miércoles, 17 de abril de 2019

Texto Diario miércoles, 17 de abril de 2019 No tenemos como sumo sacerdote a uno que no pueda condolerse de nuestras debilidades, sino a uno que ha sido probado en todo sentido igual que nosotros, pero sin pecado (Heb. 4:15).



Texto Diario miércoles, 17 de abril de 2019

No tenemos como sumo sacerdote a uno que no pueda condolerse de nuestras debilidades, sino a uno que ha sido probado en todo sentido igual que nosotros, pero sin pecado (Heb. 4:15).
La labor de Jesús como nuestro Sumo Sacerdote nos da incluso más razones para estar seguros de que nuestros pecados serán perdonados y de que recibiremos misericordia y “bondad inmerecida para ayuda al tiempo apropiado” (Heb. 4:16). Por lo tanto, tenga fe en el sacrificio de Jesús y en que el rescate es para usted (Gál. 2:20, 21). Tenga fe en que el rescate es la base para que Dios perdone los pecados que usted haya cometido. Y tenga fe en que el rescate le ofrece a usted la esperanza de vivir para siempre. El sacrificio de Jesús es un regalo que Jehová le ha hecho a usted. Una vez que Jehová ha perdonado nuestro pecado, no debemos temer que vuelva a echárnoslo en cara o a juzgarnos por él (Sal. 103:8-12). Podemos estar seguros de que él nos perdona. w17.11 11, 12 párrs. 14-17
Lectura bíblica para la Conmemoración: Mateo 21:33-41; 22:15-22; 23:1-12; 24:1-3(durante el día: 11 de nisán)

(Hebreos 4:15)  Porque no tenemos como sumo sacerdote a uno que no pueda condolerse de nuestras debilidades, sino a uno que ha sido probado en todo sentido igual que nosotros, pero sin pecado.
(Hebreos 4:16)  Acerquémonos, por lo tanto, con franqueza de expresión al trono de la bondad inmerecida, para que obtengamos misericordia y hallemos bondad inmerecida para ayuda al tiempo apropiado.
(Gálatas 2:20, 21)  Estoy fijado en un madero junto con Cristo. Ya no soy yo el que vivo; antes bien, es Cristo el que vive en unión conmigo. En verdad, la vida que ahora vivo en carne la vivo por la fe que es para con el Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí. 21 No echo a un lado la bondad inmerecida de Dios; porque si la justicia es mediante ley, Cristo realmente murió en balde.
(Salmo 103:8-12)  Jehová es misericordioso y benévolo,tardo para la cólera y abundante en bondad amorosa.  9 No por todo tiempo seguirá señalando faltas,ni hasta tiempo indefinido se quedará resentido. 10 No ha hecho con nosotros aun conforme a nuestros pecados;ni conforme a nuestros errores ha traído sobre nosotros lo que merecemos. 11 Porque así como los cielos son más altos que la tierra,su bondad amorosa es superior para con los que le temen. 12 Tan lejos como está el naciente del poniente,así de lejos ha puesto de nosotros nuestras transgresiones.


Tenga la seguridad de que Jehová lo ha perdonado. (Vea los párrafos 14 a 16).
14. ¿De qué puede estar seguro el cristiano que se ha arrepentido de un pecado grave?
14 Hay siervos de Dios que se han arrepentido de un pecado grave pero se siguen sintiendo culpables. Algunos incluso piensan que Jehová siempre seguirá viendo una mancha en ellos. Si usted se siente así, puede estar seguro de que Jehová le ha mostrado misericordia y lo ha perdonado por completo. Así que no tiene nada que temer. Daniel, a quien citamos en el párrafo 9, comprobó que esto es cierto. Después de que los ancianos lo corrigieron y lo ayudaron a volver a tener una conciencia limpia, sintió que por fin podía respirar tranquilo. Dijo: “Ya no tenía que seguir sintiéndome culpable. Cuando el pecado se ha ido, se ha ido para siempre. Como Jehová dice, él se lleva nuestras cargas y las pone muy lejos de nosotros. No tendremos que volver a verlas”. Antes dijimos que, una vez que el homicida estaba dentro de la ciudad de refugio, ya no tenía que temer al vengador de la sangre. De igual modo, una vez que Jehová ha perdonado nuestro pecado, no debemos temer que vuelva a echárnoslo en cara o a juzgarnos por él (leaSalmo 103:8-12).
15, 16. ¿Qué efecto tiene en nosotros saber que Jesús dio su vida por nosotros y es nuestro Sumo Sacerdote?
15 De hecho, nosotros tenemos más razones que los israelitas para confiar en la misericordia de Jehová. Como vimos al principio del artículo, Pablo dijo que se sentía desdichado y desanimado porque no podía obedecer a Jehová a la perfección. Pero, a pesar de su lucha contra el pecado y de su pasado, exclamó: “¡Gracias a Dios mediante Jesucristo nuestro Señor!” (Rom. 7:25). Como se había arrepentido, estaba seguro de que Jehová lo había perdonado mediante Jesús. Cristo dio su vida por nosotros, y así limpia nuestra conciencia y nos da paz interior (Heb. 9:13, 14). Y, como es nuestro Sumo Sacerdote, “puede salvar completamente a los que están acercándose a Dios mediante él, porque siempre está vivo para abogar por ellos” (Heb. 7:24, 25). En tiempos antiguos, la labor del sumo sacerdote les daba a los israelitas la seguridad de que Jehová perdonaría sus pecados. Hoy día, la labor de Jesús como nuestro Sumo Sacerdote nos da incluso más razones para estar seguros de que recibiremos misericordia y “bondad inmerecida para ayuda al tiempo apropiado” (Heb. 4:15, 16).
16 Por lo tanto, si quiere refugiarse en Jehová, tenga fe en el sacrificio de Jesús. No piense que el rescate es simplemente para la gente en general. Tenga fe en que el rescate es para usted (Gál. 2:20, 21). Tenga fe en que el rescate es la base para que Dios perdone los pecados que usted haya cometido. Y tenga fe en que el rescate le ofrece a usted la esperanza de vivir para siempre. El sacrificio de Jesús es un regalo que Jehová le ha hecho a usted.
17. ¿Por qué quiere usted refugiarse en Jehová?
17 Las ciudades de refugio son un reflejo de la misericordia de Jehová. Mediante ellas, Dios destacó que la vida es sagrada. Pero también ilustró cómo nos ayudan los ancianos, qué implica el verdadero arrepentimiento y por qué podemos estar seguros de que él nos perdona. ¿Nos estamos refugiando en Jehová? Él es el refugio más seguro que existe (Sal. 91:1, 2). En el próximo artículo, veremos cómo las ciudades de refugio nos ayudan a imitar a Jehová, el ejemplo supremo de justicia y misericordia.

