viernes, 10 de mayo de 2019

LIBRO DE LOS JUBILEOS (Parte III de IV)

e IV-

LIBRO
DE LOS JUBILEOS (Parte III de IV)
Traducción de la versión etiópica

-Caps. XXIV al XXXVI-


Esaú vende su primogenitura
24 1 Tras la muerte de Abrahán, el Señor bendijo a su hijo Isaac, que partió de Hebr6n y fue a morar junto al pozo de Agar durante siete años, en el año primero del tercer septenario de este jubileo. 2 En el primer año del cuarto septenario comenzó a extenderse un hambre por el país distinta de aquella primera que hubo en época de Abrahán. 3 Jacob había preparado un plato de lentejas. Llegó Esaú hambriento del campo
y le dijo:
-Hermano, dame de ese plato rojizo.
Jacob le respondió:
-Entrégame tu primogenitura, y te daré pan y este plato de lentejas.
4 Esaú pensó para sus adentros: «Muriendo estoy: ¿de qué me sirve esta primogenitura?». Dijo a Jacob:
-Te la doy.
s Añadió Jacob:
-Júramelo.
Se lo juró, 6 y Jacob dio a su hermano Esaú pan y el plato. Comió hasta hartarse, renunciando Esaú a su primogenitura, por lo cual recibió el nombre de Edom, a causa del plato rojizo que Jacob le dio por su primogenitura.
7 Y Jacob crecía mientras Esaú menguaba en grandeza.

Isaac y los filisteos
8 Hubo hambre en el país, e Isaac se aprestó a bajar a Egipto en el segundo año de este septenario, y llegó a Gerara, junto a Abimelec, rey de los filisteos. 9 Pero el Señor se le apareció y le dijo:
-No bajes a Egipto, quédate en la tierra que te digo, emigra a esa tierra, y yo estaré contigo bendiciéndote. 10 A ti y a tu descendencia daré toda esta tierra y mantendré el juramento que hice a tu padre, Abrahán, multiplicando tu descendencia como los astros del cielo y dándole toda
esta tierra. 11 En tu descendencia serán benditos todos los pueblos de la tierra, por cuanto tu padre escuchó mis palabras y guardó mi observancia, mis mandamientos, leyes, norma y alianza. Escúchame, pues: permanece en esta tierra. 12 y moró en Gerara tres septenarios de años. 13 Abimelec ordenó respecto a él y todo lo suyo que cualquier persona que lo tocara a él y a lo
suyo muriera sin remedio.
14 Isaac creció entre los filisteos y adquirió grandes posesiones de ganado vacuno y lanar, camellos, asnos y otras propiedades. 15 Sembró en el país de los filisteos y cosechó cien espigas [por grano], haciéndose tan poderoso que le tuvieron envidia los filisteos. 16 Estos ordenaron que todos los pozos que habían perforado los siervos de Abrahán en vida de éste fueran cegados con tierra tras su muerte. 17 Dijo Abimelec a Isaac:
-Vete de nuestro lado, pues te has hecho mayor que nosotros.
Isaac se fue de allí en el año primero del séptimo septenario y emigró a los valles de Gerara. 18 Volvieron a excavar los pozos que habían perforado los siervos de su padre, Abrahán, y que los filisteos habían cegado tras su muerte, dándoles los mismos nombres que él les había dado. 19 Los siervos de Isaac cavaron pozos en el valle y encontraron agua viva. Pero disputaron los pastores de Gerara con los de Isaac, diciendo: «Nuestra es el agua», e Isaac dio a este pozo el nombre de Dificultad, pues «fueron difíciles con nosotros». 20 Cavaron luego otro pozo, y también por él pelearon, por lo que le dio el nombre de Enemistad. Se fue de allí y cavaron otro pozo, por el cual no disputaron, al que dio el nombre de Holgura, pues dijo Isaac: «Ahora nos ha dado el Señor holgura, y hemos crecido sobre la tierra».
21 De allí subió a Bersabee en el año primero del primer septenario del jubileo cuadragésimo cuarto, 22 y el Señor se le apareció aquella noche, a primeros del primer mes. Le dijo:
-Yo soy el Dios de tu padre, Abrahán; no temas, pues estoy contigo, te bendeciré y multiplicaré ciertamente tu descendencia como la arena de la tierra, a causa de mi siervo Abrahán.
23 Volvió a levantar allí el altar que primeramente había erigido su padre, Abrahán, invocó el nombre del Señor e hizo un sacrificio al Dios de su padre, Abrahán. 24 Cavaron un pozo y hallaron agua viva. 25 Los siervos de Isaac cavaron otro pozo, pero no hallaron agua. Fueron y contaron a Isaac que no habían encontrado agua, e Isaac dijo: «En este día juré a los filisteos, y nos ha ocurrido esto». 26 Y dio a aquel lugar el nombre de Pozo del Juramento, pues allí había jurado a Abimelec, a su compañero Ocozat y a Ficol, jefe de su ejército. 27 En aquel día se dio cuenta Isaac de que había jurado bajo presión hacer con ellos la paz.

Maldición sobre los filisteos
28 En aquel día maldijo Isaac a los filisteos:
-¡Maldito sea el filisteo en el día de ira e indignación entre todas las naciones! ¡Entréguela el Señor a escarnio, maldición, ira e indignación en manos de pecadores gentiles y en manos del heteo! 29 Y quien escape de la espada del enemigo y de los heteos sea desarraigado de bajo el cielo en juicio por el pueblo justo, pues serán enemigos y rivales de mis hijos en sus generaciones sobre la tierra. 30 No les quede posteridad ni superviviente en el día del airado juicio; a destrucción, exterminio y erradicación de la tierra sea destinada toda la semilla de los filisteos; no tengan, pues, los de Caftor ningún nombre de posteridad, ni semilla sobre la tierra. 31 Aunque suba hasta el cielo, de allí bajará; aunque huya bajo tierra, de allí será sacada; aunque se oculte entre las naciones, también de allí será extirpada, y aunque baje al seol, también allí se multiplicará su castigo y no tendrá tampoco paz. 32 Aun cuando partan en cautiverio, a manos de los que desean sus vidas serán muertos por el camino, sin dejarles nombre ni descendencia en toda la tierra, pues desaparecerán en maldición eterna.
33 Así está escrito y grabado en las tablas celestiales que se les haga en el día de castigo, para que sean desarraigados de la tierra.

Prohibición de matrimonios con gentiles
25 1 En el año segundo de este septenario, en este jubileo, llamó Rebeca a su hijo Jacob, y le dijo:
-Hijo mío, no tomes mujer de las hijas de Canaán, como tu hermano Esaú, que ha tomado dos mujeres cananeas que han amargado mi espíritu con sus actos impuros. Todas sus acciones son fornicación y lascivia; no hay en los cananeos ninguna justicia, pues son malos. 2 Yo, hijo mío, te
amo muchísimo; mi corazón y mis entrañas te bendicen a cada momento del día y en cada vigilia de la noche. 3 Así, pues, hijo mío, obedéceme y haz la voluntad de tu madre: no tomes mujer de las hijas de esta tierra, sino de la casa de mi padre, y el Dios Altísimo te bendecirá, y tus hijos
serán generación justa y santa semilla.
4 Respondió Jacob a su madre, Rebeca:
-Aquí me tienes, madre, con nueve septenarios, y no conozco ni he tocado ninguna mujer, ni me he desposado, ni pienso tomar mujer de las hijas de Canaán. 5 Recuerdo, madre, las palabras de nuestro padre, Abrahán, que me ordenó no tomar mujer de las hijas de Canaán, ya que de la
descendencia de la casa de mi padre y de mi linaje debo tomar mujer. 6 Hace tiempo he oído que tu hermano Labán había tenido hijas, y en ellas he puesto mi corazón para tomar mujer. 7 Por eso me he guardado en mi espíritu de pecar y corromperme en mi conducta todos los días de mi vida, pues mi padre, Abrahán, me dio muchos mandamientos acerca de la lascivia y la fornicación. 8 Y, con todo lo que me mandó, hace veintidós años que mi hermano discute conmigo e insiste en decirme: «Hermano, toma una mujer, hermana de mis dos mujeres», pero yo no quiero actuar como él. 9 Te juro, madre, no tomar en todos los días de mi vida mujer del linaje de Canaán, ni obrar mal como ha hecho mi hermano.
10 No temas, madre, confía en que haré tu voluntad y procederé rectamente, sin corromper nunca mi conducta.

