viernes, 19 de abril de 2019

Texto Diario viernes, 19 de abril de 2019 La piedra que los edificadores rechazaron ha llegado a ser cabeza del ángulo (Sal. 118:22).

Texto Diario viernes, 19 de abril de 2019

La piedra que los edificadores rechazaron ha llegado a ser cabeza del ángulo (Sal. 118:22).
“Los edificadores” que rechazaron a Jesús, el Mesías, fueron los gobernantes judíos. No solo le dieron la espalda o se negaron a aceptar que era el Cristo. Muchos judíos incluso exigieron su muerte (Luc. 23:18-23). Así que fueron responsables de su asesinato. Si a Jesús lo rechazaron y lo asesinaron, ¿cómo podía llegar a ser la “cabeza del ángulo”? Solo si era resucitado. El apóstol Pedro habló de “Jesucristo el Nazareno”, a quien ellos “fijaron en un madero, pero a quien Dios levantó de entre los muertos” (Hech. 3:15; 4:5-11; 1 Ped. 2:5-7). Después de resucitar, el Hijo de Dios se convirtió en el único medio para salvarnos, “porque no hay otro nombre debajo del cielo que se haya dado entre los hombres mediante el cual tengamos que ser salvos” (Hech. 4:12; Efes. 1:20).w17.12 9, 10 párrs. 6-9
Lectura bíblica para la Conmemoración: Mateo 26:17-19; Lucas 22:7-13 (durante el día: 13 de nisán) Mateo 26:20-56 (tras la puesta del sol: 14 de nisán)

(Salmo 118:22)  La piedra que los edificadores rechazaronha llegado a ser cabeza del ángulo.
(Lucas 23:18-23)  Pero todos ellos, sí, la multitud entera, clamaron, diciendo: “¡Quita a este, pero ponnos en libertad a Barrabás!”. 19 ([Un hombre] que había sido echado en la prisión por cierta sedición que había ocurrido en la ciudad, y por asesinato.) 20 De nuevo Pilato les dirigió la palabra, porque quería poner en libertad a Jesús. 21 Entonces ellos se pusieron a vociferar, diciendo: “¡Al madero! ¡Al madero con él!”. 22 Por tercera vez les dijo: “Pues, ¿qué mal ha hecho este [hombre]? Yo no he hallado en él nada que merezca la muerte; por lo tanto lo castigaré y lo pondré en libertad”. 23 Con esto, ellos se pusieron a instar a grandes voces, y a demandar que fuera fijado en un madero; y sus voces empezaron a salir triunfantes.
(Hechos 3:15)  mientras que mataron al Agente Principal de la vida. Pero Dios lo ha levantado de entre los muertos, del cual hecho nosotros somos testigos.
(Hechos 4:5-11)  Al día siguiente se efectuó en Jerusalén la reunión de sus gobernantes y de los ancianos y de los escribas 6 (también de Anás el sacerdote principal, y de Caifás, y de Juan, y de Alejandro, y de cuantos eran de la parentela del sacerdote principal), 7 y los pusieron de pie en medio de ellos y empezaron a inquirir: “¿Con qué poder o en nombre de quién hicieron esto?”. 8 Entonces Pedro, lleno de espíritu santo, les dijo:“Gobernantes del pueblo y ancianos, 9 si a nosotros se nos examina este día, sobre la base de una acción buena hecha a un hombre enfermizo, en cuanto a por quién ha recibido la salud este, 10 séales conocido a todos ustedes y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo el Nazareno, a quien ustedes fijaron en un madero, pero a quien Dios levantó de entre los muertos, por este se halla este hombre de pie aquí sano delante de ustedes. 11 Esta es ‘la piedra que fue tratada por ustedes los edificadores como de ningún valor, que ha llegado a ser cabeza del ángulo’.
(1 Pedro 2:5-7)  ustedes mismos también como piedras vivas están siendo edificados en casa espiritual para el propósito de un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptos a Dios mediante Jesucristo. 6 Porque está contenido en la Escritura: “¡Miren!, voy a colocar en Sión una piedra, escogida, una piedra angular de fundamento, preciosa; y nadie que ejerza fe en ella sufrirá desilusión de manera alguna”. 7 Para ustedes, por lo tanto, él es precioso, porque son creyentes; pero para los que no creen: “la mismísima piedra que los edificadores rechazaron ha llegado a ser [la] cabeza de[l] ángulo”,
(Hechos 4:12)  Además, no hay salvación en ningún otro, porque no hay otro nombre debajo del cielo que se haya dado entre los hombres mediante el cual tengamos que ser salvos”.
(Efesios 1:20)  con la cual ha operado en el caso del Cristo cuando lo levantó de entre los muertos y lo sentó a su diestra en los lugares celestiales,