(Mateo 21:33-41)  ”Oigan otra ilustración: Había un hombre, un amo de casa, que plantó una viña y la rodeó de una cerca y cavó en ella un lagar y erigió una torre, y la arrendó a cultivadores, y viajó al extranjero. 34 Cuando llegó la época de los frutos, despachó sus esclavos a los cultivadores para conseguir sus frutos. 35 Sin embargo, los cultivadores tomaron a sus esclavos, y a uno lo golpearon severamente, a otro lo mataron, a otro lo apedrearon. 36 De nuevo despachó otros esclavos, más que los primeros, pero a estos les hicieron lo mismo. 37 Por último despachó su hijo a ellos, diciendo: ‘Respetarán a mi hijo’. 38 Al ver al hijo, los cultivadores dijeron entre sí: ‘Este es el heredero; ¡vengan, matémoslo y consigamos su herencia!’. 39 De modo que lo tomaron y lo echaron fuera de la viña y lo mataron. 40 Por lo tanto, cuando venga el dueño de la viña, ¿qué les hará a aquellos cultivadores?”. 41 Le dijeron: “Por ser malos, traerá sobre ellos una destrucción mala, y arrendará su viña a otros cultivadores, que le darán los frutos a su tiempo”.
(Mateo 22:15-22)  Entonces los fariseos siguieron su camino y entraron en consejo a fin de entramparlo en su habla. 16 De modo que le despacharon discípulos de ellos, junto con partidarios de Herodes, a decir: “Maestro, sabemos que eres veraz y enseñas el camino de Dios en verdad, y no te importa nadie, porque no miras la apariencia exterior de los hombres. 17 Dinos, por lo tanto: ¿Qué te parece? ¿Es lícito pagar la capitación a César, o no?”. 18 Pero Jesús, conociendo la iniquidad de ellos, dijo: “¿Por qué me ponen a prueba, hipócritas? 19 Muéstrenme la moneda de la capitación”. Ellos le trajeron un denario. 20 Y él les dijo: “¿De quién es esta imagen e inscripción?”. 21 Dijeron: “De César”. En seguida les dijo: “Por lo tanto, paguen a César las cosas de César, pero a Dios las cosas de Dios”. 22 Pues, al oír [aquello], se maravillaron; y dejándolo, se fueron.
(Mateo 23:1-12) Entonces Jesús habló a las muchedumbres y a sus discípulos, y dijo: 2 “Los escribas y los fariseos se han sentado en la cátedra de Moisés. 3 Por eso, todas las cosas que les digan, háganlas y obsérvenlas, pero no hagan conforme a los hechos de ellos, porque dicen y no hacen. 4 Atan cargas pesadas y las ponen sobre los hombros de los hombres, pero ellos mismos ni con el dedo quieren moverlas. 5 Todas las obras que hacen, las hacen para ser vistos por los hombres; porque ensanchan las cajitas [que contienen escrituras] que llevan puestas como resguardos, y agrandan los flecos [de sus prendas de vestir]. 6 Les gusta el lugar más prominente en las cenas y los asientos delanteros en las sinagogas, 7 y los saludos en las plazas de mercado, y el ser llamados por los hombres Rabí. 8 Mas ustedes, no sean llamados Rabí, porque uno solo es su maestro, mientras que todos ustedes son hermanos. 9 Además, no llamen padre de ustedes a nadie sobre la tierra, porque uno solo es su Padre, el Celestial. 10 Tampoco sean llamados ‘caudillos’, porque su Caudillo es uno, el Cristo. 11 Pero el mayor entre ustedes tiene que ser su ministro. 12 El que se ensalce será humillado, y el que se humille será ensalzado.
(Mateo 24:1-3) Partiendo en seguida, Jesús se iba del templo, pero sus discípulos se acercaron para mostrarle los edificios del templo. 2 En respuesta él les dijo: “¿No contemplan todas estas cosas? En verdad les digo: De ningún modo se dejará aquí piedra sobre piedra que no sea derribada”. 3 Estando él sentado en el monte de los Olivos, se acercaron a él los discípulos privadamente, y dijeron: “Dinos: ¿Cuándo serán estas cosas, y qué será la señal de tu presencia y de la conclusión del sistema de cosas?”.

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