Rebeca bendice a Jacob
11 Alzó ella entonces el rostro al cielo, extendió los dedos de las manos, abrió la boca y bendijo al Dios Altísimo, que ha creado el cielo y la tierra, dándole gracias y alabándole:
12 -Bendito sea el Señor Dios, bendito sea su santo nombre por los siglos de los siglos, que me ha dado a Jacob, hijo puro y santa semilla, pues tuyo es y tuya será su descendencia, por todos los días y todas las generaciones hasta la eternidad. 13 Bendícelo, Señor, y pon en mi boca
bendición justa para que lo bendiga.
15 -Bendito eres, Señor justo y Dios eterno; y a ti, hijo mío, te bendiga él entre todos los linajes humanos, dándote recto proceder y revelando justicia a tu descendencia. 16 Multiplique tus hijos en tu vida, surgiendo en el número de los meses del año; multiplíquense y engrandézcanse sus hijos, y sea su número mayor que el de los astros del cielo y las arenas del mar. 17 El les conceda esta tierra amena, según dijo que la daría a Abrahán y su descendencia por siempre, en posesión perpetua. 18 Pueda yo ver en vida, hijo mío, tus hijos benditos y tu descendencia bendita, y sea toda tu descendencia santa. 19 Así como has dado reposo al espíritu de tu madre en vida, así también te bendicen mis entrañas y mis pechos; y mi boca y mi lengua te alaban sobremanera. 20 Crece y extiéndete por la tierra, sea tu semilla perfecta por siempre con el gozo de cielos y tierra: alégrese tu simiente y tenga salvación en el día de la gran salvación. 21 Alcense por toda la eternidad tu nombre y descendencia; que el Dios Altísimo sea tu Dios, more con ellos el Dios justo, y con ellos sea construido su templo para toda la eternidad. 22 Quien te bendiga, sea bendito, y todo mortal que falsamente te maldiga, sea maldito.
23 Y lo besó, añadiendo:
-Amete el Señor eterno como el corazón y las entrañas de tu madre se regocijan contigo y te bendicen. y calló tras bendecirlo.

Jacob suplanta a Esaú
26 1 En el año séptimo de este septenario llamó Isaac a su hijo mayor, Esaú, y le dijo:
-Hijo mío, ya estoy viejo, me falla la vista, y no sé cuándo moriré.
2 Coge tus armas de caza, tu aljaba y tu arco; sal al campo, cázame alguna presa, hijo mío, hazme una comida como me gusta y traémela, para que coma y te bendiga antes de morir.
3 Y Rebeca estaba oyendo lo que decía Isaac a Esaú, 4 quien salió de mañana al campo para cazar una presa y traerla a su padre. 5 Entonces Rebeca llamó a su hijo Jacob y le dijo:
-He oído a tu padre, Isaac, hablar así con tu hermano Esaú: «Cázame algo, prepárame una comida y tráemela, para que coma y te bendiga ante el Señor antes de morir». 6 Ahora, pues, escucha mis palabras, hijo mío, y mis órdenes: ve a tu rebaño, cógeme dos buenos cabritos, y yo los prepararé en guiso para tu padre, como le gusta, y se lo llevarás; que coma y te bendiga ante el Señor antes de morir, y quedes bendito.
7 Respondió Jacob a su madre, Rebeca:
-Madre, no he de escatimar cualquier cosa que coma mi padre y le agrade; pero temo, madre, que reconozca mi voz y quiera tocarme. 8 Tú sabes que soy lampiño, mientras que mi hermano Esaú es velludo: quedaré ante sus ojos como malvado y desobediente, se indignará conmigo,
y me atraeré maldición en vez de bendición.
9 Pero su madre, Rebeca, le replicó:
-Sea sobre mí tu maldición, hijo mío; pero hazme caso. 10 Jacob escuchó a su madre, Rebeca. Fue, tomó dos buenos cabritos gordos y los llevó a su madre, que los preparó en guiso al modo que le gustaba a Isaac. II Rebeca tomó los vestidos preferidos de su hijo mayor, Esaú, que tenía consigo en casa, se los puso a su hijo menor, Jacob, y le colocó la piel de los cabritos sobre las manos y el cuello desnudo. 12 Puso el plato y el pan que había hecho en manos de su hijo Jacob, 13 quien fue a su padre y le habló así:
-Soy tu hijo, que he hecho según me ordenaste: levántate, siéntate y come de lo que te he cazado, padre, para que tu alma me bendiga.
14 Respondió Isaac a su hijo:
-¿Cómo lo hallaste tan pronto, hijo mío?
15 Dijo Jacob:
-Tu Dios dirigió mis pasos.
16 Añadió Isaac:
-Acércate que te toque, hijo mío, a ver si eres o no mi hijo Esaú.
17 Se acercó Jacob a su padre, Isaac, que lo tocó y dijo:
18 -La voz es de Jacob, pero las manos son de Esaú. y no lo conoció, pues la alteración venía del cielo, para distraer su espíritu; Isaac no advirtió que lo bendecía, pues sus manos eran como las
de su velludo hermano Esaú.
19 Volvió a decir:
-¿Eres tú mi hijo Esaú?
Replicó:
-Soy tu hijo.
Continuó:
-Acércame, que coma de tu caza, hijo mío, para que mi alma te
bendiga.
:20 Le acercó, y comió; le trajo vino, y bebió. 21 Dijo su padre, Isaac:
-Acércate y bésame, hijo mío.
Se acercó y lo besó, 22 y olió el olor de sus vestidos. Lo bendijo con estas palabras:
-Es el olor de mi hijo, olor de campo repleto que ha bendecido el Señor. 23 El Señor te dé rocío del cielo y bendición de la tierra; multiplíquete abundancia de trigo y aceite, sírvante las naciones y prostérnense ante ti los pueblos. 24 Sé señor de tus hermanos, prostérnense ante ti los hijos de tu madre; cuantas bendiciones me concedió el Señor a mí y a mi padre, Abrahán, sean tuyas y de tu descendencia perpetuamente; quien te maldiga, sea maldito, y quien te bendiga, bendito.

Bendición de Jacob
25 Al terminar de bendecir Isaac a su hijo Jacob, salió éste de la presencia de su padre y se ocultó, mientras llegaba su hermano Esaú de la cacería. 26 También él preparó un guiso, lo llevó a su padre y le dijo:
-Levántate, padre mío, y come mi caza, para que tu alma me
bendiga.
27 Díjole su padre, Isaac:
-¿Quién eres?
Respondió:
-Soy tu hijo primogénito, Esaú: he hecho como me ordenaste.
28 Isaac se quedó atónito en extremo y añadió:
-¿Quién era, pues, el que cazó una presa, me la trajo y comí antes de llegar tú? A ése le he bendecido, de manera que él y su descendencia serán eternamente benditos.
29 Al oír Esaú las palabras de su padre, Isaac, gritó con voz tremenda y amarguísima y suplicó a su padre:
-¡Bendíceme a mí también, padre!
30 Le replicó:
-Tu hermano vino con fraude, y se ha llevado tus bendiciones.
Dijo:
-Ahora sé por qué se le llamó Jacob, pues dos veces me ha suplantado:
primero me quitó la primogenitura y ahora me ha quitado mi bendición.
31 ¿Es que no te queda una bendición para mí, padre?
Isaac replicó a Esaú:
-Lo he instituido señor tuyo y de todos sus hermanos, dándoos a él para ser sus siervos, y lo he confirmado con abundancia de trigo, vino y aceite: ¿qué puedo hacerte ahora, hijo mío?
32 Dijo Esaú a su padre, Isaac:
-¿Sólo tienes una bendición, padre? Bendíceme también a mí, padre.
Esaú levantó la voz llorando, 33 pero Isaac le respondió:
-Del rocío de la tierra será tu morada, y del rocío del cielo por arriba. 34 Vivirás de tu espada, sirviendo a tu hermano, y si te niegas y apartas su yugo de tu cuello, cometerás entonces una falta capital, y será desarraigada tu semilla bajo el cielo.
35 Esaú amenazaba a Jacob a causa de la bendición que su padre le había dado, pensando en su corazón: «Ya vienen los días de luto por mi padre, y yo mataré a mi hermano Jacob».