6. ¿Cómo se cumplió en Jesús el Salmo 118?
Encontramos una referencia a esa resurrección en el Salmo 118, que tal vez escribió David. Ese salmo dice en parte: “¡Ay, pues, Jehová, salva, sí, por favor! [...] Bendito sea Aquel que viene en el nombre de Jehová”. Es probable que recordemos que las personas que vieron entrar a Jesús en Jerusalén el 9 de nisán, poco antes de su muerte, citaron esta profecía sobre el Mesías (Sal. 118:25, 26; Mat. 21:7-9). Pero ¿por qué decimos que este salmo habla de una resurrección que ocurriría muchos años después? Fijémonos que también dice que “la piedra que los edificadores rechazaron ha llegado a ser cabeza del ángulo”, o sea, la principal piedra angular (Sal. 118:22).
“Los edificadores rechazaron” al Mesías. (Vea el párrafo 7).
7. ¿Qué le hicieron los judíos a Jesús?
“Los edificadores” que rechazaron a Jesús, el Mesías, fueron los gobernantes judíos. No solo le dieron la espalda o se negaron a aceptar que era el Cristo. Muchos judíos incluso exigieron su muerte (Luc. 23:18-23). Así que fueron responsables de su asesinato.
A Jesús se le resucitó para que fuera la “cabeza del ángulo”. (Vea los párrafos 8 y 9).
8. ¿Cómo podría llegar a ser Jesús la “cabeza del ángulo”?
Si a Jesús lo rechazaron y lo asesinaron, ¿cómo podía llegar a ser la “cabeza del ángulo”? Solo si era resucitado. Él mismo lo indicó cuando contó una historia sobre un hombre que les envió mensajeros a unos agricultores que trabajaban para él. Pero estos maltrataron a los mensajeros. Del mismo modo, los israelitas maltrataron a los profetas que Dios les envió. Por último, el hombre les envió a su querido hijo, su heredero, con la esperanza de que a él sí lo escucharían. Pero los agricultores lo mataron. Después de contar esta historia, Jesús citó las palabras proféticas del Salmo 118:22 (Luc. 20:9-17). El apóstol Pedro citó este mismo versículo mientras les dirigía la palabra a los gobernantes, ancianos y escribas judíos que estaban reunidos en Jerusalén. Habló de “Jesucristo el Nazareno”, a quien ellos “fijaron en un madero, pero a quien Dios levantó de entre los muertos”. A continuación, les dijo claramente: “Esta es ‘la piedra que fue tratada por ustedes los edificadores como de ningún valor, que ha llegado a ser cabeza del ángulo’” (Hech. 3:15; 4:5-11; 1 Ped. 2:5-7).
9. ¿Qué suceso extraordinario se predijo en el Salmo 118:22?
Como hemos visto, en el Salmo 118:22 se predijo que habría una resurrección siglos antes de suceder. El Mesías sería rechazado y asesinado, pero volvería a la vida y llegaría a ser la “cabeza del ángulo”. Después de resucitar, el Hijo de Dios se convirtió en el único medio para salvarnos, “porque no hay otro nombre debajo del cielo que se haya dado entre los hombres mediante el cual tengamos que ser salvos” (Hech. 4:12; Efes. 1:20).

