domingo, 18 de agosto de 2019

Texto Diario domingo, 18 de agosto de 2019 Háganse imitadores de Dios, como hijos amados (Efes. 5:1).

Texto Diario domingo, 18 de agosto de 2019

Háganse imitadores de Dios, como hijos amados (Efes. 5:1).
Jehová es compasivo. Nosotros estamos hechos a su imagen. Por eso es natural que nos interesemos por los demás. Incluso los que no conocen al Dios verdadero suelen mostrar compasión a otros (Gén. 1:27). En la Biblia, encontramos muchos casos de personas que fueron compasivas. Por ejemplo, recordamos a las dos mujeres que discutieron ante Salomón sobre cuál de ellas era la madre de un bebé. Cuando el rey ordenó cortarlo por la mitad, la verdadera madre se sintió tan angustiada que estuvo dispuesta a dejar que la otra mujer se lo quedara para que no lo mataran (1 Rey. 3:23-27). También recordamos a la hija del faraón. Cuando encontró a Moisés en el río, se dio cuenta de que era un bebé hebreo y de que no debía salvarlo. Pero “tuvo compasión de él” y decidió criarlo como si fuera su hijo (Éx. 2:5, 6). w17.09 8, 9 párrs. 2, 3

(Efesios 5:1) Por lo tanto, imiten a Dios como hijos amados
(Génesis 1:27)  Así que Dios pasó a crear al ser humano a su imagen. A la imagen de Dios lo creó. Hombre y mujer los creó.
(1 Reyes 3:23-27)  Finalmente el rey dijo: “Esta dice ‘¡Mi hijo es el que está vivo y tu hijo es el muerto!’, y la otra asegura ‘¡No, tu hijo es el muerto y el mío es el vivo!’”. 24 El rey entonces dijo: “Tráiganme una espada”. Así que le trajeron una espada. 25 Y el rey ordenó: “Corten al niño vivo en dos, y denle una mitad a una mujer y la otra mitad a la otra”. 26 Enseguida, la madre del hijo vivo, movida por su instinto maternal, le suplicó al rey: “¡Por favor, señor mío! ¡Que le den a ella el niño vivo! ¡Por lo que más quieras, que no lo maten!”. Pero la otra mujer decía: “¡Ni mío ni tuyo! ¡Que lo corten por la mitad!”. 27 Al oír esto, el rey dijo: “¡Denle el niño vivo a la primera mujer! No lo maten; ella es su madre”.
(Éxodo 2:5, 6)  Entonces la hija del faraón bajó a bañarse en el río Nilo. Mientras sus sirvientas caminaban por la orilla del río, ella vio la canasta en medio de las cañas y enseguida hizo que su esclava se la trajera. 6 Al abrirla, vio al bebé, que estaba llorando. Ella se compadeció de él y dijo: “Es uno de los niños de los hebreos”.


2, 3. a) ¿Por qué es natural que mostremos compasión? b) ¿Por qué debemos hablar de lo que dice la Biblia sobre la compasión?
Como vemos, Jehová es compasivo. Nosotros estamos hechos a su imagen. Por eso es natural que nos interesemos por los demás. Incluso los que no conocen al Dios verdadero suelen mostrar compasión a otros (Gén. 1:27). En la Biblia, encontramos muchos casos de personas que fueron compasivas. Por ejemplo, recordamos a las dos mujeres que discutieron ante Salomón sobre cuál de ellas era la madre de un bebé. Cuando el rey ordenó cortarlo por la mitad, la verdadera madre se sintió tan angustiada que estuvo dispuesta a dejar que la otra mujer se lo quedara para que no lo mataran (1 Rey. 3:23-27). También recordamos a la hija del faraón. Cuando encontró a Moisés en el río, se dio cuenta de que era un bebé hebreo y de que no debía salvarlo. Pero “tuvo compasión de él” y decidió criarlo como si fuera su hijo (Éx. 2:5, 6).
¿Por qué debemos hablar de la compasión? Porque la Biblia dice que tenemos que imitar a Jehová (Efes. 5:1). Él nos creó para que seamos compasivos. Pero, como hemos heredado la imperfección de Adán, tenemos la tendencia a ser egoístas. A veces, puede ser difícil decidir si ayudaremos a otra persona o si nos concentraremos en nosotros mismos. ¿Qué nos ayudará a ser más compasivos? Primero, veamos cómo Jehová y otras personas han mostrado compasión. Luego, analicemos cómo podemos imitar el ejemplo de Jehová y cómo nos beneficiará hacerlo.

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