Jacob enviado a casa de Labán
27 1 Le fueron reveladas a Rebeca en sueños las palabras de su hijo mayor, Esaú. Mandó entonces llamar a su hijo menor, Jacob, y le dijo:
2 -Esaú proyecta vengarse matándote. 3 Así, pues, hijo mío, escucha mis palabras: ponte en marcha, huye a casa de mi hermano Labán, en Harrán, y quédate con él algún tiempo, hasta que ceda la cólera de tu hermano, deje su ira contigo y olvide cuanto le hiciste. 4 Entonces mandaré
a buscarte allí.
Respondió Jacob:
-No tengo miedo: si quiere matarme, lo mataré yo.
5 Ella replicó:
-No quiero perder mis dos hijos en un día.
6 Objetó entonces Jacob a su madre, Rebeca:
-Ya sabes que mi padre ha envejecido y no ve, pues sus ojos están embotados. Si lo dejo, le parecerá mal que lo abandone y me marche de vuestro lado; se enojará y me maldecirá. No he de ir: sólo si él me manda, entonces iré.
7 Dijo Rebeca a Jacob:
-Yo entraré a hablarle, y te mandará.
8 Entró Rebeca y dijo a Isaac:
-Estoy harta de vivir a causa de las dos heteas que Esaú tomó por mujeres. Si Jacob toma mujer de entre las hijas del país, que son como ésas, entonces ¿para qué he de vivir? Pues son malas las hijas de Canaán.
9 Isaac llamó entonces a Jacob, lo bendijo y lo amonestó:
10-No tomes por mujer ninguna hija de Canaán: ponte en camino y ve a Mesopotamia, a casa de Batuel, tu abuelo materno, y toma mujer allí de entre las hijas de Labán, hermano de tu madre. 11 Dios Todopoderoso te bendiga, acreciente y multiplique; congréguense en torno a ti los pueblos, y él te dé, a ti y a tu descendencia, las bendiciones de mi padre, Abrahán, para que heredes la tierra a que emigres y toda la tierra que dio el Señor a Abrahán. Ve, hijo mío, en paz.
12 Isaac, pues, envió a Jacob, que fue a Mesopotamia, a casa de Labán, hijo del sirio Batuel y hermano de Rebeca, madre de Jacob. 13 Al disponerse Jacob a ir a Mesopotamia, se contristó el ánimo de Rebeca por su hijo y lloró. 14 Dijo entonces Isaac a Rebeca:
-Hermana, no llores por mi hijo Jacob, pues en paz va y en paz volverá.
15 El Dios Altísimo lo guardará de todo mal y estará con él, pues no lo dejará nunca. 16 Sé que sus caminos serán prósperos adondequiera que vaya, hasta que en paz vuelva a nosotros y lo veamos con bien. 17 No temas por él, hermana, pues recto es en su proceder, hombre perfecto y
fiel, que no se perderá: no llores.
18 E Isaac consolaba a Rebeca por su hijo Jacob y lo bendijo.

Jacob en Betel: sueño y voto
19 Jacob salió de Bersabee para ir a Harrán el año primero del segundo septenario del jubileo cuadragésimo cuarto y llegó a Lidia, en el monte que es Betel, a primeros del primer mes de este septenario. Llegó allí al atardecer, se apartó del camino aquella noche a poniente del sendero y
durmió allí, pues se había puesto el sol. 20 Tomó una piedra de aquel lugar, la puso (bajo su cabeza), bajo un árbol, y se durmió, solo como iba.
Aquella noche tuvo un sueño. Había una escalera puesta en el suelo, cuyo extremo tocaba el cielo, y los ángeles del Señor subían y bajaban por ella, y en ella se alzaba el Señor, 22 quien habló a Jacob:
-Yo soy el Señor, Dios de tu padre Abrahán y Dios de Isaac. La tierra sobre la que duermes te la daré a ti y a tu descendencia. 23 Tu descendencia será como la arena de la tierra, extendiéndose a occidente, oriente, sur y norte. Por ti y tu descendencia serán benditas todas las naciones
de la tierra. 24 Yo estaré contigo, te guardaré adondequiera que vayas y te haré volver con bien a esta tierra, pues no te dejaré hasta cumplir cuanto te digo.
25 Despertándose Jacob de su sueño, se dijo: «De seguro que este lugar es casa del Señor, y yo no lo sabía». Y añadió temeroso: «Imponente es este lugar: es casa del Señor y puerta del cielo». 26 Levantándose de mañana, tomó la piedra que había puesto bajo su cabeza, la colocó erecta como señal y derramó aceite encima, dando a aquel lugar el nombre de Betel, aunque anteriormente esta tierra se llamaba Luza. 27 Y Jacob oró así al Señor:
-Si el Señor está conmigo y me guarda en este camino por el que voy, me da pan que comer y vestido que ponerme, y vuelvo con bien a casa de mi padre, sea el Señor mi Dios, y esta piedra que he colocado erecta como señal en este lugar sea casa del Señor y de cuanto me des Dios mío, te daré diezmo.

Jacob se casa con Lía y Raquel
28 1 Emprendió su viaje y llegó a tierra de oriente, donde estaba Labán, hermano de Rebeca. Se quedó con él y lo sirvió por Raquel, su hija, durante un septenario. 2 En el año primero del tercer septenario le dijo:
-Dame mi mujer, por la que te he servido siete años.
Respondió Labán a Jacob:
-Te daré tu mujer.
3 Labán preparó un convite, tomó a su hija mayor, Lía, y se la dio a Jacob por mujer, otorgando a Lía su esclava Zelfa como sirvienta -sin que Jacob lo advirtiera, pues imaginó que era Raquel-. 4 Jacob fue a ella, y resultó que era Lía. Jacob se enojó con Labán y le increpó:
-¿Por qué has obrado así conmigo? ¿Acaso no te serví por Raquel y no por Lía? ¿Por qué me has defraudado? Toma tu hija, que yo me voy, pues has obrado mal conmigo.
5 Jacob prefería Raquel a Lía, cuyos ojos estaban enfermos, aunque era muy hermosa, al tiempo que Raquel tenía bellos ojos, buen aspecto y era muy hermosa. 6 Respondió Labán a Jacob:
-No puede ser así en nuestra tierra, casar a la menor antes que a la mayor. No estaría bien hacerlo, pues está establecido y escrito en las tablas celestiales que «no se dará la hija menor antes que la mayor, sino a ésta primero y luego a la menor. Al hombre que hiciere tal, le anotarán
a su cuenta la falta en el cielo, no siendo justo el que hace tal cosa, pues es mala acción ante el Señor». 7 Y tú ordena a los hijos de Israel que no hagan eso, y no tomen ni den a la hija menor sin anteponer la mayor, pues es muy malo.
8 Dijo Labán a Jacob:
-Que pasen los siete días de la boda de ésta, y yo te daré a Raquel, para que me sirvas otros siete años apacentando mis ovejas como hiciste el primer septenario.
9 Cuando pasaron siete días de la boda de Lía, Labán dio a Raquel a Jacob, para que le sirviese otros siete años, otorgando a Raquel como sirvienta a Bala, hermana de Zelfa. 10 y sirvió de nuevo siete años por Raquel, pues Lía le fue dada sin más.

Hijos de Jacob
11 El Señor abrió el seno de Lía, que concibió y parió a Jacob un hijo, al que llamó Rubén, el catorce del mes noveno del tercer septenario.
12 Pero el seno de Raquel estaba cerrado, pues el Señor vio que aborrecía a Lía, mientras que ella era amada. 13 Jacob fue de nuevo a Lía que concibió y le parió otro hijo, al que puso de nombre Simeón, el veintiuno del mes décimo del año tercero de este septenario. 14 Jacob fue de nuevo a Lía, .que concibió y le parió un tercer hijo, al que puso por nombre Leví, a primeros del primer mes del año sexto de este septenario. 15 Volvió Jacob a ir a ella, y concibió y le parió un cuarto hijo, al que puso de nombre Judá, el quince del tercer mes del año primero del cuarto septenario.
15 A todo esto, Raquel tenía celos de Lía porque no paría, y decía a Jacob:
-Dame hijos.
Jacob le respondía:
-¿Soy yo quien te priva del fruto de tu vientre? ¿Soy yo quien te ha abandonado?
17 Cuando vio Raquel que Lía había parido cuatro hijos a Jacob: Rubén, Simeón, Leví y Judá, le dijo:
-Ve a mi esclava Bala, que conciba y me para un hijo. 18 (Y le dio a su esclava Bala como mujer). Fue a ella, concibió y le parió un hijo, al que llamó Dan, el nueve del mes sexto del año sexto del
tercer septenario. 19 Jacob volvió a ir a Bala, que concibió y parió otro hijo a Jacob, al que Raquel dio el nombre de Neftalí el cinco del mes séptimo del año segundo del cuarto septenario.
20 Cuando vio Lía que ya no paría, tomó a su esclava Zelfa y se la dio a Jacob por mujer. Esta concibió y parió un hijo, al que Lía puso el nombre de Gad, el doce del mes octavo del año tercero del cuarto septenario. 21 El volvió a Ze1fa, quien concibió y le parió un segundo hijo, al que Lia llamó Aser, el dos del mes once del quinto año del cuarto septenario.
22 Jacob fue a Lía, que concibió y le parió un hijo, al que llamó Isacar, el cuatro del mes quinto del año cuarto del cuarto septenario y lo dio a una nodriza. 23.Fue Jacob de nuevo a ella, que concibió y parió a dos, hijo. e hija, poniendo al hijo Zabulón y a la hija Dina, el siete del mes séptimo del año sexto del cuarto septenario. 24 Y el Señor se compadeció de Raquel y le abrió el seno. Concibió y parió un hijo, al que llamó José, a primeros del cuarto mes del año sexto de este cuarto septenario.
25 Por los días en que nació José, dijo Jacob a Labán:
-Dame mis mujeres e hijos para ir con mi padre, Isaac, a hacermeuna casa. He cumplido los años en que te he servido por tus dos hijas y me voy a casa de mi padre.
26 Respondió Labán a Jacob:
-Quédate conmigo por tu salario; sigue apacentando mi rebaño y toma tu salario.
27 Pactaron entre ellos que le daría como paga tanto los corderos como los cabritos moteados o manchados que nacieran, sirviéndole esto de recompensa. 28 Todas las ovejas parían crías moteadas, o con marcas o manchas abigarradas, y volvían a parir de la misma forma, siendo toda cría señalada de Jacob y las no señaladas de Labán. 29 Se multiplicó sobremanera la propiedad de Jacob, que adquirió vacas, ovejas, asnos, camellos, siervos y siervas. 30 Labán y sus hijos tuvieron envidia de Jacob y, quitando sus propias ovejas de su cuidado, lo acechaban con mal propósito.

