prueba, prácticamente ofreció a Isaac —así es, el hombre que de buena gana recibió las promesas intentó ofrecer a su hijo unigénito—, 18 aunque se le había dicho: “Por medio de Isaac vendrá lo que será llamado tu descendencia”. 19 Pero él llegó a la conclusión de que Dios podía levantarlo incluso de entre los muertos, y en efecto lo recibió de entre los muertos de manera simbólica.


12, 13. Después de ver los relatos de algunas resurrecciones, ¿qué preguntas debemos responder?
12 Los relatos que hemos visto deben darnos la misma seguridad que tenía Marta: Jehová, que nos ha dado la vida, puede devolvérsela a los muertos. Es interesante que en todas aquellas resurrecciones estuvo presente algún siervo de Dios, como Elías, Jesús o Pedro. Además, todas ellas sucedieron en épocas en las que Jehová realizaba milagros. Entonces, ¿qué hay de los que murieron en épocas en las que no ocurrían tales milagros? ¿Podían esperar los siervos de Dios que Jehová levantara a los muertos en el futuro? ¿Podían tener la misma confianza que Marta, que dijo sobre su hermano: “Yo sé que se levantará en la resurrección en el último día”? ¿Por qué podía ella creer eso, y por qué podemos creer nosotros lo mismo?
13 En la Biblia, hay varios pasajes que muestran que los siervos fieles de Dios sabían que habrá una resurrección en el futuro. Analicemos algunos.
14. ¿Qué podemos aprender sobre la resurrección en el relato de Abrahán?
14 Isaac era el heredero que por tanto tiempo había esperado Abrahán. Pero un día Dios le dijo a Abrahán que tomara a su hijo, a quien amaba tanto, y lo ofreciera “como ofrenda quemada” (Gén. 22:2). Imaginémonos cómo debió sentirse. Jehová le había prometido que todas las naciones se bendecirían mediante su descendencia (Gén. 13:14-16; 18:18; Rom. 4:17, 18). Además, le había dicho que la descendencia vendría “por medio de Isaac” (Gén. 21:12). Pero ¿cómo se cumplirían esas promesas si Abrahán sacrificaba a Isaac? Dios inspiró a Pablo a explicar que Abrahán creía que Dios tenía el poder de resucitar a su hijo (lea Hebreos 11:17-19). La Biblia no dice que Abrahán creyera que, si era obediente, su hijo volvería a la vida unas horas o días después. Él no podía saber cuándo sería resucitado Isaac. Pero confiaba en que Jehová le devolvería la vida.

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