(Mateo 26:17-19)  En el primer día de las tortas no fermentadas vinieron los discípulos a Jesús, y dijeron: “¿Dónde quieres que preparemos para que comas la pascua?”. 18 Él dijo: “Vayan a la ciudad, a Fulano, y díganle: El Maestro dice: ‘Mi tiempo señalado está cerca; celebraré la pascua con mis discípulos en tu casa’”. 19 Y los discípulos hicieron como Jesús les ordenó, y prepararon las cosas para la pascua.
(Lucas 22:7-13)  Entonces llegó el día de las tortas no fermentadas, en que hay que sacrificar la [víctima de la] pascua; 8 y él despachó a Pedro y a Juan, y dijo: “Vayan y preparen la pascua para que la comamos”. 9 Ellos le dijeron: “¿Dónde quieres que [la] preparemos?”. 10 Él les dijo: “¡Miren! Al entrar en la ciudad los encontrará un hombre que lleva una vasija de barro con agua. Síganlo hasta dentro de la casa en que entre. 11 Y tienen que decir al dueño de la casa: ‘El Maestro te dice: “¿Dónde está el cuarto para convidados en que pueda comer la pascua con mis discípulos?”’. 12 Y ese les mostrará un cuarto grande, arriba, amueblado. Prepáren[la] allí”. 13 De modo que ellos partieron y lo hallaron así como él les había dicho, y prepararon la pascua.
(Mateo 26:20-56)  Pues bien, cuando hubo anochecido él se hallaba reclinado a la mesa con los doce discípulos. 21 Mientras comían, él dijo: “En verdad les digo: Uno de ustedes me traicionará”. 22 Contristados en gran manera por esto, comenzaron a decirle, cada uno sin excepción: “Señor, no soy yo, ¿verdad?”. 23 En respuesta, él dijo: “El que mete la mano conmigo en la fuente es el que me traicionará. 24 Cierto, el Hijo del hombre se va, así como está escrito respecto a él, mas ¡ay de aquel hombre mediante el cual el Hijo del hombre es traicionado! Hubiera sido mejor para él el que tal hombre no hubiera nacido”. 25 Tomando la palabra Judas, que ya estaba para traicionarlo, dijo: “No soy yo, ¿verdad, Rabí?”. Le dijo: “Tú mismo [lo] dijiste”. 26 Mientras continuaron comiendo, Jesús tomó un pan y, después de decir una bendición, lo partió y, dándolo a los discípulos, dijo: “Tomen, coman. Esto significa mi cuerpo”. 27 También, tomó una copa y, habiendo dado gracias, la dio a ellos, diciendo: “Beban de ella, todos ustedes; 28 porque esto significa mi ‘sangre del pacto’, que ha de ser derramada a favor de muchos para perdón de pecados. 29 Pero les digo: de aquí en adelante de ningún modo beberé yo de este producto de la vid hasta aquel día en que lo beba nuevo con ustedes en el reino de mi Padre”. 30 Por último, después de cantar alabanzas, salieron al monte de los Olivos. 31 Entonces Jesús les dijo: “A todos ustedes se les hará tropezar respecto a mí esta noche, porque está escrito: ‘Heriré al pastor, y las ovejas del rebaño serán esparcidas’. 32 Pero después que yo haya sido levantado iré delante de ustedes a Galilea”. 33 Pero Pedro, en respuesta, le dijo: “Aunque a todos los demás se les haga tropezar respecto a ti, ¡a mí nunca se me hará tropezar!”. 34 Jesús le dijo: “En verdad te digo: Esta noche, antes que un gallo cante, me repudiarás tres veces”. 35 Pedro le dijo: “Aun cuando tenga que morir contigo, de ningún modo te repudiaré”. Todos los demás discípulos también dijeron lo mismo. 36 Entonces Jesús fue con ellos al lugar llamado Getsemaní, y dijo a los discípulos: “Siéntense aquí mientras voy allá a orar”. 37 Y tomando consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a contristarse y a perturbarse en gran manera. 38 Entonces les dijo: “Mi alma está hondamente contristada, hasta la muerte. Quédense aquí y manténganse alerta conmigo”. 39 Y yendo un poco más adelante, cayó sobre su rostro, orando y diciendo: “Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa. Sin embargo, no como yo quiero, sino como tú quieres”. 40 Y se acercó a los discípulos y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: “¿No pudieron siquiera mantenerse alerta una hora conmigo? 41 Manténganse alerta y oren de continuo, para que no entren en tentación. El espíritu, por supuesto, está pronto, pero la carne es débil”. 42 De nuevo, por segunda vez, se fue y oró, diciendo: “Padre mío, si no es posible que esta pase sin que la beba, efectúese tu voluntad”. 43 Y vino otra vez y los halló durmiendo, pues tenían los ojos cargados. 44 Así que, dejándolos, se fue de nuevo y oró por tercera vez, diciendo una vez más la misma palabra. 45 Entonces fue a los discípulos y les dijo: “¡En una ocasión como esta ustedes duermen y descansan! ¡Miren! Se ha acercado la hora en que el Hijo del hombre ha de ser traicionado en manos de pecadores. 46 Levántense, vámonos. ¡Miren! El que me traiciona se ha acercado”. 47 Y mientras todavía hablaba, ¡mire!, vino Judas, uno de los doce, y con él una gran muchedumbre con espadas y garrotes, de parte de los sacerdotes principales y de los ancianos del pueblo. 48 Ahora bien, el que lo traicionaba les había dado una señal, diciendo: “Al que bese, ese es; deténganlo”. 49 Y yendo directamente a Jesús, dijo: “¡Buenos días, Rabí!”, y lo besó muy tiernamente. 50 Pero Jesús le dijo: “Amigo, ¿con qué propósito estás presente?”. Entonces se adelantaron y echaron mano a Jesús y lo detuvieron. 51 Pero, ¡mire!, uno de los que estaban con Jesús, extendiendo la mano, sacó su espada, e hiriendo al esclavo del sumo sacerdote, le quitó la oreja. 52 Entonces Jesús le dijo: “Vuelve tu espada a su lugar, porque todos los que toman la espada perecerán por la espada. 53 ¿O crees que no puedo apelar a mi Padre para que me suministre en este momento más de doce legiones de ángeles? 54 En tal caso, ¿cómo se cumplirían las Escrituras en el sentido de que tiene que suceder de esta manera?”. 55 En aquella hora Jesús dijo a las muchedumbres: “¿Han salido con espadas y garrotes como contra un salteador para arrestarme? Día tras día me sentaba en el templo, enseñando, y sin embargo ustedes no me detuvieron. 56 Pero todo esto ha sucedido para que se cumplan las escrituras de los profetas”. Entonces todos los discípulos lo abandonaron y huyeron.

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