Huida de Jacob
29 1 Cuando Raquel parió a José, Labán fue a esquilar sus ovejas, que estaban lejos de él, a una distancia de tres jornadas. 2 Viendo Jacob que Labán se iba a esquilar sus ovejas, llamó a Lía y Raquel y les dijo sinceramente que se fueran con él a la tierra de Canaán. 3 Les contó todo lo que había visto en sueños y todo lo que le había dicho el Señor de que volvería a casa de su padre. Ellas le dijeron:
-Iremos contigo adondequiera que vayas.
4 Entonces Jacob bendijo al Dios de su padre, Isaac, y de su abuelo
Abrahán y se puso en marcha llevando sus mujeres e hijos y toda su propiedad.
Cruzó el río y llegó a la tierra de Galaad, habiendo ocultado sus intenciones a Labán, a quien nada dijo. 5 Era el año séptimo del cuarto septenario cuando volvió Jacob a Galaad, el veintiuno del primer mes. Labán corrió tras él y lo encontró en el monte Galaad, el trece del tercer mes, 6 pero el Señor no permitió que ofendiera a Jacob, pues se le apareció de noche en sueños. Labán habló a Jacob, 7 y éste preparó el día quince un convite para Labán y todos los que habían venido con él. Jacob y Labán se juraron mutuamente aquel día no pasar ninguno de los dos con mal fin el monte Galaad. 8 Hicieron allí un monumento como testimonio, por lo que se dio a este lugar el nombre de Galaad, como este monumento.
9 Antiguamente llamaban Refaím al país de Galaad, pues es la tierra de los gigantes, que produjo titanes de diez, nueve, ocho y hasta siete codos de talla: 10 habitaban desde la tierra de los hijos de Amón hasta el monte Hermón, y su sede real era Carnaim, Astarot, Dara, Maser y Beón. 11 Pero el Señor los exterminó por la maldad de sus acciones, pues eran sobremanera perversos. Puso en su lugar a los amorreos, pecadores y malvados cual no hay ahora pueblo en la tierra que alcance todos sus pecados, por lo que no han de ser longevos sobre la tierra.

Reconciliación con Esaú. Piedad filial de Jacob
12 Jacob despidió a Labán, que se fue a Mesopotamia, la tierra de oriente, y él se volvió al país de Galaad, 13 pasando Jacob el once del mes noveno. En ese día llegó a él su hermano Esaú, que se reconcilió con él y partió de su lado hacia la tierra de Seír, mientras Jacob estuvo acampando en tiendas. 14 El año primero del quinto septenario de este jubileo pasó Jacob el Jordán y moró al otro lado, apacentando sus ovejas desde el Mar Muerto hasta Betsán, Dotaín y el bosque de Acrabim. 15 De todas sus propiedades enviaba a su padre, Isaac, vestido, alimento, carne, bebida, leche, manteca, queso y dátiles del valle, 16 así como a su madre, Rebeca.
Lo enviaba a la torre de Abrahán cuatro veces al año entre las estaciones: entre las épocas de arar y cosechar, el otoño y las lluvias, y el invierno y la primavera. 17 Isaac había vuelto de Bersabee y subió a la torre de su padre, morando allí, lejos de su hijo Esaú. 18 Cuando Jacob marchó a Mesopotamia, Esaú tomó por mujer a Maelet, hija de Ismael, recogió todo el ganado de su padre y sus mujeres y subió a morar al monte Seír dejando a su padre, Isaac, solo en Bersabee. 19 Este subió entonces de Bersabee y habitó en la torre de su padre, Abrahán en el monte Hebrón ~ 20 Allí enviaba Jacob cuanto mandaba a su padre y su madre, todo lo que
necesitaban según cada estación, y bendecían a Jacob con todo su corazón y toda su alma.

Rapto de Dina y venganza de sus hermanos
3O I En el año primero del sexto septenario subió Jacob pacíficamente a Salén, que está al oriente de Siquén, en el cuarto mes. 2 Allí raptaron a Dina, hija de Jacob. La llevaron a casa de Siquén, hijo de Emor, el heveo, señor del país, el cual yació con ella, profanándola, siendo ella una niña pequeña de doce años. 3 Suplicó Siquén a su padre y hermanos que le fuese dada por mujer, pero Jacob y sus hijos se indignaron con los hombres de Siquén, que habían profanado a su hermana Dina, y hablando con ellos con malicia, los engañaron y burlaron. 4 Entraron Simeón y Leví repentinamente en Siquén y castigaron a todos sus hombres. Mataron a todo varón que hallaron allí, sin dejar uno: ejecutaron a todos legítimamente, pues habían mancillado a su hermana Dina.

Prohibición de matrimonios con gentiles
5 Tal cosa no se hará ya a una hija de Israel, pues establecido está en el cielo el castigo de exterminio por la espada de todos los hombres de Siquén, porque hicieron oprobio a Israel. 6 El Señor los puso en manos de los hijos de Jacob, para aniquilarlos por la espada y hacer en ellos justicia, para que no ocurra en Israel que se viole a doncella israelita. 7 Sí algún hombre en Israel quisiera dar a su hija o hermana a otro hombre de linaje gentil, muera sin remisión apedreado, pues habrá traído oprobio a Israel; a la mujer quémenla con fuego, pues habrá mancillado el nombre de la casa de su padre: sea exterminada de Israel. 8 No haya nunca jamás fornicación ni impureza en Israel, pues santo es Israel para el Señor: todo hombre que lo profane muera apedreado sin remisión. 9 Así está establecido y escrito en las tablas celestiales acerca de la descendencia de Israel: quien la profane, muera apedreado. 10 Esta ley no tiene término de días, ni perdón ni remisión, sino que se extermine al hombre que hubiera profanado a su hija en Israel, pues dio su linaje a extranjero y pecó, contaminándolo. 11 Y tú, Moisés, ordena y exhorta a los hijos de Israel que no den sus hijas a los gentiles ni tomen para sus hijos las hijas de aquéllos, pues es algo abominable ante el Señor. 12 Por eso te escribí en las palabras de la ley toda la acción de Siquén cometida contra Dina y lo que dijeron los hijos de Jacob: «No daremos nuestra hija a hombre con prepucio, pues es vergüenza para nosotros».
13 Vergüenza son para Israel los que dan sus hijas a los gentiles o las toman de ellos, pues es cosa impura y abominable para Israel. 14 No será limpio de esta impureza si tiene mujer de las hijas de los gentiles o si hay quien dé una de sus hijas a un hombre de cualquier nación. 15 Plaga tras
plaga, maldición tras maldición, todo castigo, plaga y maldición alcanzaran al que haga .tal cosa. Si se tolerase a los que cometen impureza, profanan el santuario del Señor y manchan su santo nombre, será castigado todo el pueblo por esta impureza y abominación. 16 No se hará acepción
de su persona ni se aceptará de su mano fruto, sacrificio, holocausto, grasa ni sahumerio agradable. Así ocurrirá a todo hombre y mujer en Israel que mancille su santuario. 17 Por eso te ordené así: «Haz oír este testimonio a Israel, mira lo que ocurrió a Siquén y sus hijos, cómo fueron puestos. en manos de los dos hijos de Jacob, que los mataron legítimamente, acción Justa y que como talles fue inscrita».
18 La descendencia de Leví fue escogida para el sacerdocio, y los levitas para servir ante el Señor como nosotros perpetuamente. Sean benditos Leví y sus hijos eternamente, pues fue celoso de hacer justicia, castigo y venganza contra cuantos se alzaron frente a Israel. 19 Tal testimonio lo
asientan en las tablas celestiales: bendición y justicia ante el Dios de todo. 20 Nosotros recordamos la justicia que obró tal hombre en su vida, en todos los momentos del año: hasta mil generaciones la registran, alcanzándole a él y a su linaje tras él, pues inscrito fue como amigo y justo en las tablas del cielo. 21 Te escribí todas estas cosas y te ordené contarlas a los hijos de Israel para que no cometan culpa ni violen la ley ni rompan la alianza establecida con ellos, de manera que la cumplan y sean inscritos como amigos.22 Pero si la violaran, cometiendo impureza en todos sus caminos, seran inscritos en las tablas celestiales como enemigos. Quedarán, borrados del libro de la vida e inscritos en el de los que perecerán y seran desarraigados de la. tierra. 23 El día en que mataron los hijos de Jacob a Slquen, les fue registrado en el cielo el haber obrado justicia, rectitud y venganza contra los pecadores, siéndoles inscrito este acto como bendición. 24 Sacaron a su hermana Dina de casa de Siquén, hicieron cautivos a cuantos habla en Siquén, se apoderaron de sus ovejas, vacas, asnos, de todos sus rebaños y posesiones, y llevaron todo a su padre, Jacob:
Pero éste les reprocho haber exterminado a la ciudad, pues temió a los que moraban en, el país, cananeos y fereceos. 26 Sin embargo, el terror del Señor sobrecogió a todas las ciudades en torno a Siquén y no se levantaron para perseguir a los hijos de Jacob, pues quedaron turbados.

