Texto Diario sábado, 5 de octubre de 2019
Hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos (Mat. 28:19).
En el año 33, Jesús resucitado se les apareció a más de quinientos hombres, mujeres y tal vez incluso niños. Quizá fue entonces cuando dijo las palabras del texto de hoy (1 Cor. 15:6). Así que al parecer había cientos de seguidores suyos presentes cuando dio el mandato de hacer discípulos. Además, dijo que todo el que quería llevar su “yugo” como seguidor suyo tenía que bautizarse (Mat. 11:29, 30). Quienes quisieran agradar a Dios debían aceptar el papel de Jesús en el cumplimiento del propósito divino. Solo entonces podían bautizarse. Este sería el único bautismo que tendría la aprobación de Dios. En la Biblia, hay muchas pruebas de que los que se hacían discípulos de Cristo en el siglo primero entendían lo que significaba el bautismo y no lo retrasaban sin necesidad (Hech. 2:41; 9:18; 16:14, 15, 32, 33). w18.03 5 párr. 8
(Mateo 28:19) Así que vayan y hagan discípulos de gente de todas las naciones. Bautícenlos en el nombre del Padre, del Hijo y del espíritu santo.
(1 Corintios 15:6) Luego se les apareció a más de 500 hermanos a la vez, la mayoría de los cuales siguen con nosotros, aunque algunos ya se han dormido en la muerte.
(Mateo 11:29, 30) Pónganse bajo mi yugo y aprendan de mí, porque soy apacible y humilde de corazón. Conmigo encontrarán alivio. 30 Porque mi yugo es fácil de llevar y mi carga pesa poco”.
(Hechos 2:41) Así que se bautizaron los que aceptaron de buena gana su mensaje. En aquel día, unas 3.000 personas se unieron a los discípulos.
(Hechos 9:18) De inmediato cayeron de sus ojos lo que parecían escamas y él recuperó la vista. Entonces se levantó y fue bautizado,
(Hechos 16:14, 15) Una mujer llamada Lidia —una vendedora de púrpura de la ciudad de Tiatira que adoraba a Dios— estaba escuchando. Y Jehová le abrió el corazón por completo para que prestara atención a las cosas que Pablo estaba diciendo. 15 Después de que Lidia y los de su casa se bautizaron, ella nos suplicó: “Si ustedes consideran que soy fiel a Jehová, vengan a quedarse en mi casa”. Y sencillamente nos obligó a aceptar.
(Hechos 16:32, 33) Entonces le predicaron la palabra de Jehová a él y a todos los de su casa. 33 En aquella misma hora de la noche, el carcelero se los llevó y les lavó las heridas. Enseguida, él y todos los de su casa fueron bautizados.
8. a) ¿Qué mandato dio Jesús resucitado a sus discípulos? b) ¿Por qué tienen que bautizarse los cristianos?
8 En el año 33, Jesús resucitado se les apareció a más de quinientos hombres, mujeres y tal vez incluso niños. Quizá fue entonces cuando dijo: “Vayan, por lo tanto, y hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo, enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado” (Mat. 28:19, 20; 1 Cor. 15:6). Así que al parecer había cientos de seguidores suyos presentes cuando dio el mandato de hacer discípulos. Además, dijo que todo el que quería llevar su “yugo” como seguidor suyo tenía que bautizarse (Mat. 11:29, 30). Quienes quisieran agradar a Dios debían aceptar el papel de Jesús en el cumplimiento del propósito divino. Solo entonces podían bautizarse. Este sería el único bautismo que tendría la aprobación de Dios. En la Biblia, hay muchas pruebas de que los que se hacían discípulos de Cristo en el siglo primero entendían lo que significaba el bautismo y no lo retrasaban sin necesidad (Hech. 2:41; 9:18; 16:14, 15, 32, 33).
En el año 33, Jesús resucitado se les apareció a más de quinientos hombres, mujeres y tal vez incluso niños. Quizá fue entonces cuando dijo las palabras del texto de hoy (1 Cor. 15:6). Así que al parecer había cientos de seguidores suyos presentes cuando dio el mandato de hacer discípulos. Además, dijo que todo el que quería llevar su “yugo” como seguidor suyo tenía que bautizarse (Mat. 11:29, 30). Quienes quisieran agradar a Dios debían aceptar el papel de Jesús en el cumplimiento del propósito divino. Solo entonces podían bautizarse. Este sería el único bautismo que tendría la aprobación de Dios. En la Biblia, hay muchas pruebas de que los que se hacían discípulos de Cristo en el siglo primero entendían lo que significaba el bautismo y no lo retrasaban sin necesidad (Hech. 2:41; 9:18; 16:14, 15, 32, 33). w18.03 5 párr. 8
(Mateo 28:19) Así que vayan y hagan discípulos de gente de todas las naciones. Bautícenlos en el nombre del Padre, del Hijo y del espíritu santo.
(1 Corintios 15:6) Luego se les apareció a más de 500 hermanos a la vez, la mayoría de los cuales siguen con nosotros, aunque algunos ya se han dormido en la muerte.
(Mateo 11:29, 30) Pónganse bajo mi yugo y aprendan de mí, porque soy apacible y humilde de corazón. Conmigo encontrarán alivio. 30 Porque mi yugo es fácil de llevar y mi carga pesa poco”.
(Hechos 2:41) Así que se bautizaron los que aceptaron de buena gana su mensaje. En aquel día, unas 3.000 personas se unieron a los discípulos.
(Hechos 9:18) De inmediato cayeron de sus ojos lo que parecían escamas y él recuperó la vista. Entonces se levantó y fue bautizado,
(Hechos 16:14, 15) Una mujer llamada Lidia —una vendedora de púrpura de la ciudad de Tiatira que adoraba a Dios— estaba escuchando. Y Jehová le abrió el corazón por completo para que prestara atención a las cosas que Pablo estaba diciendo. 15 Después de que Lidia y los de su casa se bautizaron, ella nos suplicó: “Si ustedes consideran que soy fiel a Jehová, vengan a quedarse en mi casa”. Y sencillamente nos obligó a aceptar.
(Hechos 16:32, 33) Entonces le predicaron la palabra de Jehová a él y a todos los de su casa. 33 En aquella misma hora de la noche, el carcelero se los llevó y les lavó las heridas. Enseguida, él y todos los de su casa fueron bautizados.
8. a) ¿Qué mandato dio Jesús resucitado a sus discípulos? b) ¿Por qué tienen que bautizarse los cristianos?
8 En el año 33, Jesús resucitado se les apareció a más de quinientos hombres, mujeres y tal vez incluso niños. Quizá fue entonces cuando dijo: “Vayan, por lo tanto, y hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo, enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado” (Mat. 28:19, 20; 1 Cor. 15:6). Así que al parecer había cientos de seguidores suyos presentes cuando dio el mandato de hacer discípulos. Además, dijo que todo el que quería llevar su “yugo” como seguidor suyo tenía que bautizarse (Mat. 11:29, 30). Quienes quisieran agradar a Dios debían aceptar el papel de Jesús en el cumplimiento del propósito divino. Solo entonces podían bautizarse. Este sería el único bautismo que tendría la aprobación de Dios. En la Biblia, hay muchas pruebas de que los que se hacían discípulos de Cristo en el siglo primero entendían lo que significaba el bautismo y no lo retrasaban sin necesidad (Hech. 2:41; 9:18; 16:14, 15, 32, 33).
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