Texto Diario miércoles, 22 de mayo de 2019
Dios nos consuela en toda nuestra tribulación (2 Cor. 1:3, 4).
Una hermana llamada Susi dijo: “Después de la muerte de nuestro hijo, sentimos un dolor insoportable durante casi un año”. Y un hermano cuenta que la inesperada muerte de su esposa le provocó “un dolor físico indescriptible”. Por desgracia, muchísimas personas pasan por situaciones como estas. Muchos siervos de Dios tal vez no esperaban que alguno de sus seres queridos falleciera antes del Armagedón. Si usted o un conocido suyo ha perdido un familiar o un amigo, tal vez se pregunte: “¿Qué ayuda se puede dar en estos casos?”. Quizás hemos oído decir que el tiempo todo lo cura. Pero ¿es siempre así? Una cristiana viuda dijo: “Me parece más exacto decir que lo que te cura es lo que haces con tu tiempo”. Las heridas emocionales son como las heridas físicas: si las atendemos con cariño, se irán curando poco a poco. w17.07 12, 13 párrs. 1-3
(2 Corintios 1:3, 4) Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de tiernas misericordias y el Dios de todo consuelo, 4 que nos consuela en toda nuestra tribulación, para que nosotros podamos consolar a los [que se hallan] en cualquier clase de tribulación mediante el consuelo con que nosotros mismos estamos siendo consolados por Dios.
1, 2. ¿Por qué necesitamos hablar de cómo consolar a quienes han perdido a un ser querido? (Vea la foto del principio).
UNA hermana llamada Susi dijo: “Después de la muerte de nuestro hijo, sentimos un dolor insoportable durante casi un año”. Y un hermano cuenta que la inesperada muerte de su esposa le provocó “un dolor físico indescriptible”. Por desgracia, muchísimas personas pasan por situaciones como estas. Muchos siervos de Dios tal vez no esperaban que alguno de sus seres queridos falleciera antes del Armagedón. Si usted o un conocido suyo ha perdido un familiar o un amigo, tal vez se pregunte: “¿Qué ayuda se puede dar en estos casos?”.
2 Quizás hemos oído decir que el tiempo todo lo cura. Pero ¿es siempre así? Una cristiana viuda dijo: “Me parece más exacto decir que lo que te cura es lo que haces con tu tiempo”. Las heridas emocionales son como las heridas físicas: si las atendemos con cariño, se irán curando poco a poco. Entonces, ¿qué podemos hacer para aliviar el dolor que siente quien ha perdido a un ser querido?
3 Sin duda, la principal fuente de consuelo que tenemos es nuestro compasivo Padre, Jehová (lea2 Corintios 1:3, 4). Él es el mejor ejemplo de empatía, es decir, la capacidad de comprender cómo se siente otra persona. Dios les asegura a sus siervos: “Yo mismo soy Aquel que está consolándolos” (Is. 51:12; Sal. 119:50, 52, 76).
Una hermana llamada Susi dijo: “Después de la muerte de nuestro hijo, sentimos un dolor insoportable durante casi un año”. Y un hermano cuenta que la inesperada muerte de su esposa le provocó “un dolor físico indescriptible”. Por desgracia, muchísimas personas pasan por situaciones como estas. Muchos siervos de Dios tal vez no esperaban que alguno de sus seres queridos falleciera antes del Armagedón. Si usted o un conocido suyo ha perdido un familiar o un amigo, tal vez se pregunte: “¿Qué ayuda se puede dar en estos casos?”. Quizás hemos oído decir que el tiempo todo lo cura. Pero ¿es siempre así? Una cristiana viuda dijo: “Me parece más exacto decir que lo que te cura es lo que haces con tu tiempo”. Las heridas emocionales son como las heridas físicas: si las atendemos con cariño, se irán curando poco a poco. w17.07 12, 13 párrs. 1-3
(2 Corintios 1:3, 4) Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de tiernas misericordias y el Dios de todo consuelo, 4 que nos consuela en toda nuestra tribulación, para que nosotros podamos consolar a los [que se hallan] en cualquier clase de tribulación mediante el consuelo con que nosotros mismos estamos siendo consolados por Dios.
1, 2. ¿Por qué necesitamos hablar de cómo consolar a quienes han perdido a un ser querido? (Vea la foto del principio).
UNA hermana llamada Susi dijo: “Después de la muerte de nuestro hijo, sentimos un dolor insoportable durante casi un año”. Y un hermano cuenta que la inesperada muerte de su esposa le provocó “un dolor físico indescriptible”. Por desgracia, muchísimas personas pasan por situaciones como estas. Muchos siervos de Dios tal vez no esperaban que alguno de sus seres queridos falleciera antes del Armagedón. Si usted o un conocido suyo ha perdido un familiar o un amigo, tal vez se pregunte: “¿Qué ayuda se puede dar en estos casos?”.
2 Quizás hemos oído decir que el tiempo todo lo cura. Pero ¿es siempre así? Una cristiana viuda dijo: “Me parece más exacto decir que lo que te cura es lo que haces con tu tiempo”. Las heridas emocionales son como las heridas físicas: si las atendemos con cariño, se irán curando poco a poco. Entonces, ¿qué podemos hacer para aliviar el dolor que siente quien ha perdido a un ser querido?
JEHOVÁ ES “EL DIOS DE TODO CONSUELO”
3, 4. ¿Por qué estamos seguros de que Jehová comprende el dolor que sentimos cuando muere un ser querido?3 Sin duda, la principal fuente de consuelo que tenemos es nuestro compasivo Padre, Jehová (lea2 Corintios 1:3, 4). Él es el mejor ejemplo de empatía, es decir, la capacidad de comprender cómo se siente otra persona. Dios les asegura a sus siervos: “Yo mismo soy Aquel que está consolándolos” (Is. 51:12; Sal. 119:50, 52, 76).
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