Jacob en Betel
31 1 A primeros de mes ordenó Jacob a todos los hombres de su casa:
-Vestíos ropas limpias; poneos en marcha y subamos a Betel, donde hice al Señor voto cuando hui de Esaú, mi hermano: si estaba conmigo y me hacía regresar a esta tierra con bien. Suprimid los dioses extranjeros que hay entre vosotros. 2 Entregaron los dioses falsos, los que llevaban
en las orejas y al cuello, y los ídolos que había robado Raquel a su padre, Labán. Dieron todo a Jacob, que lo quemó, rompió, destruyó y enterróbajo la encina que había en la tierra de Siquén.
3 A primeros del mes séptimo subió a Betel, construyó un altar en el lugar donde había dormido y donde había erigido la piedra y mandó recado a su padre, Isaac, para que viniera adonde estaba él con su ofrenday a su madre, Rebeca. 4 Pero dijo Isaac:
-Venga aquí mi hijo Jacob, que yo lo vea antes de morir.
5 Jacob se encaminó adonde estaban su padre, Isaac, y su madre, Rebeca,hacia la casa de su abuelo Abrahán, llevando consigo a dos de sus hijos: Leví y Judá, y llegó a casa de su padre, Isaac, y su madre, Rebeca. 6 Esta salió a la puerta de la torre para besar y abrazar a Jacob, pues su espíritu revivió cuando oyó: «Mira, tu hijo Jacob ha llegado», y lo besó.
7 Vio a sus hijos, los conoció, y dijo a Jacob:
-¿Son éstos tus hijos, hijo mío?
Los abrazó, besó y bendijo:
-Con vosotros crecerá la semilla de Abrahán; vosotros seréis bendición sobre la tierra.

Isaac bendice a Leví y a ]udá
8 Jacob entró a ver a su padre, Isaac, a la cámara donde yacía, con sus dos hijos. Tomó la mano de su padre e, inclinándose, la besó. Isaac se colgó del cuello de su hijo Jacob y lloró sobre él. 9 Desapareció entonces la ceguera de los ojos de Isaac, vio a los dos hijos de Jacob: Leví y Judá,
y dijo:
-¿Son éstos tus hijos, hijo mío? Se te parecen.
10 Le respondió que, efectivamente, eran sus hijos:
-Bien has visto, que en verdad son mis hijos.
11 Se acercaron a él y, volviéndose, besó y abrazó a los dos juntos.
12 Descendió a su boca el espíritu profético y tomó a Leví en su mano diestra y a Judá en la siniestra. 13 Se dirigió primero a Leví y comenzó a bendecirle:
-El Dios de todos, Señor de toda la eternidad, te bendiga a ti y a tus hijos por toda la eternidad. 14 El Señor te dé, a ti y tu descendencia, gran inteligencia de su gloria y te acerque, a ti y a tu posteridad entre todos los mortales, para servir en su templo. Como los ángeles de la faz y como
los santos, tal será la descendencia de tus hijos, para gloria, grandeza y santidad; engrandézcalos por toda la eternidad. 15 Serán jueces príncipes y señores de toda la descendencia de los hijos de Jacob; dirán con justicia la palabra del Señor, juzgarán justamente todos sus juicios, expondrán
mis caminos a Jacob y mi senda a Israel; la bendición del Señor será puesta en su boca para bendecir a toda la descendencia del amado. 16 Tu madre te dio el nombre de Leví, y con verdad te puso este nombre, pues próximo al Señor estarás y serás socio de todos los hijos de Jacob. Su mesa sea la tuya. Comed de ella tú y tus hijos; por todas las generaciones esté tu mesa llena y no falte tu sustento eternamente. 17 Caigan ante ti cuantos te odien; sean desarraigados todos tus enemigos y perezcan: bendito sea quien te bendiga, y todo pueblo que te maldiga, maldito sea.
18 y a Judá le dijo:
-El Señor te dé fuerza y reciedumbre para hollar a cuantos te odien; sé tú soberano, y uno de tus descendientes de los hijos de Jacob. Que tu nombre y el de tus hijos se extienda por toda la tierra y sus ciudades.
Entonces temerán los gentiles ante tu faz, se turbarán todas las naciones, y todo pueblo se conmoverá. 19 Por ti será socorrido Jacob, y en ti se hallará la redención de Israel. 20 El día en que te sientes en tu trono justo y glorioso, tendrá gran salvación toda la descendencia de los hijos del amado. Bendito quien te bendiga, y todos los que te odien, atormenten y maldigan, sean desarraigados, perezcan de la tierra y sean malditos. 21 Volviéndose, lo besó nuevamente y abrazó, y se regocijó grandemente, pues había visto a los hijos de Jacob, sus hijos verdaderos. 22 Saliendo Judá de su regazo, cayó prosternándose ante él, y los bendijo otra vez. Su padre descansó allí aquella noche, cerca de Isaac, y comieron y bebieron con gozo. 23 Hizo dormir Isaac a los dos hijos de Jacob, uno a su diestra y otro a su siniestra, lo que le fue computado como acto justo.
24 Jacob contó a su padre por la noche cómo el Señor había obrado con él gran misericordia, cómo había hecho prosperar todos sus caminos y lo había protegido de todo mal, 25 e Isaac bendijo al Dios de su padre Abrahán, que no había apartado su clemencia y justicia del hijo de su
siervo Isaac. 26 Por la mañana, habló Jacob a su padre del voto que había hecho al Señor y de la visión que tuvo: cómo había construido un altar y estaba todo dispuesto para hacer la ofrenda ante el Señor, según el voto que había hecho, y que había venido a llevarlo sobre un asno. 27 Dijo
Isaac a su hijo Jacob:
-No puedo ir contigo, pues estoy viejo y no puedo soportar la marcha: ve en paz, hijo mío. Ya tengo ciento sesenta y cinco años y no puedo caminar; pero lleva a tu madre, que vaya contigo. 28 Sé, hijo mío, .que has venido por mi causa: sea bendito este día en que me has visto vivo y yo
también te he visto, hijo mío. 29 Que tengas éxito y cumple el voto que hiciste, no retrases tu voto, pues éste es reclamado. Apresúrate a cumplirlo y sea grato el voto que hiciste al Creador de todo.
30 Dijo a Rebeca:
-Ve con tu hijo Jacob.
Rebeca fue con su hijo Jacob junto con Débora, y llegaron a Betel.
31 Jacob recordó la bendición que su padre le había dado a él y a sus dos hijos: Leví y Judá; se alegró y bendijo al Dios de sus padres, Abrahán e Isaac. 32 Dijo así:
-Ahora he conocido que yo y mis hijos tenemos esperanza eterna ante el Dios de todo.
Y así está establecido para los dos y quedó anotado como testimonioeterno en las tablas celestiales, tal como los bendijo Isaac.

