Viernes 26 de abril
Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres (Hech. 5:29).
Pensemos en lo valiente que fue José cuando la esposa de Potifar lo tentó para que tuviera relaciones sexuales con ella. De seguro sabía que tendría serios problemas si la rechazaba. Pero eso fue lo que hizo sin dudarlo un segundo (Gén. 39:10, 12). Rahab, que vivía en Jericó, también fue valiente. Cuando dos espías israelitas fueron a su casa, ella tuvo el valor de esconderlos y ayudarlos a escapar (Jos. 2:4, 5, 9, 12-16). Otro ejemplo es el de los apóstoles fieles. Ellos habían visto la valentía de Jesús. Por eso, cuando los saduceos les mandaron dejar de hablar de él, los apóstoles se negaron (Hech. 5:17, 18, 27-29). José, Rahab, Jesús y los apóstoles estaban decididos a hacer lo correcto. Fueron valientes porque confiaban en Jehová, no porque confiaran demasiado en sí mismos. Cuando enfrentemos situaciones que requieran valor, confiemos en Jehová y no en nosotros (2 Tim. 1:7). w17.09 29 párrs. 6-9
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