sábado, 4 de mayo de 2019

ESTELA DE MOAB: ENEMIGOS QUE APOYAN EL RELATO DE LA BIBLIA

Al este del río Jordán y del mar Muerto, durante la Edad del
Hierro existieron los estados de Ammón, Moab y Edom. Esta
zona estuvo estrechamente relacionada con la narración
bíblica. Ya la primera peregrina conocida del siglo IV, la española
Egeria, describía en su diario, al monte Nebo, desde donde Moisés vio
las tierras en las que se asentaría Israel.
Las tierras al norte del río Arnón han sido controladas por diferentes
pueblos, como los amoritas, amonitas, moabitas e israelitas. A
mediados del siglo IX
aC esta zona pasó a
poder de Moab, de cuyo reino han llegado testimonios arqueológicos como el
yacimiento de Khirbat al-Mudayna. Su excavación, dirigida por P.M. Michéle
Daviau, reveló una ciudad con arquitectura similar a las de Israel y Judá.
La puerta defensiva tiene la misma estructura, con 6 cámaras igual a las
conocidas en Gezer, Meguido, Hazor y Laquis. Está unida a una muralla del
tipo casamata de 5 metros de espesor, con terraplén de tierra y foso defensivo.
La datación realizada la fija a finales del siglo IX aC.
Una de las construcciones más interesantes de Khirbat al-Mudayna es el primer
templo moabita descubierto, localizado en 1999. En su interior se encontraron
tres altares; en uno de ellos se aprecia la terminación de sus bordes rebajados
en las esquinas, contrarios a los típicos altares encontrados en Palestina con
remates en forma de cuernos. En otro de los altares se puede leer una inscripción
de las variantes del paleo-hebreo: “El altar de incienso que Elishama hizo para
YSP, la hija de WT” (P.M. Michelé - Paul-Eugène Dion, Biblical Archaeology
Review).

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