Leví escogido para el sacerdocio
32 1 Aquella noche se quedaron en Betel, y Leví soñó que lo habían instituido y hecho sacerdote del Dios Altísimo, a él y a sus hijos perpetuamente. Se despertó de su sueño y bendijo al Señor. 2 El catorce de este mes, Jacob se levantó de mañana, tomó el diezmo de cuanto había traído, desde hombres a animales, tanto oro como especie y vestidos: de todo hizo el diezmo.

La fiesta de los Tabernáculos
3 En aquellos días había concebido Raquel a su hijo Benjamín, con el que Jacob cerró el cómputo de sus hijos. Subió Jacob, y tocó a Leví la suerte del Señor: su padre lo invistió con la vestimenta del sacerdocio y le llenó las manos. 4 El quince de este mes llevó al altar catorce toros, veintiocho carneros, cuarenta y nueve ovejas, siete corderos y veimtiun cabritos como holocausto en el altar de sacrificios agradables a Dios por su buen aroma. 5 Este fue su cumplimiento del voto que había hecho de dar diezmo con su ofrenda de frutos y libación. 6 Cuando lo consumió el fuego, puso incienso en él por encima del fuego. Hizo .además una ofrenda pacífica de dos toros, cuatro carneros, cuatro ovejas, cuatro machos cabríos, dos corderos añojos y dos cabritos: así estuvo haciendo a diario siete días. 7 Comían él, todos sus hijos y sus hombres con gozo los siete días; bendecía y alababa al Señor al que había cumplido su voto, que lo había salvado de todas sus tribulaciones. 8 Tomó el diezmo de todos los animales puros e hizo un holocausto; animales impuros no dio a su hijo Leví, pero le dio todos los esclavos.

Los diezmos
9 Leví fue ordenado sacerdote en Betel ante su padre, Jacob, entre sus diez hermanos. Allí ofició como sacerdote, y Jacob cumplió su voto así:
nuevamente tomó los diezmos del Señor y lo santificó y fue santo. 10 Por eso está establecido en las tablas celestiales la ley de dar diezmos doblemente, para comer ante el Señor_en el lugar escogido a fin.de que permanezca allí su nombre año tras año; esta ley no tiene termino de días: es perpetua. 11 Está escrito de esta ley que se cumpla año tras año, comiendo los diezmos segundos ante el Señor, en el lugar elegido, sin dejar nada de este año para el próximo. 12 En su año debe comerse la semilla, hasta cumplir los días de la siguiente recolección, y el vino hasta los días del vino, y el aceite hasta los días de su época. 13 Lo que de ello qmede y se ponga viejo considérese contaminado y quémese al fuego, pues es impuro.
14 Coman así juntos en la casa santa y no lo dejen envejecer. 15 Todos los diezmos de vacuno y ovino sean santos para el Señor y sus sacerdotes; cómanlos ante él año tras año, pues así está establecido y grabado acerca de los diezmos en las tablas celestiales.

Visión de Jacob
16 A la noche siguiente, el veintidós de este mes, resolvió Jacob construir aquel lugar, vallar una finca y consagrarla, haciéndola perpetuamente santa para él y sus hijos. 17 Pero el Señor se le apareció de noche, lo bendijo y le dijo:
-No te llamarán Jacob, sino que te darán por nombre Israel.
18 Añadió luego:
-Yo soy el Señor que creó cielos y tierra; te haré crecer y multiplicarte muchísimo; de ti saldrán reyes que regirán cualquier lugar que haya hollado planta humana. 19 Daré a tu descendencia toda la tierra que hay bajo el cielo; gobernarán a todos los pueblos según su voluntad, y luego
reunirán toda la tierra y la heredarán perpetuamente.
20 Al terminar de hablar con él, ascendió desde su lado, y Jacob lo estuvo viendo hasta que subió al cielo. 21 Tuvo otra visión nocturna: un ángel descendía del cielo con siete tablas en la mano y se las dio a Jacob. Este las leyó y conoció cuanto está escrito en ellas: lo que le habría de ocurrir a él y a sus hijos por todos los siglos. Z2 Le enseñó todo lo que está escrito en las tablas y le dijo:
-No construyas este lugar, ni lo hagas templo eterno, ni mores aquí, pues no es éste el sitio; ve a la casa de tu padre, Abrahán, mora donde tu padre, Isaac, hasta el día de su muerte. 23 En Egipto morirás en paz, pero en esta tierra serás sepultado con honor, en las tumbas de tus padres, con Abrahán e Isaac. 24 No temas, pues tal como has visto y leído será todo; escribe tú todo como lo has visto y leído.
25 Dijo Jacob:
-Señor, ¿cómo recordaré todo lo que he leído y visto?
Le respondió:
-Yo te recordaré todo.
26 Ascendió el ángel de su lado, despertó Jacob de su sueño, recordó cuanto había leído y visto, y lo escribió todo.

Celebración del octavo día en la fiesta de los Tabernáculos
27 Pasó allí un día más, en el que sacrificó según lo había hecho en los días anteriores. Lo llamó «adición», pues este día había sido añadido, y a los anteriores los llamó «fiesta». 2S Así convenía que fuera y así está escrito en las tablas celestiales; por eso le fue revelado que lo hiciera y lo
añadiera a los siete días de fiesta. 29 Y se le dio el nombre de adición, porque se adscribe a los días de fiesta según el número de días del año.

Nacimiento de Benjamín
30 En la noche del veintitrés de este mes murió Débora, nodriza deRebeca, y la enterraron bajo la ciudad, al pie de la encina del río. Llamaron a aquel lugar «río de Débora», y a la encina, «encina del duelo de Débora». 31 Rebeca volvió a su casa, donde moraba Isaac, padre de Jacob,
y éste mandó con ella carneros, ovejas y machos cabríos para que hiciera a su padre comida, según le gustaba. 32 Fue tras su madre hasta acercarse a la tierra de Cabrata y se quedó allí. 33 Raquel parió de noche un hijo, al que dio el nombre de «hijo de mi dolor», pues tuvo dificultad de parto; pero su padre le dio el nombre de Benjamín, el once del mes octavo del primer año del sexto septenario de este jubileo. 34 Allí murió Raquel y fue sepultada en tierra de Efratá, que es Belén. Jacob construyó en latumba de Raquel un cipo en el camino, sobre tu tumba.

Incesto de Rubén
33 1 Jacob fue a morar al sur de Magdaléder, y fueron a ver a su padre, Isaac, él y su mujer Lía, a primeros del mes décimo. 2 Rubén vio a Bala, sirvienta de Raquel y concubina de su padre, mientras se bañaba en el agua en sitio oculto, y le gustó. 3 Escondiéndose de noche, entró en casa de Bala, la encontró durmiendo sola en su lecho, en su casa, 4 y yació con ella. Al despertarse, vio que Rubén yacía con ella en la cama; al advertir que era Rubén, levantó su orla, lo sujetó y gritó. 5 Avergonzándose de él, lo soltó de la mano, y él huyó. 6 Por esta causa estuvo muy apenada, pero no lo contó a nadie. 7 Cuando vino Jacob a buscarla, le dijo:
-No soy pura para ti. Estoy profanada, ya que me mancilló Rubén, yaciendo conmigo de noche, cuando dormía, sin que yo lo supiera: alzó mi orla y yació conmigo.
8 Entonces Jacob se enojó muchísimo con Rubén, pues había yacido con Bala, poniendo al descubierto la intimidad de su padre. 9 Y Jacob no se acercó a ella, pues Rubén la había mancillado. Todo hombre que franquee la intimidad de su padre, cosa malísima hace, pues es abominable ante el Señor.

Prescripciones sobre el incesto
10 Por eso está escrito y determinado en las tablas celestiales que no yazca hombre con mujer de su padre, ni franquee su intimidad, pues es impuro. Mueran sin remedio juntos el hombre que yazca con mujer de su padre y la mujer también, pues obraron impureza sobre la tierra. 11 No
haya impureza ante nuestro Dios en el pueblo que se eligió para reinar. 12 Escrito está también: «Maldito sea quien yazca con la mujer de su padre, pues franqueó la intimidad de su padre». Y dijeron todos los santos del Señor: «Amén, amén».
13 Y tú, Moisés, ordena a los hijos de Israel que guarden este mandato, pues es sentencia capital e impureza, y no hay remisión posible para el hombre que hiciere esto, sino muerte: mátenlo por lapidación y extírpenlo del pueblo de nuestro Dios. 14 No debe vivir ni un día en la tierra
cualquier hombre que lo hiciera en Israel, pues abominable e impuro es. 15 No digan: «Rubén tuvo vida y remisión tras yacer con la concubina de su padre cuando ésta tenía marido, cuando aún vivía su marido, su padre, Jacob», 16 pues no se había revelado hasta entonces la norma, sentencia y ley completa en todo. En tus días hay leyes de término y plazo y leyes eternas para siempre. 17 Esta ley no tiene término de días, ni hay remisión alguna de ella, sino que se extirpe a ambos del pueblo: en el mismo día en que lo hagan, que los maten.
18 Tú, Moisés, escribe a Israel que la guarden y no hagan semejante cosa, no caigan en culpa capital, pues el Señor, nuestro Dios, es juez que no hace acepción de persona ni acepta cohecho. 19 Diles estas palabras de su ley; que oigan y la guarden y observen, para que no perezcan y sean exterminados de la tierra, pues impureza, abominación, mancha y horror son todos los que hacen tal en la tierra ante nuestro Dios. 20 No hay pecado mayor que la fornicación que se comete sobre la tierra, pues pueblo santo es Israel para el Señor, su Dios, pueblo de su heredad, pueblo sacerdotal, real y de su posesión; no debe aparecer tal impureza entre el pueblo santo.

Nombres de los hijos de Jacob
21 En el año tercero de este sexto septenario sucedió que marcharon Jacob y todos sus hijos y moraron en la casa de Abrahán, cerca de su padre, Isaac, y su madre, Rebeca. 22 Estos son los nombres de los hijos de Jacob: Rubén, su primogénito, Simeón, Leví, Judá, Isacar, Zebulón, hijos
de Lía. Hijos de Raquel: José y Benjamín. Hijos de Bala: Dan y Neftalí.
Hijos de Zelfa: Gad y Aser; y Dina, hija de Lía, hija única de Jacob.
23 Cuando llegaron se prosternaron ante Rebeca e Isaac. Este, al verlos, bendijo a Jacob y a todos sus hijos. 24 Isaac se alegró mucho, pues vio a los hijos de su hijo menor Jacob, y los bendijo.

Guerras de los amorreos contra Jacob
34 1 En el año sexto de este septenario de este jubileo cuadragésimo cuarto, Jacob envió a sus hijos, con sus siervos, a apacentar sus rebaños a los pastos de Siquén. 2 Se reunieron contra ellos los siete reyes y se ocultaron en el bosque con la intención de matarlos y apoderarse de sus
animales. 3 Jacob, Leví, Judá y José estaban en casa con su padre, Isaac, pues se hallaba triste de ánimo y no podían dejarlo, así como Benjamín, que era menor, por lo que se quedaba con su padre. 4 Llegaron los reyes Tafo, Ares, Saragán, Silo, Gaas, Betorón, Manisacer, junto con los que
habitan en este monte y los que viven en los bosques de la tierra de Canaán. 5 A Jacob le informaron con estas palabras: «Los reyes amorreos han cercado a tus hijos y saqueado sus rebaños». 6 Saliendo de su casa él, sus tres hijos y todos los siervos de su padre y suyos fueron contra ellos con seis mil hombres armados con espadas. 7 Los mató en los pastos de
Siquén, persiguiendo a los fugitivos y exterminándolos a punta de espada: mató a Ares, Tafo, Saragán, Silo, Manisacer y Gaas. 8 Volvió a reunir Jacob sus ganados, prevaleciendo sobre ellos e imponiéndoles tributo, por el que darían un quinto del producto de sus tierras. Construyó Rabel y Tamnat Saré, 9 y volvió sano y salvo, habiendo hecho con ellos la paz.Y fueron sus siervos hasta el día en que bajaron él y sus hijos a Egipto.

José vendido a los egipcios
10 En el año séptimo de este septenario envió a José desde su casa a tierra de Siquén a averiguar cómo estaban sus hermanos, y los encontró en el país de Dotain. 11 Lo engañaron y tramaron contra él el designio de matarlo. Pero, cambiando de opinión, lo vendieron a unos nómadas ismaelitas, que lo llevaron a Egipto y lo vendieron a Putifar, eunuco del faraón, jefe de la guardia y sacrificador de la ciudad de Heliópolis. 12 Los hijos de Jacob degollaron un cabrito, mancharon la ropa de José con su sangre y la mandaron a su padre, Jacob, el diez del mes séptimo. 13 Hizo
duelo Jacob toda aquella noche, pues se la trajeron por la tarde. Le entró fiebre por el duelo de su muerte, pues se dijo: «Una alimaña ha devorado a José». Hicieron duelo con él todos los hombres de su casa aquel día y estuvieron lamentándose y haciendo duelo con él todo aquel día.
14 Sus hijos e hija iban a consolarlo, pero no se consoló por su hijo.
15 Aquel día oyó Bala que había perecido José y murió de pesar: vivía en Cafratef. También Dina, hija de Jacob, murió tras la pérdida de José, teniendo lugar en Israel estos tres duelos en un solo mes. 16 Sepultaron a Bala frente a la tumba de Raquel, y también a Dina, hija de Jacob, la sepultaron allí. 17 Estuvieron de luto por José un año, pero Jacob no se consoló, pues se decía: «Bajaré a la tumba guardando luto por mi hijo».

Institución del día de la Expiación
18 Por eso se estableció a los hijos de Israel que guardasen luto el diez del séptimo mes, día en que llegó la luctuosa nueva de José a Jacob, su padre, y que en él expíen por su pecado con un cabrito, el diez del mes séptimo, una vez al año, pues apenaron las entrañas de su padre a causa
de su hijo José. 19 Se estableció este día para que en él se entristezcan por su pecado, por todas sus culpas y errores, para que se purifiquen en este día, una vez al año.

Mujeres de los hijos de Jacob
20 Tras la pérdida de José, los hijos de Jacob tomaron para sí mujeres: la mujer de Rubén se llamaba Ada; la de Simeón, Adiba, la cananea; la de Leví, Melca, de las hijas de Arán, descendiente de los hijos de Tare; la de Judá, Betasuel, la cananea; la de Isacar, Hezaqa; la de Zabulón: Niimán; la de Dan, Egla; la de Neftalí, Rasuel, de Mesopotamia; la de Gad, Maka; la de Aser, Yoná; la de José, Asenet, la egipcia, y la de Benjamín, Jescá. 21 Simeón volvió a tomar una segunda mujer de Mesopotamia, como sus hermanos.

Recomendaciones de Rebeca a Jacob
35 1 En el año primero del primer septenario del jubileo cuadragésimo quinto llamó Rebeca a su hijo Jacob y le encomendó acerca de su padre y hermano que los honrase mientras viviese. 2 Dijo Jacob:
-Haré todo como me has mandado, pues honroso y grande es para mí este mandato y justo ante el Señor que los honre. 3 Tú conoces, madre, desde el día en que nací hasta hoy, todos mis actos y cuanto hay en mi corazón y que siempre procuro lo bueno a todos. 4 ¿Cómo no he de cumplir
este mandato que me ordenas de honrar a mi padre y hermano?
5 Dime, madre: ¿qué extravío has visto en mí, que me aparte de él y se me tenga misericordia?
6 Respondióle:
-Hijo mío, en todos mis días no he visto en ti ninguna acción torcida, sino recta. Pero te diré la verdad, hijo mío: yo moriré este año, no pasaré de este año de mi vida, pues he visto en sueños el día de mi muerte y que no viviré más de ciento cincuenta y cinco años: he cumplido ya todos los días de mi vida.
7 Jacob se rió de las palabras de su madre, pues le decía que iba a morir mientras estaba ante él con energía, sin haber perdido su fuerza, siendo que entraba y salía, veía bien, tenía dientes sanos, y no la había afligido ninguna enfermedad en todos los días de su vida. 8 Le replicó
Jacob:
-Bienaventurado sería yo si se aproximara el número de mis días a los tuyos y si tuviera energía tal como la tuya: no vas a morir, pues vano delirio es lo que me dices acerca de tu muerte.

Rebeca pide a Isaac que haga jurar a Esaú
9 Ella entró a ver a Isaac y le dijo:
-Una cosa te ruego: haz jurar a Esaú que no injurie a Jacob, ni lo persiga con saña. Tú sabes que los pensamientos de Esaú son malos desde su niñez y no hay en el bondad, pues quiere matarlo tras tu muerte.
10 Conoces todo lo que ha hecho desde el día en que su hermano Jacob fue a Harrán hasta este día, que con toda intención nos abandonó y obró mal con nosotros, recogió tus ganados y saqueó toda tu propiedad ante tu rostro. 11 Cuando le suplicamos y pedimos lo que era nuestro, hacía como que nos compadecía. 12 Te amargaba porque bendijiste a Jacob, tu hijo perfecto y recto, pues no tiene maldad, sino bondad. Desde que llegó de Harrán hasta hoy no deja que nos falte nada, pues nos trae todo en su momento a diario y se alegra de todo corazón cuando lo tomamos de su mano. Nos bendice y no se ha separado de nosotros desde que llegó de Harrán hasta hoy, y vive con nosotros permanentemente en casa, honrándonos.
13 Respondióle Isaac:
-Yo también conozco y veo las obras de Jacob con nosotros: cómo nos honra de todo corazón. Antaño amé más a Esaú que a Jacob, porque nació primero, pero ahora prefiero Jacob a Esaú. Este ha multiplicado sus malas acciones y no hay en él justicia, pues toda su conducta es iniquidad y violencia, no habiendo justicia a su alrededor. 14 Mi corazón se turba ahora por todas sus acciones, pues él y su linaje no van a salvarse. Desaparecerá de la tierra y serán exterminados de bajo el cielo, porque handejado él y sus hijos al Dios de Abrahán y han seguido a sus mujeres, su impureza y sus yerros. 15 Tú me dices que le haga jurar que no matará a su hermano Jacob: aunque jurara, no cumpliría su juramento, ni obrará bondad, sino mal. 16 Pero si quisiera matar a su hermano Jacob, será entregado en manos de éste y no escapará, pues en ellas caerá. 17 No temas tú por Jacob, pues su custodio es mayor, más fuerte, honorable y loable
que el de Esaú.

Juramento de Esaú
18 Entonces Rebeca mandó llamar a Esaú. Este vino a ella, y Rebeca
le dijo:
-Hijo mío, tengo que hacerte un ruego: dime que me lo concederás, hijo mío.
19 Respondió:
-Haré cuanto me digas y no rechazaré tu ruego.
20 Añadió Rebeca:
-Te pido que, el día en que muera, me lleves a enterrar junto a Sara, madre de tu padre. Que os améis tú y Jacob mutuamente, y no procure el uno mal al otro, sino sólo mutuo amor, para que prosperéis, hijosmíos, crezcáis sobre la tierra y no se regocije por vosotros ningún enemigo; seréis así bendición y misericordia ante los ojos de todos los que os aman.
21 Respondió Esaú:
-Haré cuanto me ordenas: te enterraré cuando mueras cerca de Sara, madre de mi padre; del mismo modo que amaste sus huesos, estarán cerca los tuyos. 22 En cuanto a mi hermano Jacob, lo amo más que a cualquier mortal, pues no tengo en toda la tierra otro hermano más que él. No es para mí gran cosa amarlo, pues es mi hermano: juntos fuimos sembrados en tu vientre y juntos salimos de tus entrañas; si no amo a mi hermano, ¿a quién he de amar? 23 Unicamente te ruego que amonestes a Jacob acerca de mí y mis hijos, pues sé que ha de reinar sobre nosotros: el día en que lo bendijo mi padre, lo hizo alto, y a mí, bajo. 24 Yo te juro que lo amo y que no le procuraré mal en todos los días de mi vida, sino sólo bien.
Y le juró todo esto. 25 Ella llamó a Jacob ante los ojos de Esaú y lemandó según lo que había hablado con éste. 216 Dijo Jacob:
-Yo haré tu gusto, y ten la certeza de que no saldrá de mí ni de mis hijos mal contra Esaú, ni emprenderé nada que no sea mutuo amor.

Muerte de Rebeca
27 Comieron y bebieron ella y sus hijos aquella noche. Murió Rebeca a la edad de tres jubileos, un septenario y un año aquella misma noche.
La sepultaron sus dos hijos, Esaú y Jacob, en la cueva de Macfe1a, junto a Sara, madre del padre de ambos.

Instrucciones de Isaac sobre su tumba
36 1 En el año sexto de este jubileo llamó Isaac a sus dos hijos, Esaú y Jacob. Se presentaron ante él, y les dijo:
-Hijos míos, voy a emprender el camino de mis padres, voy a la casa eterna donde están mis padres. 2 Enterradme cerca de mi padre, Abrahán, en la cueva de Macfela, en el campo del heteo Efrón, que adquirió Abrahán como panteón fúnebre: allí, en la tumba que excavé para mí, enterradme. tierra, para que el Señor os cumpla cuanto dijo que haría a Abrahán y su descendencia. 4 Hijos míos, sed entre vosotros tales que améis a vuestros hermanos como uno se ama a sí mismo, procurando el uno al otro lo que sea bueno para él, obrando juntos en la tierra y amándoos mutuamente cada uno como a sí mismo. 5 Acerca de los ídolos, os ordeno y os exhorto
a rechazarlos, combatirlos y no amarlos, pues están llenos de perdición para los que los adoran y los que se prosternan ante ellos. 6 Recordad, hijos míos, al Señor, Dios de vuestro padre Abrahán, al que también yo he adorado y servido justa y gozosamente, para que os multiplique y haga crecer vuestra descendencia como los astros del cielo en abundancia y os plante en la tierra como vástago justo que no será desarraigado en todas las generaciones futuras.
7 Yo ahora os conjuro con juramento tan grande que no lo hay mayor, en nombre del Glorioso, Honrado, Grande, Magnífico, Maravilloso y Fuerte, que hizo los cielos, la tierra y todo junto, a que os contéis entre los que lo temen y adoran. 8 Amad cada uno a su hermano con compasión
y justicia, no queriendo mal ninguno a su hermano desde ahora hasta siempre, todos los días de vuestra vida, para que prosperéis en todas vuestras acciones y no perezcáis. 9 Si de vosotros hubiera quien procurase mal a su hermano, sepa desde ahora que el que así obra con su hermano
caerá en su mano y será exterminado de la tierra de los vivos y perecerá su descendencia bajo el cielo. 10 En día de turbación, maldición, ira e indignación, con fuego ardiente devorador como el que quemó a Sodoma, así arderá su tierra, su ciudad y cuanto sea suyo. Será borrado del libro de
la disciplina de los hijos de los hombres y no será registrado en el libro de la vida, sino en el de la destrucción, perdición y maldición eterna, para que cada día se renueve su sentencia a injuria, maldición, ira, tormento, indignación, plaga y enfermedad eternas. 11 Yo digo y testifico, hijos
míos, que tal castigo será el que alcanzará a cualquiera que quiera hacer oprobio a su hermano.

Herencia de Jacob y Esaú
12 Aquel día dividió todas sus posesiones entre los dos, concediendo la mejor parte al que había nacido primero, con la torre, cuanto había a su alrededor y cuanto adquirió Abrahán en Bersabee. 13 Dijo Isaac:
-Esta parte mayor doy al que nació primero.
14 Respondió Esaú:
-Se la vendí a Jacob y le di mi primogenitura: séa1e concedida. No tengo nada que decir sobre eso, pues es suya.
15 Añadió Isaac:
-Repose en vosotros la bendición, hijos míos, y en vuestro linaje, en este día porque me habéis dado descanso, y no atormenta mi corazón el temor de que por la primogenitura tú cometas maldad. 16 El Señor Altísimo bendiga al que hace justicia, a él y a su linaje eternamente.
17 Y acabó de darles órdenes y bendecirles. Comieron y bebieron ante él juntos, y se alegró, pues había concordia entre ellos. Salieron de su lado, descansaron aquel día y durmieron allí.

Muerte de Isaac y de Lía
18 Isaac se durmió en su lecho aquel día, contento, y durmió el sueño eterno. Murió a los ciento ochenta años, habiendo cumplido veinticinco septenarios y cinco años, y lo sepultaron sus dos hijos, Esaú y Jacob.
19 Luego Esaú fue a la tierra de Edom, al monte Seír, y moró allí. 20 Jacob, por su parte, moró en el monte Hebrón, en la torre de la tierra a la que había emigrado su padre Abrahán, y adoró al Señor con todo su corazón, según los preceptos revelados, de acuerdo con la división de los días de su generación. 21 Murió su mujer, Lía, el año cuarto del segundo septenario del jubileo cuadragésimo quinto, y la sepultó en la cueva de Macfela, junto a su madre, Rebeca, a la izquierda de la tumba de Sara, madre de su padre. 22 Vinieron los hijos de ambos a llorar con él a Lía, su mujer, y a consolarlo, pues estaba en duelo por ella, 23 porque la amaba muchísimo desde que murió su hermana Raquel. Era perfecta y recta en toda su conducta y honraba a Jacob: en todos los días que vivió con él no oyó nunca de su boca palabra áspera, pues tenía mansedumbre, paz, rectitud y honradez. 24 Se acordaba Jacob de todas sus acciones que había hecho en vida, y hacia gran duelo por ella, pues la amaba con todo su corazón y con toda su alma.

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